Cap 56. 🌜

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Mateo

Una sonrisa lenta pero dulce se poso por mi rostro en señal de timidez.

Las caricias de mi mano a la suya, eran un símbolo para darle tranquilidad, aunque su tacto es lo que menos me daba a mi.

Y no en un mal sentido...

Si no en el sentido más hermoso que puede haber.

Un gran remolino de emociones se hizo presente en mi abdomen, generando me cosquillas intensas.

Además de un gran sentimiento de vacío y nerviosismo acumulado junto.

Cómo si estuviese en caída libre de alguna montaña rusa.

En un ágil movimiento pero sutil, gire mi vista hacia ella, encontrándome cómo primera estancia esos ojos marrones brillantes mirándome a mi.

Verlos o pensarlos todos los días, se me había hecho una costumbre o necesidad que no podía controlar.

Realmente a estos momentos de mi vida y de lo que vivo cada día, ya no me resistía a nada.

Quiero decir...

Ya no me resistía a esos sentimientos raros que tenía en el pecho o en el estómago, cada vez que me encontraba en estás situaciones con Ana.

Ana era una piba muy linda, risueña, sincera, genuina, amable, fuerte, aguerrida y divertida.

Era lo que cualquiera pudiera pedir, cómo la madre de sus hijos.

Y fuera del papel de madre que me encantaría ver, era muy decidida y gran ser humano.

Una cosa más que admiraba de ella...

Su mirada tierna y destellante, se ganó una vez más mi atención, al ver cómo levemente parpadeo en señal de nerviosismo.

Seguramente quería esquivar mi mirada intensa de la suya...

Y si... Alto acosador me veía.

Suspiré relajado acercándome un poco a ella, cómo si de hipnosis de tratase, al estar tan concentrado en su mirada.

Girando por completo mi cuerpo, para quedar sentado hacía el lado izquierdo, sin soltar la mano de mi acompañante, pero quedando frente a frente, a unos cuantos metros de distancia.

El color cesante de pupila, parecía llamarme más y más.

A lo cual yo cedía, sin reproche alguno.

Lo amaba.

Guiado por mis instintos y reflejos, relami mis labios, bajando mi vista a los suyos, sin vergüenza alguna.

Clavando nuevamente mis ojos en un nuevo objetivo.

Pude sentir como una corriente eléctrica recorrió mi ser en cuanto la morocha fijo sus ojos inquietos y nerviosos, en mis labios

¿Acaso era emoción.?
Si obvio era emoción...

Mis manos comenzaron a transpirar nervioso, en cuanto aquella piba delante mío, acercó un poco más, igual de hipnotizada que yo.

Estábamos a escasos centímetros el uno del otro, ya ni si quiera quedaba espacio entre nosotros pero al parecer ahora ambos estábamos congelados.

Pude percibir que seguramente ninguno de los dos sabía cómo avanzar y dar el siguiente paso.

Por mi parte tenía miedo...

Miedo y más miedo...

Miedo a que lo que valla a pasar cambie, afecte o modifique algo en la relación que estábamos teniendo.
Miedo a que me saque cagando y me mande a la mierda en pocas palabras.

Cᴏɴᴛɪɢᴏ / Tʀᴜᴇɴᴏ 🌜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora