Capítulo 63

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(Lucía)


Ahora ya me encontraba más relajada y tranquila, mientras seguíamos hablando los cuatro. Al final Alberto ha acabado otra vez en la butaca, pero con Andy en el regazo, y yo en el sofá sobre Sergio. Que me mantenía abrazada por la cintura.

-¿Ya le habéis dicho a mi madre que os marcháis? -pregunte recordando que ambos trabajaban para mi madre también.

-No, aun no. Quería que fueras la primera en enterarte -contestó Alberto- Pero puedes estar segura que no tendremos problemas. Además estoy planeando proponer a un grupo de mis hombres para que nos sustituyan. Los he entrenado yo mismo. No te tendrás que preocupar por nada. Son muy buenos.

-Pero no eres tú -respondí con media sonrisa y note como Sergio apretó un poquito el abrazo a modo de consuelo silencioso aun estando medio dormido.

-Lo se, soy único -bromeo Alberto- ¿Y tú cómo te las vas a apañar con ese?

-No te metas con Sergio -le defendí ya que Sergio estaba medio dormido, al igual que Andy- Es un buen hombre, me hace bien.

-Ya lo veo. Jamás pensé en verte sentando la cabeza, con el carácter que tienes.

-Lo mismo podría decir yo de ti. Al final resultó ser que había más de una cosa que no sabia de ti.

-Te hubiese contado todo, pero trabajando para tu madre y saliendo con el "enemigo". Era imposible que te pudiese contar nada. Además con la actitud que tenías en ese entonces habrías ordenado que me decapitaran o me habrías torturado tu misma.

-¿Y ahora no me ves capaz? -pregunté aunque sabía de sobras a que se refería. Además el tiempo que habíamos pasado juntos nos había convertido en familia.

-Bueno en verdad ya me torturaste de alguna manera. Cuando te fuiste a la nieve con Andy. Pero podrías haber sido mucho más dura si no te hubieses relajado por Sergio. Ahora eres más sentimental. Y no lo digo a malas ni como un insulto. Ahora eres más tú y no tu coraza.

Sabía a qué se refería. Durante muchos años lo único que me ha movido es vengarme por cualquier cosa de mi padre. Sin importarme las consecuencias más allá de lo que pudiera pasarme a mí o a los míos. Tampoco es que haya parado hasta casi conseguirlo, recordé.

-Lo que en verdad importa es que, entre nosotros, todo ya está resuelto y perdonado ¿no?

-Pues sí, tienes razón... Espera aun tengo una duda -dijo acordándose de golpe de alguna cosita- ¿Que robaste del despacho de tu padre, cuando fuiste a hacer la visita con Sergio? Se puso como una moto, tu padre, cuando volvió de su viaje.

-¿Qué fue? -me pregunté a mi misma en voz alta- Creo que fue una chorrada ¿por qué?

-Debía ser algo importante para él -remarcó.

-¿Importante para él, además de si mismo? -pregunte excéntrica aunque me puse en pie, quitándome de entre los brazos de Sergio que dormía, para buscar qué fue lo que le quite a mi padre. Ahora hasta yo tenía curiosidad.

-No creo que sea precisamente por algo sentimental, sino algo importante para su propio beneficio. Como una pieza valiosa, una escultura cara...

Entonces me acordé de la matrioska que tenía forma de búho. Estaba por aquí en algún cajón. Lo revolví todo buscándola mientras dejaba a Alberto recitar posibles objetos de valor.

-Esto, esto le quité -le mostré a Alberto en cuanto la encontré.

-¿Qué mierda es esa? -pregunto confuso. Tenía la suposición de que Alberto esperaba un lingote de oro o un saquito de diamantes.

-Es una matrioska, es el mismo muñeco uno dentro de otro -respondió quitando un par para mostrarlo- hasta que queda el original digamos.

No le encontraba el puto valor a este mierda. Ya que no era cerámica antigua, ni una figura heredada... Mientras me miraba la matrioska Alberto, suavemente, dejó a Andy durmiendo en la butaca y se acercó a mi después de darle un besito en la frente.

-Pero esto es para niños -se quejó.

-Si, o para decorar. A no ser... -me apresuré a abrir todas las capas para ver el interior- Que haya algo escondido en el interior.

Tanto Alberto como yo nos quedamos sorprendidos por encontrar una memoria USB en el interior. No sabía lo que contenía pero Alberto estaba incluso más curioso que yo por saberlo, ya que casi me arrastra al despacho para poder ver el contenido en el ordenador.

-Vamos ¿Que puede ser? -se preguntó a sí mismo- ¿No tienes curiosidad por saber que puede ser?

-Quizás solo sea su colección de porno amateur personal. No pienso ver eso contigo, te lo advierto -bromee.

-¿Te imaginas que fuera eso, protagonizado por sí mismo?

-No digas esa mierda, joder que asco me ha dado el solo escucharlo.

Aunque tampoco me sorprendería lo más mínimo encontrar eso o algo parecido. Incluso dudaba si podría ser pornografía infantil. Pero interiormente rezaba para que no fuera alguna violación o maltrato contra mi madre. Que también podía ser eso.

entonces me di cuenta que debía ser algo muy gordo si se había puesto como loco al no encontrarlo ¿Qué mierda tenía esto? Aunque tampoco me podía creer que tuviera eso guardado de esta forma. Debía tener archivos encriptados o con códigos, con algo de seguridad.

Llegamos al despacho y no nos entretuvimos más. Conecte el USB al ordenador. Solo había una carpeta con sus iniciales y dentro unos pocos archivos sin proteger. Pero en cuanto me di cuenta de lo que eran me quedé petrificada.

-¿Sabes qué es esto?

-¿Qué vas a hacer ahora? -pregunto sin despegar los ojos de la pantalla, sin poder creer lo que estaba mirando.

-Primero comprobar que esto es real.

-Claro que es real sino no se había cabreado cuando vio que no estaba en su despacho -me dijo exaltado por lo que estaba pasando.

-No se que decir, me he quedado sin palabras -era real que no me esperaba esto no en un millón de años- ¿mi madre sabe esto?

-No lo creo.

La cruel pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora