(Lucía)
-¿Y esto? -preguntó Alberto, señalando la muñeca matrioska que le había robado a mi padre- Es feisima.
La había dejado en una de las estanterías de mi despacho. Pero ahora que me fijaba era muy cantosa a comparación del resto de la decoración. Era horrible. Pero Sergio me había pedido que no la tirara, así que ahí se quedaría la dichosa muñeca.
-Muchas gracias. Me reconforta saber que la ves igual de horrible que yo -comente- No la toques, a Sergio le gusta.
-Podrías haber elegido a un chico con mejor gusto -bromeo.
-No te pases, le gusto yo. Eso es tener buen gusto -bromee también.
Habíamos estado hablando sobre legalizar mis negocios. Iba ser un gran riesgo y Alberto se veía reacio a legalizar el cien por ciento de los negocios. Quería mantener el negocio de la seguridad tal cual estaba y yo lo quería disolver. Estaba considerando la posibilidad de pasar ese negocio a Alberto. Si quería ese negocio siempre se lo podía dar.
En lo referente al negocio de compra y venta de locales o apartamentos, sí que estamos de acuerdo. Así que nos íbamos a poner en marcha. Alberto y yo nos pondremos a investigar sobre de qué contactos tenemos que tirar para empezar esto.
Seguro que iba a tener que hacer muchos viajes de negocios y dejar a Sergio solo aquí. No me lo podía llevar, ya que él tiene su trabajo aquí y no quiero que cambie por mi culpa. Tiene todo aquí.
Le prometí a Sergio, aunque el no lo supiera, un imperio, coches negros y ser tan rico como un mafioso. Él lo pidió en broma y lo obtuvo al estar conmigo. ¿Cómo se lo podía arrebatar ahora que lo tenía todo? Si lo perdía todo por culpa de hacer mal las cosas ¿que me quedaría para él?
-¿Le vas a decir a Sergio todo esto? -pregunto bastante serio.
-No sabe nada de mis negocios ¿Por que iba a empezar ahora? mejor que sepa a qué me dedico cuando no me tenga que esconder y no sea un secreto -respondí- eso siempre que todo salga bien.
-No vamos a dejar que tu imperio se desmorone -me animo Alberto- ¿Cual es el siguiente paso?
-¿Qué te parece si aprovechamos por última vez mi poder para vengarnos de mi padre y de Kain?
-Me parece que tu padre ya está bastante tocado -dijo refiriéndose a la noticia.
-Esa no ha sido mi venganza. no me pienso quedar de brazos cruzados cuando él me intentó enfrentar contra Kain y que luego no diera la cara. Tuve que asumir las consecuencias de lo que él había hecho. Pues ahora se va a cagar. Y Kain también.
-¿Que está maquinando esa mente tan retorcida que tienes?
-Kain me flagelo porque los hombres de mi padre se acercaron a alguien especial para él y pensaba usar a Sergio como moneda de cambio. Pues imagínate si alguien especial para Kain aparece en la propiedad de mi padre.
-Se volverá loco. Matara a tu padre -me advirtió.
-Pues que se defienda igual que hice yo.
No iba a ceder en este asunto. Mi padre podía defenderse de la misma manera que lo había hecho yo. Otra cosa es que no sepa cómo reaccionar y acabe mal parado. Pero se lo tenía merecido.
-Que sangre más fría -dijo. No se si lo ha dicho como halago o como defecto, pero para mi era algo bueno.
-Gracias -le agradecí- Por cierto ¿Cómo está tu perro?
-¿Mi perro? Bien ¿por qué? -respondió confuso.
-Me imaginaba que algo le pasaba, ya que el otro día tuviste que irte y dijiste que no dormías aquí. Imagine que era algo relacionado con tu perro. ¿Qué fue entonces?
-Si, tienes razón. Mi perro se puso malísimo y su cuidador no sabía que le podía pasar y no sabia que hacer. Así que tuve que ir. Al final no era nada grabe, pero me quise quedar porque aún estaba flojito.
-Traelo aquí. Ahora que está Nala seguro que mis niños se han calmado -propuse.
Era incapaz de estar separada de mis niños demasiado tiempo. Los perros se podían convertir en parte de la familia. O en mi caso, directamente, en mi familia.
-No, gracias. Además ahora que está Sergio aquí, tu mansión se ha convertido en tu nidito de amor. Estar escuchando los golpes de tu cabecero cada dos horas, no es lo que quiero. Para algo tengo una casa propia, allí tengo toda la tranquilidad que quiero.
-Se te va a mustiar el pito.
-Por eso no te preocupes. tengo quien pule mi sable.
-Demasiada información -me tape los oídos fingiendo estar escandalizada por sus palabras- Que bruto. ¿Cómo se llama la chica? ¿La conozco?
-¿Desde cuándo eres tan entrometida? No conocía ese lado tuyo tan maruja -respondió.
Había esquivado mi pregunta con esta tontería. Pero yo no le iba a forzar a responder. Alberto ya me contaría todo cuando estuviera preparado.
-Maruja tus huevos. Vámonos, que tenemos que hacer trabajo de campo.
-¿Quieres ir en tu coche o vamos en el mio?
-En tu coche -respondí- pero yo al volante. Necesito conducir. Prepara a los perros, nos los llevamos.
Así que me adelante para pedirle las llaves a Manuel, ya que Alberto le suele dejar aparcar el coche. Mientras Alberto iba a mis los perros.
No me esperaba que Alberto apareciera con mis niños y Nala, los cuatro con unos chalequitos de camuflaje. No me pude resistir a hacerles una foto.
-¿Y esto? -pregunte riéndome.
-Lo hizo Sergio cuando estabas desmayada. Me obligó a prometerle que los usarían cuando me los llevara de misión. Y no seré yo quien desobedezca las palabras de la novia -llamó así a Sergio en broma.
-¿Nala también viene?
-Intenta separarla tu de Zyon. Parece su novia celosa.
-Pues lo tiene claro si piensa que me puede robar a mi niño.
Los subimos a todos a la parte de atrás del coche y a Nala la llevaba Alberto encima en el asiento del copiloto. Entonces nos pusimos en marcha.
ESTÁS LEYENDO
La cruel pasión
Storie d'amoreBatallar por ser la mejor y esquivando a los de la investigación EME. Lucía Arilla es independiente y tiene las cosas muy claras, lo tenía todo controlado. Es implacable y muy imprevisible. Así que lo último que Lucía podría imaginar era que tuviera...