(Lucía)
Me encontraba frente a Kain, solos en su despacho. Me miraba con una ira que jamás le había visto en los ojos.
Pero más ira sentía yo. Kain no sabía que sentí cuando vi las quemaduras en el asfalto, cuando llegué al trabajo, y la moto de Sergio tirada en el suelo. Sabía lo que eso significaba.
Sabía de la existencia de las cámaras, por lo que entre corriendo a la cabina de seguridad. Le reclamé al hombre por las cintas. No tuve que retroceder mucho en la grabación para ver como Andy aparecía en escena llevándose a Sergio. Le pedí al hombre de seguridad que borrara ese trozo de grabación. Néstor me había dado plenos derechos por lo que el hombre hizo lo que le pedí sin pedir explicaciones.
Luego salí a la persecución de Andy. Lo había visto en las cámaras. Los encontré en el camino más rápido que lleva a la morada de Kain. Para llamar su atención, y parar la furgoneta saqué la pistola por la ventanilla de mi vehículo y me tiré a disparar a las ruedas.
Por suerte logré frenarlos y convencer a Andy K de que llevarme a mí iba a ser mejor opción que a Sergio. Nos fuimos en mi furgoneta. Hoy había elegido una furgoneta en vez de mi Bugatti La Voiture Noire, que cariñosamente llamaba "Mi Bugi", porque quería gastar una bromita a Sergio. Pero que Los amarillos se me habían adelantado.
-No me esperaba que te capturarán a ti -se río Kain.
-Me ofrecí voluntaria. Porque si fuera por tus hombres jamás me tendrías en frente -le confesé, me daba igual que sus hombres quedaran mal- ¿Cuál es el motivo de que quisieras a Sergio?
-Siempre con tus preguntas directas, niña. Aquí mando yo y no tengo porqué decirte nada. Además no te hagas la boba, mandaste a los hombres de tu padre a atacar a los míos.
-No sé de qué estás hablando. Pero a los hombres de mi padre yo no los dirijo. Te recuerdo que yo y mi padre no hacemos negocios juntos.
-Ya. Eso es lo que me quieres hacer creer -dijo totalmente convencido- Intentaron atacar a las personas equivocadas. Los hombres que me atacaron no hicieron mucho daño físico pero sí moral y personal. Eso se tiene que pagar.
-¿Y qué pretendías capturando a Sergio? -pregunte.
-Si desaparece por un tiempo de tu vista ¿cómo te habrías sentido? Solo lo iba a retener para atraerte y castigarte.
¿Cómo me sentiría si Sergio desapareciera? Antes que eso pasara movería cielo y tierra. Bajaría hasta el infierno por encontrarlo. Esos pensamientos vinieron a mi mente en segundos. No los puse en voz alta porque no quería reconocer lo importante que era Sergio. Hasta ese momento no me di cuenta.
-Castigarme por los actos que no he cometido, no me parece tu estilo. Deberías ir a por el culpable -comente.
Quizás con un poco de suerte me podría marchar manteniendo nuestra sana rivalidad. Pero frunció las cejas, arrugando la frente, y supe que eso no iba a pasar.
-¿Piensas que dejaré que te vayas sin castigarte? Vas lista -estalló levantándose de su butaca- Llevarla a la sala.
Esperaba que no se hubiera notado en mi rostro el estupor que sentí. Sabía muy bien que era la sala. Había estado allí más veces. Siempre como espectadora y nunca miraba el espectáculo entero.
Kain invitaba a inversores y jefes de otras bandas, para que vieran cómo castigaban a la persona que le había ofendido. Demostrando que era él el que mandaba. Así infundaba miedo a los espectadores y prevenía de ataques por la espalda. Los castigos son físicos, sacados de la edad media.
Castigos como estirar las extremidades hasta desencajarlas del cuerpo o incluso separarlas del cuerpo, meterlo en un tanque de cristal lleno de agua hasta morir ahogado o un sarcófago que en la tapa hay clavos y cuando lo cerraba pues atravesaban al que estuviera dentro.
-Mañana Nos vemos -dijo girándose, dándome la espalda.
Para no mostrar inquietud, no salí huyendo de allí. Me deje guiar por Andy K y los demás hombres de Kain. Caminaba sin que nadie me empujara, ni tenía las manos encadenadas. Tampoco pensaba escapar, mientras me guiaban a través de los pasadizos.
-¿Por qué? -me preguntó Andy K, podía notar su curiosidad.
No me hacía falta preguntar a qué se refería. Sabía de sobras que era él porque me había ofrecido voluntaria a venir y porque no estaba poniendo más resistencia al castigo.
-Porque soy gilipollas. Pero no te preocupes el castigo de Kain se lo daré por mil a la persona que cometió el error.
Mi error había sido crearme una debilidad. Que ahora tanto Kain como mi padre no dudarían en usar en contra de mí. Eso ponía a Sergio en peligro. Por eso lo iba a mandar a la mansión. Pero que Kain se hubiese enfadado de esa manera... Significaba que los hombres de mi padre habían ido a por alguien importante para Kain. Él también tenía una debilidad. En cuanto saliera de aquí me prometí averiguarlo y castigar a mi padre por lo que iba a pasar.
-Será si respiras para cuando termine -me advirtió Andy.
-Asegúrate de que salga con vida o tendrás un problema -le amenace.
-¿Por qué debería preocuparme?
-Porque las cámaras te vieron secuestrando a Sergio y él escuchó tu nombre. Tendrás a la policía persiguiendo tu culito.
No dijo nada más durante el trayecto. Sabía que tenía razón y eso lo hizo callarse como una puta. Llegamos a la sala.
Era como una sala de teatro. Un escenario, gradas, telón... El telón que tapaba toda clase de artilugios de tortura de la edad medieval.
Andy me guio hasta uno de ellos y comenzó a atarme. Quede con las manos y los pies atados, en forma de x, sin libertad de movimientos. Medio colgaba por lo que las ataduras de las muñecas dolían por tener que aguantar la mayoría del peso.
Así me dejaron. Atada e indefensa, en la parte de atrás de un escenario. Esperando por mí castigo.
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La cruel pasión
RomanceBatallar por ser la mejor y esquivando a los de la investigación EME. Lucía Arilla es independiente y tiene las cosas muy claras, lo tenía todo controlado. Es implacable y muy imprevisible. Así que lo último que Lucía podría imaginar era que tuviera...