El corazón insiste.

41. Reinicio

Por un momento, todo se sintió como si el mundo dejara de existir y los fantasmas del pasado se fueran desvaneciendo por fin. Solo la vida sabía cuánto había amado a esta mujer que ahora tenía cerca de mí y lo mucho que había extrañado besarla. Al principio, se sentía como si todo fuera un sueño del que evidentemente yo no quería despertar... Sin embargo, tal vez era todo lo contrario y por fin estábamos despertando de la pesadilla en la que se habían convertido nuestras vidas.

Estar sin Kara me había producido un dolor que nunca se fue de mi pecho, hasta este momento. Al fin la paz se había hecho presente y este era el fin de una guerra que nunca tuvo sentido para empezar.

Kara y yo nos besamos con necesidad, como dos personas sedientas cuando vuelven a beber agua, así de grandes eran nuestras ganas de estar juntas. Nos despegamos apenas para poder recuperar la respiración, pero mantuvimos pegadas nuestras frentes y seguí tomando con mis manos su rostro. Sonreí al tener en primera fila esos hermosos ojos azules que tanto me encantaban, le quité los anteojos para apreciarla mejor y ella me pareció tan bonita como lo era hace veinte años.

No sé qué tenía Kara que se veía tan diferente sin los anteojos, pero seguía siendo ella, la misma chica que sabía acelerar mi corazón con su tierna sonrisa. Lógicamente, ella había cambiado con los años, pero yo la veía incluso más bella que antes. Ya no éramos aquellas adolescentes que apenas empezaban a descubrir la vida, más el amor, ese jamás se había ido.

No voy a negar que todavía tengo muchos miedos respecto a nosotras, pero la esperanza ha sido más grande que las dudas y por ahora, con esto me parece más que suficiente.

—Juro que creí que jamás volvería a besarte, fue toda una larga agonía.

—Te entiendo perfectamente, Kara. 

—Me cuesta creer que estemos juntas de nuevo... 

—A mí también. Se siente todo tan diferente a lo que fue antes, pero eso no necesariamente es algo malo, solo eso, diferente.

—No somos las personas que fuimos antes...

—No, aunque por lo mismo, ahora tenemos la oportunidad de hacerlo bien.

—Mi deseo más grande es hacerte feliz, Lena. Ojalá la vida me permita estar mucho tiempo contigo y cambiar las lágrimas que te provoqué por sonrisas.

—Parece que lo estás haciendo bien, Kara, hace años que no me sentía de esta forma.

—Te amo, Lena. Te amo tanto que se lo gritaría a todo el mundo si pudiera.

—Te amo, bonita.

—Pensaba que nada podría superar que volvieras a decirme "te amo", pero entonces terminaste la frase con "bonita". Me siento realmente emocionada y conmovida.

—Lo mismo que yo al leer cada una de las páginas que escribiste pensando en nosotras, deberías publicar tu libro. Hablo muy en serio.

—Eso deberías considerarlo tú, el libro es todo tuyo.

—Creí que solo querías que lo leyera.

—Deseaba que pudieras leerme, pero más que eso... Yo quería que lo tengas en tu poder, te pertenece igual que mi corazón.

—Cuidaré bien de ambos.

—De eso no tengo la menor duda, Lena.

—Seguimos en el auto... ¿A dónde deberíamos ir?

—No importa el lugar, Lena, mientras pueda estar contigo.

—Todavía me debes un viaje.

—Lo recuerdo. Dime cuándo quieres realizarlo para pedir vacaciones en mi trabajo.