Cap 52. 🌜

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Ana

Me quedé muda ante sus palabras...

Mateo tenía razón..

¿Por qué ahora le hacía estos planteos, si ni si quiera planeaba formar parte de la vida del bebé?

Y así, cómo por arte de mágia, todo mi enojo se fue a la mierda, supliendo por tristeza.

Mis ojos se humedecieron, al sentir que yo ni si quiera iba a ser tomada en cuenta, para decidir en qué casa va a vivir, que ropa utilizará, a qué escuela irá, con quién iremos en navidad.... Ni si quiera iba a formar parte de su vida y su crecimiento.

Me sentía una forra total por hacerle eso.

Que decir... Las hormonas del embarazo

Y era verdad, tanto como Mateo ni como yo, estábamos emocionados, si bien el morocho comenzaba a tener esos momentos donde la paternidad le daba una chispa de felicidad, creía que aún no estaba preparado o aún no caía con la realidad, de lo que de verdad es un amor paternal.

Ese amor de un padre, donde podrías hasta traicionar a tus mismos amigos y familia, para proteger a ese niño o niña, ese amor que no importará que camino tomara, siempre lo amarías, ese sentimiento de querer protegerlo con tu propio cuerpo si era posible.

Y obviamente aún yo tampoco tenía ese amor.

Éramos como dos adolescentes sin tener idea de lo duro que iba a ser todo.

Claramente había momentos donde ambos deseamos que ya esté en nuestros brazos, pero apuesto lo que sea que no tenemos ni idea, de lo que es querer a ese bebé, y obvio amarlo.

El día en que los dos pudimos sentir como se movía levemente, fue en sentimiento muy hermosos que me gustaría recordar, y eso causo emoción en mi, después de eso, pude sentirme más cerca del nene, y ahora todas las noches le hablaba.

En conclusión era un sentimiento nuevo, y creo que estábamos más ansiosos por ese sentimiento, que por querer tenerlo en nuestros brazos.

No sé si me explico...

Pero como decia, creo que sí lo quisiéramos tener realmente, estaríamos increíblemente extasiados con cualquier cosa que se trate del bebé, por más mínima que sea.

Pero obviamente eso no era así, por razones que ya todos sabemos.

Igual volviendo a mi conversación con Mateo,

Me encontraba con la cabeza bajo, con los ojos húmedos, sin emitir ningún sonido.

Muy maricona estoy ehhh...

—¿Estás bien Nana.?...— pregunto Dani mirándome expectante y preocupado,

Yo asenti para que se quedará tranquilo, y no se preocupe al pedo..

—Perdon... Me pase ¿cierto.?—  Mateo suspiro una vez que se dió cuenta de mi estado

—No no, nada que ver boludo, solo dijiste la verdad.— mire para otro lado sin dejar que vea mis ojos húmedos

—No, si me pase boluda...— afirmó y me miró con una mueca —Dale no llores...—

—No lloro...— alce mi mirada, intentando sonreí para que no se preocupe, aunque me salió una mueca

—Bahh, pero si tenés los ojos húmedos.— alzó la ceja

—No me des pelota, nada más ando más maricona que antes...— sonreí de boca cerrada, diciendo la verdad, ahora todo me daba sentimiento

Cᴏɴᴛɪɢᴏ / Tʀᴜᴇɴᴏ 🌜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora