VI INFIERNO

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 Ignoren el hecho de que su humilde servidora cometió el enorme error de subir este cap en el primer libro en vez de aquí, jajajaja me pase de verás. ¡Y USTEDES TAMBIÉN! Ven que sale el Pierce y que dice VI y no avisan. 

Bueno, en otras noticias la única razón de mi ausencia es un enorme bloqueó artístico, << ¿Por que digo artístico en vez de escritor? >> porque no he podido hacer nada de lo que me gusta en un tiempo, escribir, leer, dibujar, a penas trabajo y existo. 

Estoy tratando, de verás, conseguirán mi máximo esfuerzo, pero no me estaba gustando nada de lo que escribía y así no tiene gracia, pues siento que a ustedes tampoco les gustara.

Bueno ya, dejo de interrumpirles, vayan a leer.

BESITOS.

Música sonando a todo volumen, alcohol, luces y el sudor recorriendo nuestros cuerpos. No dejábamos de bailar, cada vez intentando acercarnos más a la tarima. El tiempo pasaba y la embriaguez me volvía despreocupada. Aunque el ambiente era increíble y no paraba de divertirme, el calor que generaba el gentío, sus cuerpos chocándome de vez en vez, empezó a irritarme. Terminé aislándome un rato, recostándome contra la pared para admirar desde lejos como la maravillosa banda tocaba.

No había dudas de que muchas de sus canciones terminarían en mi lista de reproducción y por un rato me pregunté cómo no los había escuchado antes.

Estaba muy tomada, tanto que las luces se volvieron muy brillantes y la música demasiado ruidosa. Caminé despacio hacia donde estuviera un poco más oscuro, terminando así muy cerca de la puerta que tanta curiosidad me causaba.

En ese momento nada estuvo a mi favor, Duda estaba lejos, mi curiosidad llegó a su límite y algo aun más extraño ocurrió ante mis ojos dejándome totalmente confundida. Esteban, nuestro profesor de literatura y aquel al que había encontrado siendo agredido por Matías, saludo a los dos guardias alegremente y entró al sitio. No había que ser muy inteligente para saber que no debes meter tus narices en asuntos que no son tuyos, y que aparentan ser peligrosos, pero en mi defensa, el vodka nunca fue mi mejor consejero. Caminé tranquilamente, esos guardias debían recibir cientos de personas, quizás si intentaba pasar como si supiera lo que estaba haciendo lograría colarme.

— ¡Muchas gracias por estar todos aquí esta noche! —Escuché desde la tarima a la chica.

— ¡Eso fue todo! Nos despedimos —Gritó el bajista con mucho entusiasmo —sigan la fiesta.

Estaba tan cerca de la puerta, a punto de descubrir si lograría pasar con facilidad, pero entonces Duda llegó hasta mí y me tomó del brazo para hacerme girar a verla.

— ¡Son grandiosos! —Gritó para que la escuchara sobre la música — ¿esperamos juntas a ver si logramos sacarles autógrafos?

—Ni siquiera los conocías antes...

—Acabo de volverme gran fan —aseguró y entonces miró sobre mi hombro —¿intentarías entrar?

—Vi a nuestro profesor de literatura.

— ¿Y eso qué?

—Es raro.

—Los profesores también son seres humanos que van a fiestas y se emborrachan, Eva.

— ¡Lo sé, lo sé! —la tomé de las manos —es difícil de explicar, pero vi a Matías amenazando a Esteban, parece que le debe dinero, es como... no sé, quizás venda drogas o algo así.

— ¿Y tu plan es entrar al infierno y averiguar si tu jefe es un criminal?

<<Ella tenía razón, no había mucha lógica en lo que estaba haciendo>>.

Mírame De Nuevo +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora