2. Me gustas

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No importa cuánto tiempo haya pasado ni la distancia de por medio, me sigo emocionando cada que recuerdo ese día y sus palabras.

Pensaba que yo no le importaba en lo absoluto y de pronto estaba ahí diciéndome que yo también le gustaba. ¿Estaba soñando? Tal vez, porque ella fue el sueño del que nunca quise despertar, hasta que me destruyó la realidad.

—Ahora soy yo a la que le cuesta creer que yo te guste...

—¿Te has visto en un espejo últimamente? Eres muy hermosa, Lena. No me hagas pensar que tu vista es peor que la mía.—De todas las personas que habían halagado mi apariencia física, era la primera vez que me sentía feliz y a la vez sonrojada.

—Gracias, Kara. A mí me gusta mucho tu voz.—Si a alguien le interesaba saberlo, yo también me desespero con mi versión de juventud y las cosas que decía de la nada.

—¿Mi voz?

—Sí, aunque creo que no me expresé bien.—Me dije mentalmente que tenía que ordenar mis ideas de una buena vez—Por supuesto que creo que eres muy bonita, Kara, sólo quería que sepas que me encanta tu voz.

—Nadie nunca me había dicho eso.

—En ocasiones, yo verdaderamente no entiendo a las personas. ¿Cómo alguien puede escucharte y no decirte lo bien que hace oír tu voz?—Sonrío y después se puso un tanto pensativa.

—Nadie se fija en ese tipo de cosas, Lena.

—Yo lo hago todo el tiempo.

—Tú pareces ser muy especial, algo me dice que sí lo eres.

—¿Especial bien o especial mal?

—Especial en el mejor de los sentidos, de esas personas que sólo se encuentran una vez en la vida y que nunca deseas que se vayan.—Esta era una de las tantas cosas por las que Kara me fue enamorando cada día, decía lo que sentía y me hacía sentir la persona más afortunada del mundo...

—Me gusta mucho cómo te expresas, ojalá yo pudiera aprender eso de ti, porque soy un completo desastre.

—No creo que lo seas, pero de serlo, serías un hermoso desastre de ojos verdes.—Lo dijo entre una sonrisa, como si le gustara que yo fuera tan complicada en mi forma de ser.

—Tal vez sí lo sea, en especial por los ojos de ese color.—Si algo siempre me había gustado de mí eran mis ojos, hasta que me enamoré de unos ojos azules y no existió algo más bello para mí.

—Tus ojos son hermosos, parecen tener tanta vida. Sabes, mi madre tiene los ojos verdes también, pero yo heredé el color azul de mi abuela.

—Probablemente si tienes un hijo o hija pueda tener los ojos verdes.

—Si van a ser como los tuyos, me encantaría. Aunque claro, no tengo prisa por averiguar nada, espero que pasen muchos años para que yo tenga una familia.

—Te parecerá curioso, pero yo ni siquiera soy capaz de imaginarme casada. No lo sé, se me haría muy extraño ser la esposa de alguien.

—¿Qué tendré que hacer para convencerte que te cases conmigo?—Aunque sabía que estaba bromeando e incluso me reí, la realidad es que ella no tenía que hacer nada para convencerme, con ella me habría casado sin pensarlo por más que dijera lo contrario.

—Tendrás que esforzarte si algún día quieres ser una Luthor, aunque yo no te recomendaría formar parte de la familia...—Inevitablemente, pensé en mis padres de nuevo y eso me entristeció. Kara acercó su silla hacia mí y me abrazó. Juro que no quería llorar e intenté contenerme lo más que pude, pero no pude evitar que algunas lágrimas bajaran por mis mejillas.

El corazón insiste.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora