Ana
La gran decoracion de aquel salón se hizo presente cómo primera vista.
Dejándome ver un hermoso arreglo de flores azules claros, mezclados con una base dorada en casa mesa.
La pinta del salón, era muy rústica y linda, tenia unos ventanales gigantes que dejaban ver un poco la vista hacia la vereda, luces tenues en candelabros hermosos,
Mesas y sillas decoradas tan lindas, que seguramente valían más que toda mi casa completa.
Jamás había estado en un lugar así en mi vida, desde lejos se notaba que todo a mi alrededor no iba conmigo, era como un palacio de los siglos XV, cómo de esos sacados de las películas de Disney.
A mí me recordaba al palacio de la Cenicienta, dónde bailo con el príncipe.
Y no era por exagerar, pero de verdad era tan bello, que en el momento que entre, quedé fascinada con todo.
—Nombre...— un chico alto rubio, al frente nuestro me saco de mi trance.
Al parecer era el recepcionista
—Mateo Palacios.— afirmó seguro mi acompañante
El rubio busco en su lista, antes de asentir
—Si.. aquí está.— sonrió amable, antes de voltear a verme y preguntar serio —¿Y usted? ¿Me podría dar su nombre.?—Justo cuando iba a responder, Mateo se adelantó dejándome con la palabra en la boca
—Es mi acompañante...— último serioEl recepcionista presionando por la mirada fulminante de Mateo, no omitió nada más, e hizo una seña, para que pudiéramos entrar.
Yo sin haberme despegado del morocho en ningún momento, seguí a su par, hasta llegar a una puerta de cristal hermosa, dónde de cada lado se encontraba pibes con trajes impecables, quienes al vernos acercarnos abrieron la puerta lentamente para nosotros.
Uy qué sofisticado...
Mi acompañante agradeció con un leve gesto con la cabeza, antes de acomodar mejor su brazo del cual yo me encontraba agarrada, tomando una bocanada de aire, cómo si de agarrar valor se tratase.
Nuevamente avanzamos hasta llegar donde yacían otras personas de la alta sociedad, conviviendo con los de su entorno.
Y hasta ese momento pensé en tal vez haber venido mejor vestida...
Me sentía un poco incómoda al ver a todas las chicas rubias y de cuerpos esculturales, piernas definidas, con vestidos de grandes escotes, de marcas que ni costeando yo compraría.
En cuanto nos hicimos presentes en el gran salón, las miradas no tardaron en hacerse presentes sobre nosotros.
Podía diferenciar entre miradas de reprobación, de curiosidad y de impacto.
No sabía si era por mi, por qué obviamente no me veía de ese entorno, o por mi barriga de embarazada, por qué venía con Mateo y podrían flashear cualquiera.
Entre tantas miradas y susurros de crítica, no note cuando no detuvimos nuestra caminata, hasta un grupo de personas, dónde se encontraban Pedro Palacios, Juliana, la odiosa de Pía y otras tres personas que suponían eran otra familia de chetos, a su lado.
Las miradas de reprobación y asco, no tardaron en aparecer por parte de esta última familia, desconocida para mí, y una mirada de enojo hacía Mateo, de parte de Pedro.
La cual el morocho decidio ignorar.
—Buenas noches Familia.. y Señores Bulgheroni.— saludo cortes aunque falso, el padre de mi hijo —Lamento llegar tarde, pero tube que pasar por mi acompañante.— informo con una sonrisa de por medio, a lo que yo sentí mis mejillas rojas de la vergüenza
—Les presento a Ana Lindoro... Mi...— me presento ante los demás, pero Pedro lo interrumpió
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Cᴏɴᴛɪɢᴏ / Tʀᴜᴇɴᴏ 🌜
Romance- Tᴏᴅᴏ ᴇsᴛᴏ ᴇs ɢʀᴀᴄɪᴀs ᴀ ᴠᴏs ʏ ᴀ ᴛᴜ ʜᴇʀᴍᴀɴᴀ, sɪ ɴᴏ ᴍᴇ ʜᴜʙɪᴇʀᴀ ɪɴsᴇᴍɪɴᴀᴅᴏ ʏᴏ ᴇsᴛᴀʀɪ́ᴀ ʙɪᴇɴ - ᴇsᴘᴇᴛᴇ ᴄᴏɴ ʀᴀʙɪᴀ - Pᴇʀᴏ ϙᴜɪᴇʀᴏ ʀᴇᴍᴇᴅɪᴀʀʟᴏ, ϙᴜɪᴇʀᴏ ᴇsᴛᴀʀ ᴄᴏɴᴛɪɢᴏ - ʙᴀᴊᴏ sᴜ ᴄᴀʙᴇᴢᴀ Uɴᴀ ᴄʜɪᴄᴀ ϙᴜᴇ ғᴜᴇ ɪɴsᴇᴍɪɴᴀᴅᴀ ᴀʀᴛɪғɪᴄɪᴀʟᴍᴇɴᴛᴇ, ᴄᴏɴ ᴇʟ ᴇsᴘᴇʀᴍᴀ ᴅᴇ ᴜɴ ʜᴏᴍʙʀᴇ s...