(Lucía)
Me desperté unos minutos antes de que tuviera que sonar la alarma. Como odiaba que ocurriera eso.
Koen se despertó al momento en el que me moví. Le acaricie la cabeza y salí de la cama por su lado, acariciándole la cabeza de manera cariñosa.
-Buenos días, Koen. Os pongo de comer y nos vamos a correr –dije caminando descalza.
En cuanto salí de la habitación escuche como Koen se movía por la habitación despertando a Zyon y Siak. Luego los tuve tras de mí hasta que les puse la comida.
Desayuné un café y me cambié de ropa. Me puse un top deportivo y unos shorts. Me anude el cabello con una coleta. También me llevaría los auriculares para poder hacer llamadas mientras corría.
Caminé con mis niños atados hasta llegar al parque, ya que se podían soltar. Aunque yo aumente mi ritmo hasta ir trotando ninguno de ellos se separó demasiado. No se distraen jugando ni con otros perros.
Las personas se echaban a un lado según nos acercábamos. Miedo infundado a los dobermans. Pero a mí ya me iba bien porque así despejaban mi camino.
Los había criado desde que eran cachorros. Venían de la misma camada, son hermanos de sangre. Los entrené para que me sirvieran, igual que mis hombres y se acabaron convirtiendo en mi familia.
Recibí una llamada de la mansión. Me podía imaginar de qué se trataba.
-¿Si? ¿Dígame? –pregunte al descolgar la llamada.
-Hola Jefa, lamento llamarte tan temprano –era Manuel, el hijo del ama de llaves, lo pude reconocer por la voz.
Es un chico de bien. Cuando creciera será algo importante, estoy segura.
-No pasa nada. Dime ¿Ha pasado algo?
-Nada malo, jefa. Ha llegado una carta que parece importante. Lleva un sello de lacre.
-¿Son hojas de laurel rodeando una corona? –pregunte describiendo el sello oficial de mi padre. Los grababa con cera roja y dorada, el sello era su anillo.
-Sí, ese es el dibujo del sello.
-Ábrela y léemelo.
-¿No es privado? –pregunto aunque escuchaba como estaba rasgando el sobre.
-Es una carta de mis padres. Creo adivinar que es. Pero léelo, igualmente.
-Pone: "Estimada hija, celebramos una velada benéfica, en la galería Pockitit este viernes día 10, para ayudar al orfanato de la ciudad. Ellos también se merecen una oportunidad. Se celebrará una subasta de obras de arte donadas por el gran y caritativo Alan Tejado. Esperamos tu presencia en la mesa presidencial junto a nosotros. Un gran abrazo." Y ya está.
-¿No es bonita la carta? –Pregunte con ironía- ¿Hay alguna marca o dibujito en la carta?
-Hay como una marca de agua en el pie de página. Es una corona, como la del sello.
Ese puto dibujo significaba que se traía algo entre manos. Él lo ponía cuando se sentía feliz, feliz de verdad. De manera inconsciente me daba una pista. Significaba que mientras yo estuviera en la fiesta él se traía algo entre manos a mis espaldas.
-Muchas gracias. ¿Alguna cosa más?
-No jefa. Nada más era esto.
-¿Todo bien por la mansión?
-Sí, todo sigue igual.
-¿Tu madre o tú, necesitáis algo? –Pregunte preocupada por si no era suficiente el dinero que les deje- ¿Es suficiente con lo que deje?
-Nos distes demasiado. Con lo que nos distes me puedo jubilar hasta yo –dije alegre.
-Por si acaso haré una transferencia a tu madre, por las molestias –dije apuntándome mentalmente esa tarea para hacer hoy.
-No jefa. De verdad, no hace falta.
-Así tenéis para algún capricho. Te he enviado información de un curso que te puede interesar. Usa el dinero para la matrícula.
-Sabes que no puedo aceptar tanto dinero.
Y tú sabes que yo insistiré, tú lo rechazaras, y esta conversación acabara yo enviándote personalmente al curso. Así que ahorremos tiempo y acéptalo. Además es para que en un futuro me puedas salvar de mis marrones –añadí lo último en plan broma, aunque sí que esperaba trabajar juntos.
-Vale, lo revisaré –acabó aceptando.
Nos despedimos. Me sorprendí que pudiera mantener toda esta conversación al mismo tiempo que iba corriendo. Hacía demasiado tiempo que no corría en serio.
Frene la carrera cuando llegamos a una fuente. Así podía dar de beber a mis niños. Me di cuenta de que solo me estaba siguiendo Koen.
-¿Dónde están, Koen? –Le pregunté- Búscalos y tráelos.
Ladro antes de salir corriendo, retrocediendo sus propios pasos. Zyon apareció corriendo como un rayo hasta mí. Luego se tumbó a mis pies, a esperar a que volviera Koen con Siak.
-¿Qué has hecho? –pregunte pareciendo una mamá regañona.
Zyon agacho las orejas. Arrepentido.
Entonces fue cuando Siak y Koen aparecieron. Me quede parada al ver que Siak llevaba algo en la boca. Koen iba algo más atrás para evitar que Siak volviera a salir corriendo.
-¿Siak que has robado? –pregunte susurrando y acercándome para agarrar el botín.
Traía a un perrito agarrado por el arnés. Tenía los mismos colores que mis niños, pero era un mini doberman. Lo tomé en brazos pero no tenía ninguna placa donde llamar. Que dueños más irresponsables tiene este perro. Perdón, perra. Que es hembra.
Pasearía con la perra en la mano y si no encontraba a nadie iría a un veterinario, para que buscara al dueño por el chip.
Fui preguntando si alguien sabía del dueño o si habían visto a alguna persona que buscara a su perro pero nada. No tuve suerte.
Además se me junto con la hora en la que tenía que volver a casa o llegaría tarde al trabajo. No pensaba dar una mala impresión llegando tarde el primer día.
Por lo que, lo sentía mucho por el dueño pero hoy pasaría el día con mis niños mientras yo trabajaba. Así que cuando llegue a casa deje a la perra al cuidado de Koen. Él la cuidaría mientras yo no estuviera.
Igualmente, antes de irme al trabajo le deje una nota al cuidador, que vendría a ver que todo estuviera bien, para que no pensara que mis niños ahora tenían un cachorro. Ya me encargaría de esa perra más tarde.

ESTÁS LEYENDO
La cruel pasión
RomanceBatallar por ser la mejor y esquivando a los de la investigación EME. Lucía Arilla es independiente y tiene las cosas muy claras, lo tenía todo controlado. Es implacable y muy imprevisible. Así que lo último que Lucía podría imaginar era que tuviera...