XVII Fingir

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El lunes empezó como un día cualquiera, los ánimos en el piso, el enorme deseo de seguir durmiendo o mejor aún, morir. Cuando baje a la cocina no fui la única quejándome de mi existencia, realmente solo Barbará que era una chica extrañamente alegre, estaba animada, el resto tenía su rostro hecho un poema. Me senté junto a mi mejor amigo para desayunar, esperando un saludo de su parte, pero fui magistralmente ignorada. Estaba mirando su cereal como si se le hubiera perdido algo dentro y realmente me preocupe, porque no era del tipo de chico que se quedaba en la nada frente a otras personas.

—Jacob —lo llamé, pero tampoco sirvió para sacarlo de su trance —Beasley.

Eso sí fue suficiente para que me mirara aunque fuese de mala manera.

—Hola Eva.

Me pareció aun más extraño sentirlo decaído, quizás estaba siendo demasiado dramática, pero realmente conocía a mis amigos para darme cuenta que algo malo había ocurrido.

— ¿Estás bien? Te noto raro —asintió, y aunque me ofendiera la mentira por un momento, solo pensé que debía darle su tiempo y me comentaría luego si realmente tenía algo.

— ¿Quieres que te lleve a clases hoy? —Preguntó volviendo a comer —Duda no llegó a noche, supongo que la veremos en clases.

—Creo que su madre necesitaba mucha ayuda, gracias por ofrecerte.

—Es increíble que haya sacado tiempo para ayudar a su mamá y también estudiar, no sé como lo hace.

La madre de Duda era dueña de una prestigiosa agencia de modas, de allí había salido ese amor por la ropa de marca, cara y el buen gusto, sin embargo aunque por mucho tiempo creímos que seguiría los pasos de su madre o seria modelo, ya que ese era su mundo entero durante la preparatoria, al graduarnos nos sorprendió a todos decidiendo que estudiaría lo mismo que su padre, periodismo.

— ¡Odio con todo mi corazón estudiar! —Gritó Sharles entrando a la cocina, su cabello rubio vuelto un torbellino —pero en serio quiero graduarme, mierda.

Nicol rió y palmeó la silla junto a ella.

—Ven, te hice desayuno —al avisarle las miré.

—Lamento ser indiscreta, pero ¿acaso ustedes volvieron?

Fue entonces cuando Nicol se ahogo con el batido que tomaba, se cubrió y me preocupo que se le hubiera ido el líquido por la nariz ya que eso dolía. Por otro lado, Sharles se sentó sonriéndome y negó.

— ¿Pareciera?

Asentí.

Ella miró a la pelinegra y le palmeó la espalda, tratando de que se le calmara la toz.

—Lo siento —me disculpe verdaderamente avergonzada.

—No te disculpes, en realidad estoy saliendo con alguien más —respondió la rubia y por la mirada que le dio Nicol, ni siquiera ella sabía —tenemos un par de semanas a penas, pero es muy dulce y creo que puede volverse algo serio. Nicol y yo nos dimos cuenta que la forma en la que habíamos terminado fue muy tonta, y después de hablarlo pudimos empezar a ser amigas.

— ¿Vas en serio con esa chica? —preguntó ella.

Jacob choco su pie con el mío debajo de la barra, y sonriendo los dos pensamos las mismas tonterías mientras las mirábamos.

—Sí, ya era hora de que me diera una oportunidad con alguien más, ¿no es cierto?

—Claro que sí.

—Bueno, nosotros deberíamos ir adelantándonos, me encargaron sacar unas fotografías del campus vacio para un artículo del periódico escolar —avisó Jacob poniéndose de pie, así que tomé una manzana del mesón para ir con él —buen provecho.

Mírame De Nuevo +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora