Parte 2

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¿Cuánto tiempo había pasado en cautiverio? No podría responderse esa pregunta. Entre los descansos forzados, los abusos, las largas charlas y esos baños que sólo sentía como visiones, había perdido toda noción del tiempo, además del espacio, pues en todo lo que llevaba de su encierro, jamás pudo liberarse de la venda de sus ojos. No poseía información del lugar donde su cuerpo desnudo era ultrajado cada vez que aquel ser era poseído por su lívido, no tenía idea si el lugar era pequeño, amplio, sellado, al descubierto, amueblado, una casa o una bodega. Sus oídos no recibían ruidos urbanos, ruidos de tuberías o crujidos de maderas, no había otras voces, ni el canto de aves, ni el murmullo de roedores, sólo un eco perpetuo a sus voces y a sus reclamos. A Jason le fue imposible imaginar el sitio que lo mantenía prisionero.

Muy a pesar de su cordura, y gracias a su temple aguerrido, tampoco había podido, ni querido contar las veces que había sido usado como un vil agujero por aquel desgraciado. Y aunque no se había presentado una rutina clara, Jason ya podía reconocer lo que se avecinaba cuando percibía ese olor a durazno con flores. Su secuestrador impregnaba la habitación con aquella repugnante esencia justo antes de violarlo. Por supuesto que su comportamiento encajaba en uno digno de las paredes del Arkham, y más por esa insistencia en tratarlo caballerosamente. El renegado se resistía a toda muestra de galantería, a cada roce y palabra de amor. Después de todo, ¿qué más estaba en sus posibilidades? Sus manos permanecieron amarradas en todo momento. Atadas a la cama, de diferentes formas cuando el ojiturquesa se volvía presa de los deseos de aquel hombre, atadas a la silla cuando era sentado a la mesa, atadas a la espalda cuando lo sumergía en la tina, siempre acompañado de las cadenas en sus pies impidiéndole huir aun cuando desapareciera las ataduras de sus manos. No se sentía culpable por no luchar, porque sí lo había intentado, pero ese mareo al que era sujeto con las drogas que le suministraba, no hacía las cosas más fáciles.

La primera vez que lo intentó, fue justo después de sentir que ese hombre salía de su interior y lo drogaba inyectándolo a un costado de su pierna. No lo pensó dos veces y en cuanto fue liberado para ser llevado a la tina, Jason arremetió violentamente contra la cercanía del maldito, estuvo a punto de quitarse la venda y levantarse, pero fue detenido con una almohada sobre su rostro. Aquel sedante circuló por su sangre restándole fuerza, el segundo hijo del murciélago nada pudo hacer. Sus manos fueron esposadas a la espalda y fue encaminado al agua tibia.

Durante las primeras comidas, Jason intentaba obtener información; lo que era incuestionablemente inútil. El ente que lo retenía reconocía sus intentos inmediatamente, por lo que se dedicaba a evadir cualquier respuesta que hablara sobre él. En cambio, le resultaba más placentero confesar lo mucho que estaba enamorado del renegado, lo mucho que lo deseaba y lo mucho que había esperado estar con él y poseer su perfecta forma. Luego, Jason, harto y en completo estado de furia, le seguía el juego afirmándole lo mucho que lo despreciaba y deseaba su muerte por hacerle eso, causando la risa desinhibida del carcelero. Risa que intercalaba por peticiones para darle de comer al renegado, acción que lo enfermaba y repudiaba hasta hacerlo maldecir. A veces el tipo lo dejaba ser, concediéndole el berrinche, otras, Jason era violentamente sometido para siquiera beber agua.

Jason no era tonto y debía reconocer que incluso él necesitaba alimentarse para mantener la consciencia y no olvidar su objetivo principal; salir de ahí y regresar al lado de Dick, el amor de su vida. Y eso hubiera estado bien, sólo que fue un poco tarde, ya que cayó enfermo, agotado, indefenso a los tratos y desquicies del imbécil que lo había encerrado.

Algo no marchó como de costumbre luego de encender las velas aromáticas. Jason no habló, no se quejó, no se movió cuando fue tocado. Él no le había dado ninguna dosis, así que esperaba la tierna riña y rebeldía de siempre, pero en esa ocasión, su hermoso objeto de deseo ya no respondió.

Kidnapper Peach [TimJay]Where stories live. Discover now