Capítulo 43

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(Sergio)


Me apresure para poder llegar lo antes posible a la mansión de Lucía. Hacía mucho tiempo que no veía a Lucía, ya que esta mañana no había logrado verla porque estaba encerrada en su despacho.

Hubiese sido distinto si ella trabajara como gestor para el club, como esperaba que sería. En su lugar ha buscado un sustituto. Un señor más mayor que yo y con mucha experiencia como gestor. Sera de mucha ayuda con sus tareas.

El caso es que desde que volví al trabajo, a entrenar a los chavales, Lucía y yo nos vemos menos. Si a eso sumamos que Lucía ahora comenzará a trabajar en su despacho, o ha saber en qué otros lugares, nos veríamos incluso menos aún.

-Hola Manuel -salude al chaval al tiempo que aparcaba la moto que Lucia me había regalado.

-Hola Sergio -me devolvió el saludo antes de informarme- Hoy la jefa ha sacado a pasear a los perros y se ha llevado a Nala con ellos.

-¿Entonces están fuera? -pregunte sorprendido y algo apenado por no esperarme para ir juntos.

-Han vuelto hace un rato. Los perros están descansando en el salón, con Nala, y la jefa está tomando un café en el invernadero. Ha ordenado que nadie la moleste, porque tiene cosas en qué pensar -respondió.

Agradecí la información antes de entrar a la mansión. Me dirigí a mi habitación para darme una ducha rápida antes de ir al invernadero y reunirme allí con Lucía.

Que Lucía quisiera pensar en algo sin ser molestada, me hacía preguntarme si era acerca de mi Quizás ya era hora de volver a la normalidad y regresar a casa. Puede que ya no esté en el punto de mira de los enemigos de Lucía. Que ya no sea su debilidad... Esperaba que no estuviera pensando en alguna forma de decirme que me quería fuera de su mansión, sin herir mi orgullo.

De verdad rezaba para que no fuera eso.

Pero estaba dispuesto a marchar si eso es lo que quería. Aunque buscaría la manera de poder seguir viéndola.

Lucía lograba que surgieran en mí muchas inseguridades. Nunca había sido así antes. Siempre he sabido estar feliz con mi cuerpo y entorno.

Encontrar a Lucía mirando el rosal de manera ausente, cuando fui a reunirme con ella, no ayudó a calmar mis nervios ni mis dudas. Es más, empeoraron más.

-Lucía, ya estoy en casa -le salude, para que notara mi presencia y no sospechara que mi mente era un desastre ahora mismo.

-Al fin llegas -dijo acercándose para saludarme con un beso- te estaba esperando, pero me he distraído mirando las plantas.

Genial, ahora era menos importante que un rosal... Eso no me estaba ayudando.

-Pero la flor más bella de aquí eres tú -comente antes de volverla a besar.

-Que cursi eres -sonrió mirándome a los ojos- acompáñame, tenemos que hablar.

-¿Ha pasado algo? -pregunte seriamente, esperando las malas noticias.

-Tranquilo, solo tienes que escuchar. Solo quiero que lo que pase a continuación no te tome por sorpresa y que sepas que lo hago por nuestro bien.

-Suenas muy seria. Como si algo malo fuera a pasar -empecé a poner voz a mis dudas- Si he dicho algo que no...

-¿De qué hablas? tú no has hecho nada mal. Todo lo contrario. Quiero cambiar las cosas para que estemos mejor y más seguros juntos -me beso haciendo que me sintiera mejor. Disipando mis dudas un poco.

-Entonces no entiendo a qué te refieres. Todo está bien entre nosotros ¿no?

-Entre nosotros si y eso puede ser un problema -pero no me dejo interrumpir- Porque ya saben que eres mi debilidad y tengo miedo que puedan ir a por ti. De que puedan dañarte por mi culpa. Quiero cerrar esa posibilidad. Pero antes quiero que sepas a qué me enfrentaría.

-¿Me pides consejo sobre tu negocio? -pregunté confuso- Pero yo no tengo ni idea de a qué te dedicas realmente.

Como no entendía el rumbo de esta conversación, demasiado bien, aun me sentía nervioso.

-Juro que te los explicaré si todo va bien. Por ahora te quiero poner al día sobre los planes que tengo. Solo los pondré en marcha si aceptas el riesgo a mi lado, si no te dejare marchar porque no podré hacer nada para defenderte como se te debe estando en esta situación -me explico.

-No quiero separarme de ti, Lucía -declare, estando absolutamente seguro de eso.

-Primero escúchame, es importante -interrumpió mi intento de abrazarla -De verdad que esto puede cambiar mucho.

-De acuerdo. Te escucho -dije mientras nos sentábamos en uno de los bancos de piedra.

-No es un secreto entre nosotros que mis negocios son un tanto ilícitos. Eso siempre crea dos problemas: el primero es crear enemigos, que te intentan derrocar, y el segundo que estés en la lista de búsqueda de las autoridades. Existe una investigación en marcha, que va tras de mí y otras personas del gremio. Lo habrás visto en las noticias recientemente, se llama el caso EME. Están avanzando mucho en su investigación y tengo miedo de que todo esto te salpique.

Tenia razón había escuchado acerca de ese caso. Cada vez han salido más noticias acercó de eso. Saber que Lucía estaba involucrada me sorprendida, ya que su padre es una figura pública.

-El caso es que puedo legalizar mis negocios, pero eso tiene su riesgo. Puede que pierda mis fondos. Que no gane tanto dinero y vaya perdiendo todas las comodidades que gozamos ahora. Viviríamos como una pareja con unos ingresos promedio. Pero ese no es el peor escenario posible, si todo sale mal podría acabar en prisión.

-Aunque ambos seamos pobres como ratas, te voy a querer igual -declare, sin acabar de entender porque espera que eso me haría querer dejarla.

-Yo te prometí que si te ponías un traje para mi, te daría una vida de coches negros, un imperio y que seamos como unos mafiosos. Hasta ahora te lo he podido dar, pero cabe la posibilidad de que lo pierda todo.

-¿Y cuando me he puesto un traje por ti?

-Para la gala benéfica.

La cruel pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora