IX La apuesta

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La unica ventaja de jugar con fuego es que uno aprende a no quemarse.

—Oscar Wilde.

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Salí más tarde de lo habitual porque la señora Jhops tendría unos invitados muy importantes al día siguiente, y por consecuencia quería que todo estuviera perfecto. No sé cuánto tiempo me llevó caminar a la parada de bus más cercana, tampoco si tenía suficiente energía para esperar el tiempo que le tomara a algún transporte llegar a mí, pero ya me había rendido, mi paciencia se había agotado.

Mis amigas se habían esforzado un montón y sabía perfectamente lo importante que era esa noche. La última primera fiesta, ya que la mayoría nos graduaríamos. Deseaba con todo de mí poder resistir aunque fuera un par de horas, pero a cómo iba pintando mi noche, ya lo creía imposible.

Me senté en un banco a esperar, Duda y Jacob estaban demasiado ocupados para ir por mí así que ni siquiera intenté marcarles. Por segundos la propuesta de Matías pasaba por mi mente, me sentía tonta al no aprovechar la oportunidad de llegar temprano a casa, pero el chico de ojos preciosos usaba cualquier oportunidad para humillarme y la verdad no tenía ni las más mínimas ganas de seguir discutiendo. Pasaron unos veinte minutos, estaba estresada, agotada y extremadamente nerviosa. El lugar estaba solo, demasiado lejos de cualquier otra casa y cuando pensé en tomar el celular y marcarle a quien fuera que pudiera ir por mí, ese reconocible auto deportivo negro se estaciono justo al frente.

Me crucé de brazos, en serio no quería pedirle ayuda, pero cuando bajo el vidrio del copiloto allí estaban esos dulces ojos azules. Dave me sonrió con toda la amabilidad posible, su rostro iluminado con una genuina alegría por verme.

— ¿Te llevamos? —Ofreció, mi mirada paso sobre su hombro y logré ver a Mat con las manos al volante —vamos justo a la fiesta de tu fraternidad.

Su sonrisa me sacaba de quicio, sin embargo no podía decirle que no a Dave, y mucho menos quedarme sola en esa parada cuando tenía la oportunidad perfecta frente a mis ojos.

—Muchas gracias, Dave —sonreí y asentí, subiéndome a la parte trasera y así Matías arranco de inmediato.

— ¿Cómo has estado? —Me preguntó —no habíamos tenido la oportunidad de vernos de nuevo.

Sí, mientras Dave era una agradable sorpresa que no ocurría a menudo, Matías se había vuelto una pesadilla concurrente.

—Perfectamente —respondí y fue entonces cuando noté algunas carpetas y materiales de pintura a mi lado, estaban un poco regados y aunque Matías parecía conducir de manera bastante ligera incluso había un par de pinceles en el suelo.

—Lamento el desastre —se disculpó Dave asomándose entre ambos asientos —es mi culpa, se supone que debía recoger todo hoy, pero lo olvidé.

—Adoraría que no volvieras a olvidarlo —se quejó Matías y solo sonreí.

—No hay problema, estoy muy agradecida de que me lleven con ustedes —no era mentira — ¿estudias arte?

—Así es, ya estoy en ultimo año.

— ¿En qué mundo vives? —Preguntó Mat, por supuesto que nosotros no podíamos estarnos más de diez minutos sin discutir —Dave ha sido el representante de la clase de arte durante tres años. Ha ganado el primer premio cada año y fue quien pinto el mural de la universidad, además de trabajar para una importante galería de arte desde preparatoria y ser conocido por sus talleres y cursos a personas de bajos recursos.

Mírame De Nuevo +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora