44. Picnic

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Caminar de la mano con Kara me parecía el sueño más bonito que alguna vez una chica de dieciséis años había tenido en mente. Tenía suficientes razones para sentirme feliz y especialmente por ver a Kara sonriéndome. Llegamos al romántico lugar que esperaba por mí y por el amor de mi vida.

—¿En qué momento organizaste todo esto? —Me reí por ver el rostro lleno de sorpresa de Kara y por la forma en la que me cuestionaba.

—Tenía las ideas y los contactos correctos.

—¿Alguna vez dejas de estar planeando?

—Me parece que no.

—Seguro ya tienes pensado cómo será nuestra boda y si pudieras firmar por mí, también lo harías.

—Tampoco la exageración, Kara. Me gustaría que ese día sea muy especial para ti y por eso debemos planearlo juntas.

—Esa idea me agrada.

—Y espero que esta comida también.

—Huele delicioso y ya muero por comer.

—Adelante.

—Pero antes... Muchas gracias por todo, nunca dejas de sorprenderme, eres la mejor. —Kara me dio un beso para recordar y después se dispuso a comer feliz como una niña pequeña. Justo frente a mis ojos estaba la misma expresión de alegría y felicidad como aquellas tardes donde Kara y yo compartíamos un helado, me perdí en ese momento deseando que fuera eterno. —¿No piensas comer, mi amor?

—Sí, es solo que me gusta observarte mientras comes.

—Solo a ti te puede gustar ver eso de mí. Siempre estoy comiendo como si no hubiera mañana sin importarme nada.

—Bueno, ahora sabes que tengo una debilidad por cada cosa que hagas, así sea comiendo.

—¿Bromeas?

—Claro que no, puedes llamarme exagerada o lo que sea, pero podría verte haciendo nada y creo que me sentiría feliz... Todo con tal de tenerte cerca de mí.

—Sigues siendo tan dulce, Lena.

—Pese a lo que creía, parece que todavía conservo algo de dulzura. Fue algo complicado tratarte antes con una frialdad o indiferencia que nunca he sentido del todo... Estaba muy dolida.

—Lo merecía y hasta más, rompí tu corazón, Lena. Las cosas que pasaron, sé que nunca podremos olvidarlas...

—¿Olvidar? No. Aunque sanar y perdonar, eso sí. Este es un nuevo comienzo y ahora no vamos a dejar que nada nos vuelva a separar. Esta vez enfrentaremos juntas todo lo que se quiera interponer en el camino. ¿Te parece bien?

—Así lo haremos, amor. Lucharemos por nuestra felicidad y la de nuestras hermosas hijas.

—Ahora que miro hacia atrás, me doy cuenta de que aunque pudieron ser mejor muchas cosas, lo más bonito de todo es la existencia de Lorena y Alexa, creo que ambas coincidiremos en que ellas son lo mejor de nuestras vidas.

—Lo son. Ser la madre de Alexa, pese a la etapa en la que sucedió y su padre, ha sido maravilloso. Mi hija ha sido mi fortaleza y ancla en mis momentos más complicados.

—Justo a eso me refería, a lo que ellas significan para nosotras y que cuando tuve en mis brazos por primera vez a Lorena, yo me sentí tan bien y tan feliz. Me propuse hacer todo por su bienestar y solo espero haberlo hecho de forma correcta.

—Sí, Lorena es una chica tan dulce, educada y alegre, lo hiciste muy bien.

—Y Alexa es valiente, ocurrente, divertida, pero una muy buena persona.

El corazón insiste.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora