XXII ¿El verdadero Matías Jhops?

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Estuve nerviosa todo el rato, desde que inició la película, hasta el fin. Dave no parecía tener intenciones románticas con su invitación, pero aún así yo me lo replanteé muchas veces.

Trataba de analizar la forma en la que me miraba cuando coincidimos en ello, si me sonreía diferente, si su voz era coqueta o lo había sido solo conmigo. No estaba dispuesta a permitirme ninguna clase de mal entendido y mucho menos con otro Jhops.

Pero esa noche no conseguí nada, solo quedar más confundida.

Me fui a mi habitación y después de ducharme me lancé a la cama con mi celular. Quise saber un poco de la galería de arte a la que iríamos, así que busque el nombre de Dave en internet sorprendiéndome que era mucho más popular de lo que imaginé. Los medios hablaban de lo misterioso que era no tener tantas colaboraciones por parte Dave, siempre era Matías el que daba la cara en cualquier evento público, y él más sociable de cualquier manera posible. Dave era el chico misterioso, que se cubría para las fotos y nunca aparecía voluntariamente en ninguna revisa, sin embargo era muy mencionado por su arte, por la galería y los pintores reconocidos que le rodeaban. Logré averiguar aún más de esas pinturas, encontrándome fotos de cuadros magníficos y surrealistas que parecían haber tomado años de trabajo por los mínimos detalles de cada pincelada.

Ya no tenía ni una sola duda, Dave era un genio.

Apagué la pantalla y me estiré en mi cama, mirando el techo. Mi cuerpo estaba tan agotado como mi mente.

En mi actual bloqueo, era una artista sellada en una caja de cartón. No podía ni siquiera compararme en lo más mínimo con alguien como Dave y por más que sonara estúpido, dolía.

Me sentía cada día más cansada y aburrida, siendo sincera, estaba en el punto más bajo. No disfrutaba la universidad, odiaba mi trabajo porque pasaba absolutamente todo el día limpiando sin tener contacto con otras personas. Por lo menos podía escuchar música. Y llegaba a casa tan cansada que había abandonado por completo mis hábitos y entretenimientos.

No fue difícil quedarme dormida, y desperté al día siguiente con la horrible sensación de no haber descansado suficiente. Fue un sábado normal, me duche, me arreglé y me apresuré de estar en mi trabajo un poco antes de la hora. Cumplí cada deber sin atraso alguno, esperando que él día no fuera tan lento.

Salí a almorzar al jardín, para tener aire fresco. Caminé lejos de la casa hasta una banqueta cerca del invernadero y comía mientras miraba al rededor. El día estaba fresco y bonito, era agradable, especialmente en un jardín tan grande y hermoso.

No me dí cuenta hasta un rato después, cuando ya casi había acabado de comer, pero un poco apartado aunque a la vista había un gran árbol y un columpio. Allí estaba Heinie, en un lindo vestido rosa y al parecer teniendo una charla animada.

No podía ver con quién hablaba, a penas podía ver parte de ella desde mi lugar. Parecía estar sola.

Me terminé mi sandwich en silencio y recogiendo mis cosas se me instaló el deseo de ir a ella y hablarle, aún me quedaban unos minutos de descanso y solo había conversado con ella una vez. Me causaba tanta curiosidad como sus hermanos.

No muy segura de mi decisión empecé a cruzar el jardín y cuando estuve cerca fue que pude notar la banca frente al árbol y a Matías sentado en él.

Se veía diferente, lo suficiente para que me costará identificarlo de su hermano. No llevaba traje, ni ropa de chico malo, todo lo contrario, una camiseta verde limón con un logo de alguna banda que desconocía, los jeans claros y en pantuflas como si le hubiera dado pereza ponerse zapatos. El cabellos estaba completamente ondulado y algo húmedo, era obvio que no había pasado mucho tiempo desde su última ducha.

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