Cap. 65 🌜

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Ana.

Los días pasaban y mi relación con Mateo crecía.

Pasábamos la mayoría del tiempo juntos, parecía que ninguno de los dos queríamos estar sin el otro.

Y siendo sincera eso poco a poco se me hacía cotidiano, y claramente me gustaba.

La compañía que el me brindaba era endulzante y muy reconfortante.

Aún no lograba saber con certeza que era lo que sentía hacia Mateo, pero se que cada vez que lo tengo cerca me hace sentir cosas inexplicables, cómo cosquilleos en el abdomen o una linda sensación de tranquilidad, además de su maravillosa habilidad de hacer que se me olviden mis problemas cuando pasamos tiempo juntos.

Hay momentos donde lo relaciono o comparo con lo que llegue a sentir con Mauro al inicio de la relación. Pero aveces era mucho más fuerte lo que sentía hacia el morocho.

Y ahora que me lo menciono ¿Cómo estará Mauro?

El sonido de la llegada de un mensaje en mi celular me saco de mis pensamientos.

Mateo.💗
Ey bonita, ya estoy afuera :))

Con una sonrisa en el rostro por el mensaje, tome mi pequeña mochila, dónde llevaba todo lo necesario, y me la puse.

Me levanté de mi sofá con la intención de caminar al pórtico y salir de mi casa.

—¿Ya te vas.?— pregunto mi madre, que hasta ahora no me di cuenta que había bajado al living

—Pense que dormías.— acote mientras giraba a verla —Y sip ya me voy, Mateo está afuera.— conteste su pregunta, corriendo ligeramente a darle un beso de despedida en la mejilla

—¿Y vos te vas ya a trabajar?— pregunté una vez que me separé pero la abrace por lo hombros

—No aún no, quise bajar a desayunar con vos, pero creo que baje tarde — correspondió el abrazo con ternura —¿Y esa sonrisa que te cargas?— pregunto nuevamente viendo fijamente mi inocultable sonrisa

—Nada mami— evite el tema, para nuevamente darle un beso en la frente —Ya me voy, tengo cita con la ginecóloga... Nos vemos luego ma, te amo.—  gire dispuesta a retomar el camino hacia el pórtico

—¡Cuidado vos ehh!— grito mi madre una vez que pase la puerta, saliendo hacía la vereda —¡Cuídate y también te amo!—

Ensanchando mi sonrisa aún más, camine directo a el auto de Mateo, quien ya estaba estacionado al frente de mi casa.

Una vez que llegue a la puerta del copiloto, la abrí con facilidad, sentando me directamente en el asiento, pasando mi mochila hacia al frente en mis piernas, como cotidianamente lo hacía cuando el morocho iba por mi al café internet.

—Hola guapo.— saludé haciendo una cara seductora ( según yo)

—Jajaja hola linda.— el residente de Palermo rio levemente, antes de acercarse a dejar un corto beso en mis labios —¿Emocionada.?— pregunto una vez que encendió el auto, seguramente por mi sonrisa de oreja a oreja

—Si, nose... Son nervios.— menti un poco

Tampoco daba que le dijera que estaba muy feliz por qué en un mensaje me dijo "linda"

Cᴏɴᴛɪɢᴏ / Tʀᴜᴇɴᴏ 🌜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora