XLV Bisexual

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NICOL:

Ese imbécil de mierda.

Desgraciado que no debió haber nacido, hijo de su pu...

— ¿Estás bien? —Jacob interrumpió mis pensamientos.

Era un poco gracioso que él me estuviera haciendo esa pregunta.

Yo conducía, creí que lo mejor era que Jacob se quedara en el copiloto para que pudiera pensar y procesar todo lo que había pasado, pero yo realmente estaba furiosa. No podía parar de apretar el volante y pensar una y otra vez en como destrozarle la cara a ese imbécil.

Era un completo idiota, no tenia derecho a hacer algo como eso, todos deberían tener la libertad de salir del closet cuando y como quieran. Quería matarlo con mis propias manos.

—Ash —solté exasperada —no, no puedo entender como pudo hacer eso. ¿Qué se metió? De seguro, drogas hasta por el cu...

—Yo debería ser el enojado —me interrumpió resistiéndose a reírse, por lo que lo miré de reojo sorprendida —calma, no quiero que nos mates de camino a casa.

—Te veo demasiado tranquilo —reclamé, y como la buena e irresponsable conductora que soy, me hice a un lado de la carretera en un movimiento rápido, estacionándome para mirarle a la cara. —Y no es justo.

—No puedo cambiar nada enfadándome.

—No te creía pacifista —chisté.

Jacob suspiró, cerrando por un instante esos preciosos ojos azules que podían derretir hasta la ropa interior.

Jacob se había vuelto rápidamente una persona importante para mí, y yo no tenía ni idea de cómo. Me sentía tan cómoda a su alrededor que estar con él no solo era agradable, era entretenido, como tener un novio, pero sin las peleas, los reclamos y grandes responsabilidades. Y no iba a negarlo, la manera en que me tocaba despertaba partes de mi cuerpo que no fingían nuestra relación, el calor era tan real que estuve apunto de renunciar a ayudarle en más de una ocasión. Jacob me atraía a él como mosquitos a una luz, y era tremendamente estúpido.

Sería mi puto karma, mi ajuste de cuentas con la vida, porque enamorarme de un hombre gay, definitivamente era la mierda más pendeja que había hecho.

—Estoy enojado —susurró despacio mirándome una vez más —ni siquiera sé que voy a hacer ahora, esto va a arruinarme la vida.

—No tiene por qué hacerlo. Podemos simplemente negarlo todo, será tu palabra contra la suya...

—¿Y si salen más chicos a hablar?

Me quedé sin palabras por unos segundos.

—Puedes decir que eres bisexual, que nuestra relación es real —dije, era lo más lógico que se me ocurrió —terminamos en unas semanas y serás libre.

—Eso es casi tan grave como ser gay para mi familia —soltó un bufido lleno de enojo — ¿Qué pasara ahora? Cuando mi madre escuche esto no sé siquiera si lograré graduarme.

—Ya no estás solo —le recordé —ahora me tienes a mí, y si tu madre no quiere apoyarte, importa una mierda, yo lo haré.

—No es tu responsabilidad.

—Te quiero —dije sin pensarlo demasiado, mirándolo fijamente.

Sus ojos también estaban enfocados en los míos, y me hacían sentir tantas cosas que no lograba entender. Me dejaban sin aliento, sin fuerzas para agarrar otra respiración profunda.

Mírame De Nuevo +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora