El corazón insiste.

39. No cumpleaños

Alex tenía decidido lo que tenía que hacer y solo esperaba darse valor, necesitaba de la complicidad tanto de Alexa como de la de Lorena para que todo saliera como ella lo deseaba.

—Está todo listo, tía Alex. Espero que no hayamos exagerado demasiado.

—Todo está más que perfecgo. Gracias a las dos por toda su ayuda, son mis salvadoras.

—Nunca pensé que nos pidieras esto, tía. O sea, especialmente a nosotras, pero gracias por la confianza.

—Espero que esto no salga como sus otros dos planes, pero tomaré el riesgo de todas formas, todo sea por Sam.

—Estoy segura que esto le va a encantar a mi tía Sam. Creo conocerla lo suficiente para saber que va a disfrutar de todo esto y te lo va a agradecer mucho, Alex.

—Tus palabras me tranquilizan, Lorena. ¿Igual pueden desearme suerte, por favor?

—No creo que la necesites, tía, pero está bien. Mucha suerte.

—Sí, suerte, éxito y buena fortuna, Alex.

—Gracias, son increíbles ustedes dos.

—Lo sabemos, tía. Somos geniales.

—Que bueno que lo saben, Alexa. Debo irme ya, pero gracias de nuevo. Ojalá Sam no esté ocupada o quiera matarme, pero ella vale cualquier cosa.

—Tranquila, tía. Te has enfrentado a cosas más fuertes y peligrosas.

—No es lo mismo, Alexa. Le tengo más miedo a Sam que a las balas o maleantes.

—Ningún miedo, súbete a tu moto y ve por Sam.

—Ok, ok. Nos vemos. —Alex despareció de escena, dejando a Alexa y Lorena cansadas por andar organizando todo. Aunque físicamente estaban exhaustas, también se sentían muy emocionadas.

—Lo que se le ocurrió a tu tía es en realidad muy tierno. Conforme nos iba explicando su plan y sus razones, creo que en algún momento casi quise llorar.

—Así es mi tía Alex, tiene un corazón puro y tierno. Te puedo asegurar que mi vida era muy diferente hasta el día en que tocó la puerta de mi hogar y se presentó como mi tía. Ese fue uno de los días más bonitos e importantes de mi vida.

—Pues por eso enamoró a mi tía Sam, diría que ambas son grandes personas que siempre hacen reír y hacer felices a las personas que están cerca de ellas.

—Y estoy segura que con esto se vuelve a enamorar, al menos creo que eso me pasaría a mí de estar en su lugar.

—Sería bueno, ellas como que se harían muy buena compañía.

—Sí y podrían tener lo que siempre quisieron, su propia familia.

—Voy a cruzar los dedos para que todo salga bien.

—Sí, por favor, vida. Permite que todo salga bien.

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Alex buscó a Sam en su casa y para su mala fortuna no la encontró. Sin embargo, no se iba a rendir fácilmente y decidió esperarla afuera de su casa. No importaba todo lo que tuviera que esperarla, no se movería de ahí. Después de un rato se cansó y se sentó en el césped, hasta que terminó recostándose, para dormir solo un instante.

—¿Se te perdió la cama, Alex Danvers? —Sam se rio a carcajadas, en lo que Alex sacudía su cabello y ropa.

—Sam, al fin llegaste.

—No sabía que vendrías a mi casa, ni siquiera sé cómo llegaste. No recuerdo haberte dado mi dirección para empezar... ¿Lo hice?

—Fue Lorena, no te molestes con ella, por favor. —Sam se rio, enojarse con Lorena no era una opción muy factible. Era algo que ni siquiera imaginaba que pudiera ser posible, para empezar.