XV Última conversación

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Dave condujo un rato considerable, saliéndose de la carretera y subiendo por una montaña con caminos que ni siquiera conocía, para cuando llegamos al sitio yo estaba aun más ansiosa que antes. Todo estaba iluminado solamente por las luces de autos y la cantidad de personas era lo más desconcertante. Me sentí como en una película de carreras, la gente apostando por su favorito.

Pierce fue el primero en notarnos al bajar del auto, Dave estaba tenso por la mala forma en que este lo miró al notar mi presencia. Era sencillo, nadie me quería allí, pero era tarde para arrepentirme. Cuando Mat giró y sus ojos me encontraron no hubo sorpresa, solo fastidio. Caminó hacia mí, guardándose las manos en los bolsillos de su pantalón.

— ¿Y ahora que haces aquí? —la pregunta estaba llena de pereza, realmente lo había agotado y no sabía cómo o si debía de alguna forma arreglarlo.

—Técnicamente lo mismo —susurré.

Miró sobre su hombro, muchos tenían los ojos en nosotros, él era el centro de atención.

— ¡Alex! —gritó y tomé su mano en un intento de frenar lo que fuera a hacer. El chico rubio estaba cerca, junto a su propio auto, primero miró a Mat y luego a mí con perplejidad —sin importar el resultado de la carrera, puedes hacer lo que quieras con lo que acordamos. Ya no estoy interesado en jugar al guardaespaldas.

—Matías —lo llamé halándolo.

— ¿Feliz? —Cuando volvió a verme pude notar que estaba realmente enojado — ¿esto es lo que querías?

—Vine a decirte que nunca saldría con él ganaras o perdieras.

—Eso no me interesa, no lo hice por celos.

— ¿Por qué querrías protegerme si no te importo?

Suspiró y tomó mi muñeca para obligarme a soltarle.

—Espérame aquí, hablaremos luego —pidió y señaló a Pierce —si te sientes insegura acércate a él, tengo una carrera que ganar.

—Suerte —le deseé por lo que unió sus cejas y luego chistó antes de darme la espalda y volver a su auto.

Era tan extraño, ni siquiera sabía si estaba emocionada o asustada. ¿Qué hacia una chica como yo en un lugar como ese? Y mucho más aun ¿Por qué no podía mandar a la mierda a todos e irme a casa?

— ¡Empecemos! —grito una mujer que parecía estar usando traje de baño acercándose a la pista, se puso en medio de ambos autos con una enorme bandera roja —hoy presenciaremos la esperada guerra entre Alex McNeil y Matías Jhops, dos campeones actualmente invictos.

Las personas gritaban y yo intentaba acercarme quedando junto a Pierce y Dave que nos alcanzó. Tenía las mejillas incendiadas.

—Una guerra de titanes —la chica en la pista seguía motivando al publico haciéndolos gritar y aplaudir frenéticos — ¿listos? —Levantó la bandera roja — ¡ya!

No se había bajado la bandera por completo cuando los autos arrancaron a toda velocidad dejando solo el polvo y olor a caucho. Todos gritaban obligándome a cubrir mis oídos y deseé estar en el vehículo porque no había forma de no morir de ansiedad mientras daban la peligrosa vuelta a la colina y llegaban a la meta.

Tenía miedo, miedo de que pudiera ocurrirles algo, porque había leído un montón de veces de autos que chocaban o se salían del camino en carreras como esa. La policía siempre intentaba detenerlas, arrestar a los participantes, pero era difícil porque nunca tenían fechas programadas, salían de la nada.

Al principio podíamos escuchar los autos más no verlos. Todos teníamos el corazón en la boca y el público gritaba animando a su favorito como si estos pudieran oírlos. Me estaba desesperando, pasaban los minutos y yo no dejaba de plantearme escenarios horrendos y quizás fue eso, mi patética mala suerte porque el auto que llego a la línea de meta no fue el de Matías Jhops.

Mírame De Nuevo +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora