La penetrante lluvia seguía haciendo estragos en la cabeza atormentada y estresada de Timothy. Por su frenética mente transitaban las lastimeras memorias que tuvo con Jason antes de que las cosas cambiaran sin saber si para bien o para mal. Por el momento, en su hora más obscura, Timothy estaba perdido en sus arrepentimientos y en sus decisiones que no sabría si le dieron alivio o más castigo.
Acostado sobre el sofá, Tim seguía llorando, pero sus doloridos gemidos los emitía en silencio; por nada en el mundo, osaría molestar el descanso de Jason a causa de sus debilidades y su sollozo que se negaba a detenerse. Aunque se ahogara en su dolor, Timothy se tragaba sus quejidos, físicos y emocionales. No le importaba en lo absoluto que su cabeza fuera a estallar o que su alma estuviera resquebrajándose, prefería hundirse solo a que Jason se viera involucrado en su remordimiento o que lo viera en tan deplorable estado.
Por más que trataba de recuperar algo de condición, Timothy seguía inconscientemente enfrascado en sus pensamientos que lo torturaban más entre más los rememoraba. Se obsesionaba con repasar sus acciones una y otra vez para no volver a cometer esos errores, pues por nada en el universo, terminaría así nuevamente.
Las decisiones que tomó al final de ese fatídico día, ahora estaba viviéndolas y sufriéndolas; aunque en realidad, no sabía ciertamente si habían sido salvados o condenados. Y eso lo estaba desgastando paulatinamente hasta aplastarlo en más preocupación.
Lo único que lo regresaba a la realidad era respirar profundo y tallarse la cara. Con ese último suspiro, Tim bajó sus manos descubriendo su rostro. Timothy seguía con los ojos escurridos y sus sentidos atrofiados a causa del estrés que la lluvia golpeando su cuarto barato de hotel le provocaba. Usando eso de excusa, Tim maldecía la tormenta cientos de veces al día. Y por supuesto que su rutina catastrófica no iba a mejorar.
Sentía el palpitar de su corazón en sus oídos. La cabeza iba a estallarle, y a pesar de su terrible estado y la migraña que lo torturaba, Tim no se permitió dejar de recordar su letanía. Lo más aterrador del recuentro con Jason estaba por volver a salir de sus recuerdos. Porque no, nada terminó con sólo encontrarlo. El infierno apenas comenzaba.
Recordó que estúpida y humillantemente, se había desmayado sobre Jason. Con su debilidad, perdió tiempo valioso; así que en cuanto su cerebro se reinició y abrió los ojos, su mente se ocupó inmediatamente de buscar a su amigo. Lo descubrió bajo de sí, todavía sin moverse, apenas respirando.
En el acto, Tim se levantó y viró en todas partes buscando algo sin saber qué exactamente.
Revivió sus últimos segundos antes de sucumbir a su fatiga y recordó todo el drama. Irguió temblorosamente sus piernas y su panorama se asomó preciso y aterrador.
Lo primero ante sus ojos, fue aquel hombre hecho trizas, bañado en un charco de sangre, retorcido, quizá con cada uno de sus huesos fracturados, enfáticamente en un mal estado; justo como Jason había quedado. Se pasmó unos instantes recapitulando lo que había hecho y lo que había atestiguado. Frunció el ceño y maldijo un par de veces.
Suspiró limpiándose la cara y escupiendo la saliva que le sabía a fierro.
-Jason... Jason... –Se repitió en voz alta mientras encuadraba en su vista el cuerpo masacrado de su querido amigo-. Ayuda... ¡Es cierto, necesitamos ayuda! –Exclamó justo antes de casi sofocarse por un ataque de pánico-.
Se agachó entonces, concentró todas sus fuerzas y tomó a Jason en brazos. Sin embargo, sus energías diezmadas no fueron suficientes para hacerse con el cuerpo. Tim cayó vulnerable al peso de Jason.
-¡Demonios! –Expresó hundiéndose en su desesperación-.
Aunado a una castrante preocupación e inherente dolor, Tim se las arregló para llevar a Jason dentro de la capilla. Incluso si debió arrastrarlo, no le importó mientras pudiera alejarlo de aquel sanguinario escenario.
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Kidnapper Peach [TimJay]
Fanfic¿Dónde está la línea entre amor y obsesión? Es una pregunta que Jason se hace todos los días desde que fue secuestrado y confinado a una celda edénica. Su captor lo consiente, lo alimenta, lo baña y lo atiende, pero no siempre a cambio de nada, sin...