Cap 41. 🌜

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Ana

Insertidumbre... era la palabra que en estos momentos me definía, todo mi cuerpo temblaba.

Ahí estaba yo, caminando hacia mi lugar, alado de mi abogado, en una pequeña silla de madera con una mesa de la misma enfrente.

Con mil sentimientos en mi interior, un revoltijo en mi abdomen que se sentía como miles de mariposas o más bien larvas, comiendo mi carne y destruyéndola por completo.

Lose muy descriptivo, pero así se sentía.

Dejando eso de lado, llegué a mi lugar y me senté suspirando, viendo cada movimiento de los presentes.

Admirando como cada uno de mis "rivales" en el juicio tomaba su lugar, incluído Mateo, que era el único que venía con su hermana.

¿Que no tienen padres, que los apoyen?...

Parece que la dejaron sola en esto, y Mateo debe ser su único apoyo.

Bien, se lo merece

Dejando eso de lado, me puse a pensar cuánto tiempo duraría este problema, cuántos juicios más tendrán que pasar, para que despidieran a esa hija de puta.

Espero y no muchos, realmente está situación es agotadora, no me gusta para nada el ambiente en el que me están haciendo pasar, eso no es bueno para el bebé, leí que ...

¿Espera que?...
¿Desde cuándo me preocupo por el feto?

¡Ay no!, espero no empezar a encariñarme con este bebé, o tendré serios problemas después.

Si, debo admitir que leí un par de artículos y libros sobre la maternidad y como debo manejarla, si soy una madre soltera.

Pero valla solo era curiosidad, y qsy era para estar más informada, no hay nada malo en eso ¿O si?

Nahhh no creo es una boludez lo que digo, yo dejaré a este bebé con su padre y listo no más problemas para mí.

¿Segura?

El sonido de la puerta siendo abierta me saco de mi gran duda existencial.

Mire dónde provenía el sonido y note que todos los presentes se levantaban de su asiento, así que también lo hice.

Por la puerta entraba el juez, un hombre viejo de unos 50 años...

¿Que aquí todos son viejos?

Entro con una especie de bata negra que le colgaba hasta los tobillos un camisa blanca debajo, unos anteojos delgados y al parecer con mucho aumento se posaban en el puente de su nariz.

En sus manos tenía unos papeles que parecían importantes, ya que leía con detalle mientras caminaba, y fruncia su ceño.

Una vez que llegó a su lugar alto, en silencio, se sentó en el antes mencionado y nos miro a todos los presentes, antes de hablar.

—Bien... buenas tardes, bienvenidos a los presentes en esta sala.— saludo aquel señor —Soy Carmelo Santori, el juez que llevará el caso.— se presentó
—Antes de empezar debo decir que este caso no es muy común, me sorprendió las circunstancias en las que están, pero también debo aclarar que yo estaré siempre del lado de la justicia y llegaremos al fondo de esto.— finalizó

Si claro...

—Bueno ya con lo dicho aclarado, vamos a empezar... abogados, por favor comiencen con los hechos y con sus versiones de cada uno, expongan el por qué están aquí...— miro cada mesa, en la que estaba yo y la de mi rival

Cᴏɴᴛɪɢᴏ / Tʀᴜᴇɴᴏ 🌜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora