XXI Peor

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Es difícil creer que cada una de tus acciones pueden tener una consecuencia desagradable, incluso cuando lo que haces ni siquiera afecta a los demás de manera directa.

Aún así, yo había logrado imaginar que algo como eso podía pasar. Un chico chico muy confundido con la repentina relación casi imposible de Jacob y Nicol, reclamando, o siendo indiscreto. No me resultaba difícil de creer que alguno de los tantos con los que Jacob estuvo pudiera abrir la boca solo para generar caos.

Me ponía nerviosa pensar en todo lo  que Jesús había dicho. Aunque Nicol estuviera de nuestro lado, y supiera la verdad, podía fastidiarse y romper el trato si se convertía en un drama.

Yo lo haría de ser ella.

Al ver a mi amigo era imposible no notar el enojo, cualquiera podría darse cuenta, mucho más si él no ponía ni el más mínimo empeño en disimularlo. Avanzamos sin decir palabra, uno al lado del otro y justo unos pasos después de hundirnos en los pasillos, sonó la campana, dando aviso al final de otra clase.

— ¿Le contarás a Nicol? —pregunté llegando a mi casillero, recogiendo un par de cosas —creo que deberías decirle.

—Sí, claro que lo haré —pegó la espalda a los casilleros a mi lado —no quiero que si Jesús realmente habla con ella la tomé por sorpresa.

Suspiró.

—¿Crees que esto fue una mala idea?

—Sí —respondí sinceramente, cerrando la puerta para poder mirarlo a los ojos —siempre he creído que es mejor que simplemente le cuentes la verdad a tus padres.

—Y te he explicado porque no puedo, no hasta no terminar la universidad y conseguir trabajo.

Asentí.

—Bueno, cada vez falta menos —sonreí para reconfortarlo un poco.

Entonces Duda llegó de la nada, apareciendo a mi lado de un brinco y casi matandome del susto.

—Vine a informar que no podré pasar por ti al trabajo más tarde —avisó poniéndome la mano en el hombro —tengo que ir con mi madre a un evento

—No hay problema, yo voy por ella.

Les sonríe a ambos.

—Ahí viene tu novia —señaló la pelirroja a lo que ambos volteamos.

Nicol sin dudas era un imán para los demás, venía riendo en un gran grupo de chicos, pero cuando nos vio se despidió rápidamente para acercarse y abrazar a Jacob que le correspondió y sonrió con ternura.

—Así como me has traído debes llevarme, ya que me he dejado el auto.

—Aun me queda una clase.

Ella hizo un tierno puchero.

—Puedo llevarte —se ofreció Duda —si no te molesta que dejemos en el trabajo primero a Eva.

—No me molesta, pero creo que voy a esperar a Jacob.

—Puedes entrar a la clase conmigo.

—¿Y me compras un helado al salir?

—Lo que quieras.

Duda y yo nos miramos, pero ninguna dijo nada, solo sonreímos.

—Bueno, vamos, nos vemos más tarde chicos.

—Nos vemos en casa —me despedí también para seguir a Duda hasta el auto —¿no deberíamos buscar a Bárbara?

—Le escribí, me dijo que se iría de compras con unas amigas, que no me preocupara.

Mírame De Nuevo +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora