Capítulo 15

83 11 0
                                    

(Lucía)


Llegamos para ver el final de la subasta. Justo a tiempo para ver el gran espectáculo. Aún me temblaban las piernas por el polvo que habíamos echado en el balcón. Tenía el culo frío por culpa de la barandilla. Había sido una descarga de adrenalina inmensa. Había durado casi una hora de placer.

Antes de volver a la subasta tuvimos que pasar por los servicios para asearnos y arreglarnos un poco. Para poder volver lo más decentes que pudiéramos. Nada más vernos en el espejo podíamos ver el aura de sexo que nos rodeaba.

Nos sentamos tras mi madre. Solo lo hice para poner nervioso a mi padre.

-Nos hemos perdido toda la subasta -me susurro Sergio sonriendo.

-Aún estamos a tiempo de comprar la última pieza ¿La quieres? -pregunto.

-¿Dónde pondría ese cuadro? Parece que nada más ha salpicado pintura en un lienzo -describió el cuadro.

-No sé de arte, pero eso lo podría hacer un niño -comente.

Nos tuvimos que parar de reír cuando mi padre anunció que iba a dar paso a un video. Tuve que morderme el interior de las mejillas, para no reírme por lo que estaba por llegar.

Un video en bucle de la versión gay de mi padre. Estaba súper orgullosa de mi trabajo. Nadie se puede imaginar el gusto que me dio crear esta obra y ahora sería expuesta. Qué maravilla.

-¡Oh sí! ¡Dame placer que para eso te he pagado! -sonó por todos los altavoces.

Me encanta como entra el audio. Sobre todo porque justo después de eso le siguieron los gritos ahogados por la sorpresa de la gente, incluyéndome, y los gemidos del video de mi padre.

-¡No me lo puedo creer! -grite para darle énfasis a lo que ocurría en pantalla.

-¡Madre mía! -exclamó mi madre cayendo en la silla.

En seguida fue socorrida por los hombres de mi padre. Sergio me abrazó, para que no me empujaran por la euforia de la demás gente.

-¿Pero esto qué es? -pregunte exaltada- ¿Mamá estás bien?

De repente todos gritaban, no escuchaba nada más. Me tapé los oídos. Que histérica la gente. También comenzaron a sacar fotos y grabar. Sergio me abrazó y tapó mi cara al público, aplastándome contra su pecho.

-Cálmate te voy a sacar de aquí ¿Vale? -escuche que me decía Sergio al oído.

De repente para mí todo se volvió oscuro y me vi obligada a encorvarme como el jorobado de Notre dame. Por unos segundos me acojone de verdad. Pero gracias a los brazos de Sergio supe que no había pasado nada.

-Tranquila, te voy a sacar de aquí. Tu solo camina- me dijo Sergio, que me había cubierto con su americana.

-¿Y mi madre? -pregunte preocupada. No quería dejarla desmayada. No me iría si no se encontrara bien.

-Se la han llevado los de seguridad, pero tranquila que está saliendo por su propio pie.

-Vale, vamos.

Empezamos a caminar. Sergio me guiaba hacia la salida. La gente me empujaba pero Sergio conseguía que no me tiraran al suelo. Aunque estaba segura que si estaba derecha podría caminar haciendo camino como si nada hacia la salida. Pero me gustaba lo tierno que se portaba conmigo.

En cuanto salimos me quitó la americana de encima, pero la dejó sobre mis hombros. Me mantenía entre sus brazos, en un ligero abrazo.

-Será mejor que te lleve a casa ¿Cómo has venido?

-Me han traído. Pensaba volver en taxi -mentí.

Tenía a Alberto por los alrededores. Habíamos venido en mi coche.

-Pues ven conmigo, he aparcado un poco más para allá mi moto. Es mejor que nos movamos rápido, antes he visto animales salvajes rondar la entrada.

-¿Animales salvajes? -pregunte totalmente confundida.

-Sí, lo sé pero hazme caso. Vámonos.

Como suele ocurrir, entre Sergio y yo, me agarro la mano de manera inconsciente y nos dejamos llevar como si nada.

Paró frente a una moto de abuela. Ahora entendía porque me pidió una relación con imperio, coches negros y ricos como la mafia. Sabía que lo había dicho en coña pero, me estaba comenzando a tentar la idea de hacerle mi amante mantenido.

-Solo tengo un casco pero póntelo tu -dijo mientras me colocaba el casco- ¿Estas bien?

-Estoy hecha un lio... ¿Mi padre es...?

-Debe de ser impactante. Por ahora no mires nada del móvil ni las noticias. Seguro que estarán volviendo loca a tu familia.

Me subí en el asiento de atrás de la moto, de una manera en la que el vestido me tapaba lo suficiente como para no mostrar nada. Sergio se subió delante de mí y agarrándome de las piernas me acerco a él. Le rodeé con mis brazos, abrazándolo y pegando mi pecho a su espalda.

-Puedes llorar, estaré conduciendo así que no podré ver cómo te pones fea -me dijo a modo de broma.

¿Enserio? Menos mal que era una buena actriz. Por lo que soltar lágrimas no era un problema para mí. Así que comencé a llorar. Como tenía mi cara pegada a la espalda de Sergio comencé a empaparle la camisa.

-El viento se llevara tus lágrimas -dijo acariciándome la pierna- Así que llora, tranquila.

-Gracias por todo -le agradecí apretando el abrazo.

-Te voy a llevar a mi casa ¿Te parece bien? La verdad es que no quiero que esta noche la pases sola.

-Vale. Solo quiero escapar hoy.

Nunca lo admitiré pero en este momento, ahora mismo, me sentía libre. Me estaba desahogando con lágrimas que dolían, pero no por lo que Sergio creía. El ir tras él en la moto me hacía sentir protegida y por un momento me gustó sentirme así. Pero estaba demasiado acostumbrada a ser siempre solo yo.

Así que mientras Sergio no me podía ver me regocije en el calor que producía su espalda. Era una sensación nueva para mí, aunque he ido en moto con otros chicos era diferente. Además nunca he ido en moto tras un chico, siempre conduzco yo.

-Pronto llegamos -anunció Sergio- Cuando lleguemos te prepararé leche calentita y descansaremos.

Si hubiese sido otra situación me habría reído por la doble interpretación sobre lo de la leche.

La cruel pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora