33. Desde el corazón.

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Después de cerciorarse no sé cuantas veces de que mi pie en serio estaba bien, Kara por fin empezó a relajarse. Yo tenía una necesidad tonta de sonreír por verla así, pero sabía que no podía permitirme esa clase de emociones ni confusiones con ella, así que me mantuve con mi tradicional fachada de seriedad.

—Gracias, Kara.—Yo podía ser muy orgullosa, seguir dolida con ella, pero nunca había sido una malagradecida. Para mí fue lindo que se mantuviera a mi lado y cuidándome, más allá de todo.

—No fue nada. Además, tuve mucho que ver con tu accidente, lo siento.

—En cierto modo es verdad, pero igual gracias por llevarme al médico y no dejarme sola.

—Necesitaba saberte bien... ¿Crees que podríamos hablar, Lena?

—¿Qué sentido tiene, Kara? Ya nos dijimos todo.

—Por favor.

—Está bien. Solo porque la última vez que me negué a escucharte terminé casi con un pie roto.

—Gracias.

—¿De qué quieres hablar?

—Quiero hablarte de mí.

—¿Algún otro secreto que me quieras confesar?

—No es tanto como eso...—Kara no me decía mucho y eso empezaba a desesperarme. No es que yo tuviera prisa o algo por hacer, solo que me recordaba cuando no me decía las cosas ni confiaba en mí. Esos silencios nos habían terminado separando y por lo mismo no los toleraba.

—Si no piensas decirme nada... Entonces te pido que te vayas. No sé qué más quieres de mí, pero ya no quiero llorar nunca más por ti.—Al fin yo había dicho algo que sí sentía, realmente no quería volver a sufrir por Kara, no estaba dispuesta a volver a pasar por ese dolor y terminar vacía.

—Lena, sé que hablaste con Mike...—Su simple nombre me hacía enfurecer, pero lo que más me molestaba es que él hubiera estado cerca de Kara de nuevo. Yo le había dicho tantas tonterías a Mike que no me sorprendería que nuevamente, Kara pensara lo peor de mí.

—¿Y qué con eso?, ¿Qué mentiras te dijo sobre mí ahora? Es más, ya no me importa. Puedes desconfiar de mí todo lo que quieras.

—No, Lena. Nada de lo que diga Mike me interesa. Tú no eres así como pretendes hacerme creer.

—¿Estás segura de eso, Kara? Porque el dolor nos cambia. Y como bien sabes, a mí me han lastimado toda la vida. Nunca podrás experimentar todo el dolor que he sentido cada día, desde que se te ocurrió creerle a Mike y alejarme de tu vida. Lo peor de todo es que me convenciste de creer que yo no merecía tu amor y él sí. Así que haz lo que hiciste hace dieciocho años y vuelve a olvidar que existo.

—Antes de hacer eso, necesito decirte unas cuantas cosas, Lena. Yo te pensé y extrañé cada día. Quizá no me creas o no te interese, pero sufrí estando sin ti.  Sé que ya no soy digna de tu confianza, pero ojalá puedas ver que te hablo con la verdad. Te he amado desde el primer día en el que te conocí y aunque mis errores no los puedo cambiar, mis sentimientos por ti se han mantenido a pesar del tiempo y la distancia.

—El amor se demuestra, Kara y ese no ha sido tu caso.

—Lo sé, te fallé...

—Sí y ahora es tarde para las dos.

—Pasé muchos años convencida de que el tiempo había pasado y que no había nada más por hacer, pero eso ya no me va a limitar. No importa si es tarde o  si ya no tiene sentido para ti. Lo que he venido a decirte es que te amo y que lo haré por siempre, nunca debí renunciar a ti y ahora no volveré a caer en lo mismo. Estoy dispuesta a luchar por ti, como siempre debí hacerlo, como merecías que lo hiciera.—Kara lloraba y yo también, con la diferencia que a mí me seguía dominando el dolor y a ella la culpa.

El corazón insiste.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora