(Nicolás)
-¿Pero a dónde estamos yendo? -volvió a preguntar Sofía por undécima vez.
-Nos tenemos que largar lejos. Hasta que todo se calme -respondí comenzando a perder los nervios- ¿Ha contestado tu hija?
-No, creo que se ha quedado sin batería. Porque ya no da ni señal -respondió- ¿Qué vamos a hacer ahora?
-¡Iremos a tomar un café! ¡¿A ti qué te parece?! -le grité siendo sarcástico- Nos esconderemos hasta poder solucionar esta mierda. Porque tranquila que de esta salimos por mis cojones.
La zorra de mi hija me había delatado a las autoridades y ahora me estaban buscando por estafa y vete tú a saber de cuantas cosas más. Mis socios no me levantaban el teléfono así que la niñata la había liado pero bien. Había eliminado hasta mi plan de huida.
Teníamos la radio apagada para no escuchar nada más y así no ponerme más nervioso. Ya tenía suficiente con la puta histérica de mi esposa preguntando tonterías como para escuchar a los mentirosos de las noticias.
Me dirigía a una casa de campo que tenía a las afueras de la ciudad, ya que era la única propiedad alegada que no estaba a mi nombre real y no podía salir del país por estar en busca y captura. No podía pasar el control de un aeropuerto o de una estación de tren, sin ser descubierto.
Tendríamos que quedarnos allí mientras encontraba la manera de solucionarlo. Primero necesitaba que algún imbécil de mis socios contestara al maldito teléfono. La última opción que tenía era llamar a Marcelo, pero estaba seguro de cómo se tomaría esta noticia.
Estábamos yendo por una carretera secundaria, no muy transitada para no llamar la atención, cuando fuimos embestidos por un todoterreno blanco. Nos sacó del camino y acabamos chocando contra un árbol.
El impacto había dejado a Sofia y a mi magullados pero conscientes, algo desorientados. El coche estaba hecho un siniestro, con el capó con forma de acordeón y el lateral derecho hundido por donde nos habían golpeado.
Me sentía confuso y desorientado. Sofía no paraba de gritar como loca y a mi me costaba articular cualquier palabra ahora mismo. Mientras intentaba desabrocharme el cinturón de seguridad vi como se abría la puerta del copiloto y la última persona que yo me esperaba ver estaba ayudando a Sofía a salir, con cuidado del coche.
¿Qué hacia aquí Kain? ¡Se estaba llevando a Sofía! No tenía ningún sentido esta situación. Kain debía de estar en la cárcel o muerto. ¿En qué momento lo habían liberado? ¿Cómo había escapado?
Aunque intenté gritar con todas mis fuerzas apenas logré emitir un quejido. Tenía tal conmoción que no lograba coordinar ni mi sistema motriz con propiedad.
Mi puerta se abrió al poco rato de ver desaparecer a Sofía en el coche de Kain. Que la muy imbécil se subió por su propia cuenta, sin poner resistencia, creyendo en las palabras de Kain de que le ayudaría. Que estaba allí para socorrernos.
A mi lado apareció una figura femenina. Vestida totalmente de negro, con el rostro tapado, y el pelo recogido en una coleta. En vez de agacharse a mi lado para ayudarme a salir del coche, como había hecho Kain con Sofia, esta chica pateó mis piernas e hizo gestos para que saliera por mi propia cuenta.
Tenía suerte que no me podía mover con fluidez sino tendría la suerte de poder enseñarle quien soy yo y como me las gasto. La tendría en cuatro dándole la lección de su vida.
Pero en esta situación no tenía de otra. Así que salí del coche como pude quedando sentado en el suelo apoyado contra el coche. La chica se limitó a atarme como si fuera un chorizo inmovilizando mis brazos pegándolos a mi cuerpo, antes de acercarse al coche de Kain para hablar con él.
Para mi sorpresa en vez de irse la mujer con mi esposa fue Kain quien marchó. Dejándome a solas con la mujer enmascarada. Que se acercó a mi y esta vez si se agacho frente a mi, para quedar cara a cara.
-Me parece muy extraño que no hayas abierto esa puta bocaza tuya en todo este rato, Nicolás -dijo Lucía quitándose el pasamontañas que llevaba- Debería haberte dado un buen golpe.
Esto era lo último que me esperaba. Mi propia hija trabajando con Kain, con el enemigo, para derrocarme. Había provocado el accidente, me quería bien muerto la muy puta ¿Pero cómo se atrevía a hacerme esto a mi? La desgraciada. Que si no fuera por mi ¿Ella dónde estaría?
-¿Te ha comido la lengua el gato? ¿O te has envenenado con tu propio veneno, víbora? No creo que pueda llegar a imaginar todas las maldiciones que estas pensando ahora mismo, pero me encanta lo callado que estas -dijo con una sonrisa en la cara, riéndose de mi.
Sólo pude mirarla con ira en los ojos, pero por su risita supe que Lucía sabía la rabia que tenía en estos momentos.
-Ahora ponte en pie, tenemos que irnos a un sitio muy especial -me ordenó poniéndose en pie y golpeándome con una patada- ¡Vamos que no tengo todo el día, cerdo!
Lucía me agarró de las cuerdas ayudándome de manera brusca a ponerme en pie. Para luego patearme y hacer que caminara más rápido, casi me caigo de morros contra el suelo, pero me mantuve en pie.
Me guio hasta un todoterreno negro, que hasta ahora no me había percatado que estaba allí, y me hizo subir a la parte de atrás. Entonces me di cuenta de algo que no encajaba. Lucía jamás iba a ningún lado sin sus perros ¿Dónde estaban?
Que no hablara durante el trayecto también me inquietaba. Esperaba que se siguiera mofando de mí ya que no me podía defender. Tampoco ayudaba que no conociera el camino para aliviar los nervios.
-La has liado bien -dijo en cierto momento Lucía- Sabías perfectamente que fui capaz de sacrificarme cuando Kain capturó a Sergio y ¿Tu te atreves a matarlo? Prepárate para no volver a ver el sol salir, imbécil.
![](https://img.wattpad.com/cover/322602316-288-k930513.jpg)
ESTÁS LEYENDO
La cruel pasión
Lãng mạnBatallar por ser la mejor y esquivando a los de la investigación EME. Lucía Arilla es independiente y tiene las cosas muy claras, lo tenía todo controlado. Es implacable y muy imprevisible. Así que lo último que Lucía podría imaginar era que tuviera...