(Lucía)
Nos encontrábamos representando la más típica escena de unos vigilantes de película. Metidos en el coche frente a la puerta Kain, con unos prismáticos.
-¿Ves algo? –me preguntó Alberto ya que era yo la que tenía los prismáticos.
-Su familia está en su casa. Ahora solo queda ver a quien nos llevamos.
-¿Cómo lo piensas hacer? ¿Abriendo la puerta y agarrando al primero que aparezca?
-No es una mala idea –sopese seriamente.
-Era una broma –aclaro para evitar que hiciera justamente lo que había dicho en broma.
-Tranquilo, iremos por detrás, por su patio. No quiero asustar a los niños –comente al ver un par de cabecillas corriendo en el piso superior- Saca a los perros, a Nala llévala atada, no está entrenada.
Nos bajamos del coche y nos dirigimos disimuladamente hacia la parte de atrás.
-Koen, Siak y Zyon repartiros. Avisad si alguien sale –les ordene. Enseguida se pusieron en marcha.
Se camuflaron entre los arbustos para no llamar la atención y se fueron a posicionar. Nala, en cambio, se puso a ladrar como alma en pena. Era una dramática.
-Tu novio volverá luego. Ahora calla –le ordené mirándola fijamente.
Para mi sorpresa acato la orden con la misma eficiencia que mis niños cuando les ordenaba alguna cosa. Un poco más de entrenamiento y podría llegar a serme útil.
-Vamos a ver que hay en el patio trasero.
-Están celebrando una barbacoa, pero sigo sin ver a Kain -informó Alberto- Podríamos acercarnos por la derecha del patio y agarrar a alguno de sus sobrinos.
Ambos sabíamos que los hombres de la banda de los amarillos eran familiares de Kain. Hermanos, primos, sobrinos... Por eso imaginaba que Andy K era algo muy cercano a Kain.
-No me convence. Tiene que ser una chica. Eso es lo que más le cabreará.
-¿Quieres que nos separemos y entramos cada uno por su lado o ambos a la vez? -preguntó Alberto para saber cómo actuar a continuación.
-Ves a la puerta principal y distraes a los hombres con cualquier excusa. Di algo como: qué sabemos sobre su nuevo negocio en campo de golf o que tenemos información interesante para Kain. Seguro que eso les interesará, caerán en la trampa. Mientras esperaré el momento adecuado para entrar al patio y agarrar a alguna mujer.
Entonces Alberto se fue a la puerta principal, mientras yo vigilaba el patio trasero a cierta distancia con los prismáticos. Pude ver a Zyon cerca de mi, vigilando por si se torcía la situación y tuviéramos que atacar.
En seguida noté que el plan había funcionado así que salí corriendo a la puerta trasera. Salté sin ningún problema, pero lo ultimo que me esperaba era ver a Andy justo frente a mi.
Las chicas comenzaron a gritar y entrar corriendo a la casa. Tenía que arrastrar a alguna o no habría servido de nada y no tendría una segunda oportunidad. Pero Andy no me lo iba a poner fácil.
Justo cuando estuve por alcanzar a una chica joven, Andy se interpuso y salvó a la chica.
-Si te quieres llevar a alguien llévame a mi -se ofreció Andy sin dudar.
Era demasiado sospechoso. Pero me tenía que mover rápido o no saldría de esta. Por lo que arrastre a Andy conmigo e igual que hice yo, en su momento, me acompañó de buena gana.
-¿Por qué querías secuestrar a esa chica? -preguntó Andy
-No es asunto tuyo.
-No has tenido en cuenta que esas chicas te pueden delatar, y lo van ha hacer. Kain te va ha matar del todo.
-Cállate. Yo sé lo que me hago -le ordené.
Realmente ahora se me habían descuadrado mis planes, pero podía improvisar algo sobre la marcha. Por el momento iríamos a una sucursal de mi padre. Retendré a Andy allí vigilado por Alberto en persona. Así Kain aún podría pensar que es un plan de mí padre.
-Koen, avisa a todos. Nos vamos -dije en voz alta, aunque no podía verlo sabía que se mantenía cerca.
Andy miró alrededor buscando a Koen, pero no lo logró ver hasta que estuvimos cerca del coche. También se nos unieron Siak y Zyon
-Solo por precaución te voy a maniatar -dije mostrándole las esposas- manos a la espalda.
No puso ninguna objeción, así que lo amarré y lo ayudé a subir al coche. Mientras esperábamos a Alberto felicité a mis chicos, con caricias, y les ordené subir a la parte de atrás del coche.
-¿Qué pasa Zyon? -pregunte al ver que Zyon miraba alrededor.
Solo me miró y volvió a subir. Eso era un comportamiento extraño para él. Tendría que vigilarlo un poco más. Me preocupaba que hubiera enfermado.
-¿Cuál es tu plan ahora? -preguntó Andy.
-Te voy a aconsejar lo mismo que tu me aconsejaste a mi la ultima vez. No enfades a la jefa que te tiene retenido si quieres salir con vida -respondí sonriendo con malicia en la mirada.
Le podía hacer creer que le haría daño, solo por diversión. Pero al final no le iba a dañar. No soy igual que Kain. No tenía pensado torturar a Andy, solo aprovecharía la oportunidad para sonsacarle información sobre la investigación del caso EME. Después solo tenía que dejarlo marchar pensando que todo era cosa de mi padre.
-¿Y tengo que hacer el mismo caso que tú me hiciste a mi? -preguntó con sorna.
-Ríete de mí y te quedarás sin dientes para sonreír ¿Entendido? -dije para ponerle en su sitio.
No le dio tiempo a contestar porque Alberto apareció con Nala. Era una imagen graciosa en verdad.
-¿Cómo ha ido? -pregunto- Por mi parte todo ha ido según lo planeado. Incluso se han pensado que Nala era un cachorro de doberman, que estamos comenzando a entrenar.
-Mira los asientos -dije mostrándole a Andy.
-¿Pero qué cojones? ¿Qué ha pasado? ¿Qué hacemos ahora? -estaba totalmente sorprendido.
-Simplemente ha terminado en esto. Luego ya te diré los detalles. Por ahora, sube al coche nos tenemos que marchar. Necesito pensar en algo -ordené.
me puse al volante y conduje directamente a una sucursal abandonada de mi padre. La tenía pendiente de reformar porque de alguna manera se le quemó. No se que le pudo pasar a su oficina.
Entramos por la puerta de atrás. Utilice a mis chicos para guiarme e intimidar a Andy. Alberto ató a Andy en la única silla decente que había, sin soltar las esposas.
-¿Y ahora qué hacemos? -preguntó Alberto.
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La cruel pasión
RomanceBatallar por ser la mejor y esquivando a los de la investigación EME. Lucía Arilla es independiente y tiene las cosas muy claras, lo tenía todo controlado. Es implacable y muy imprevisible. Así que lo último que Lucía podría imaginar era que tuviera...