Capítulo 64 Final

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(Lucía)


Demasiadas emociones en tan poco tiempo. Me sentía cansada mentalmente. Ahora solo quería permanecer así todo lo posible, entre los brazos de Sergio enredados entre las sabanas, sudados y oliendo a sexo salvaje.

Después de descubrir lo que mi padre escondía en el USB había tenido una charla con mi madre por video llamada y luego una pelea suave con Alberto. Obviamente gane yo, no hubiera podido ser de otra forma, claro.

Guardaba la información de diferentes cuentas bancarias, repartidas por todo el mundo. Con ingresos importantes, en total era más del triple que la riqueza de la que tenía con sus negocios sucios. Mucho más de lo que yo tenía. Pero no soy tan avariciosa como para quedarme con este dinero, así como así. Por lo que llamé a mi madre para informarle de lo que habíamos encontrado. Porque para mi manera de verlo es más suyo que mío el dinero ese. Ella debía tener el poder de hacer lo que plazca con ese dinero.

Al final llegamos a un acuerdo y ese dinero, a petición mía, se dividiría en tres: para ella un tercio, otro para Alberto y Andy, y el último para Sergio y para mi.

Por ese motivo había peleado con Alberto. El muy imbécil no quería aceptar el dinero. Solo quería ayudarlo para empezar su nueva vida y me lo rechazaba. Estábamos repartiendo el dinero entre la familia y, quiera o no, él también forma parte de ella. Es como un hermano mayor. En cuanto se lo he hecho ver ha acabado aceptando y agradeciendo el gesto.

Ahora solo quedaba lavar el dinero, que para eso se había ofrecido a encargarse mi madre con su personal. Luego lo repartiremos entre nosotros tres.

Después de dejar todo este asunto cerrado, Alberto se llevó a Andy en brazos hasta el coche para llevarlo a casa. Por mi parte yo me acurruque en el sofá con Sergio y enseguida me rodeo con sus brazos.

Le fui acariciando el abdomen hasta colar mi mano en el interior de sus pantalones, notando ya una erección luchando por ser liberada de los boxers. ¿Y quién soy yo para mantener encarcelada a nadie? así que la libere.

Según iba masajeando su polla podía notar como crecía en mi mano. También comenzó a mover sus caderas contra mi mano y estrechar el abrazo pegándome contra él. Además notaba su húmedo aliento rozando en mi cuello. Me estaba poniendo caliente como la lava.

Comenzó a gemir en mi oído y eso fue mágico. Acelere el ritmo que estaba utilizando para masturbarlo, hasta notar como se corría en la palma de mi mano y se tensaba todo su cuerpo por unos segundos antes de relajarse poco a poco, pero con el corazón bombeando a mil.

-Lucía -me llamó en sueños.

-Me has dejado caliente - me queje.

-Eso no lo podemos permitir -dijo con la voz ronca de acabar de despertarse e introduciendo su mano entre mis piernas para llegar a mi interior y a mi clítoris y comenzar a darme placer él a mi.

Con esa promesa no dicha estuvimos haciendo el amor por todo el camino, hasta llegar al dormitorio y seguir hasta quedarnos sin fuerzas y con las piernas temblando.

Sabía que ya era de día y que Sergio estaba despierto. Podía notar como sus manos paseaban dulcemente por mi espalda desnuda, de arriba a abajo.

-Buenos días -le salude sin moverme porque estaba muy a gusto, pero si gire la cara para mirarlo a la cara.

-Buenos días -dijo dejando una hilera de besos por mi espalda.

-Como sigas mucho más así, me volveré a dormir -le avise.

-Más tiempo para poder disfrutar de la vista -respondió paseando su mano desde lo alto de mi espalda hasta lo más abajo de mi culo.

-Aun noto que me tiemblan las piernas -ronronee.

-No te preocupes. Yo te puedo llevar a ver las estrellas sin que tengas que moverte ni un metro -dijo con una sonrisa de felicidad en la cara. Se sentía gracioso desde temprano.

-No se quien ve más estrellas cuando tu y yo estamos unidos por su polla y mi coño.

-Yo tampoco lo sé -dijo pasando sus dedos por mi entrada provocando un terrible estremecimiento de placer por todo mi cuerpo, que me hizo voltear los ojos por un segundo.

-Eso es hacer trampas -me queje- Espera a que me dé la vuelta para poder alcanzarte al menos.

-Pero tendremos que esperar porque creo que ya está listo el desayuno abajo.

-Tienes razón. Tengo noticias que darte pero me tendrás que llevar porque dudo que pueda dar un paso sola, me siento como gelatina.

-¿Noticias? ¿Qué noticias? ¿no será que estas...? -comenzó con sus preguntas.

-No estoy embarazada, tranquilo -respondí sonriendo- Pero es una buena noticia igualmente.

-¿Qué es? -preguntó con su ya habitual impaciencia y curiosidad.

Le conté lo que habíamos descubierto sobre mi padre Alberto y yo, también le explique el arreglo al que habíamos llegado con mi madre y la situación actual de mi padre. Después de muchas preguntas de cómo había pasado o el motivo, se alegró muchísimo por mí. No era alegría por haber conseguido más dinero, sino porque ahora me podía ver libre. Ya no estaba siendo manipulada por mi padre, que aunque estuviera viviendo ya mi vida a mi manera pero que ahora no estaba la sombra de la justicia o los hilos de mi padre por medio.

Cosa que aunque habíamos dicho de esperar a después del desayuno, no pudimos aguantar las ganas y lo volvimos a celebrar sacando a su capitán a jugar en mi campo.

La cruel pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora