Parte 28

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No se preocupó más. Se dejó guiar por aquel abrazo perpetuo que lo consoló el resto de la noche. Con esa suave sensación cobijándolo, se sintió seguro, querido y protegido. No volvió a temer a aquella pesadilla que ya no se presentó. Durmió con su respiración tranquila y sus hombros sueltos. Descansó apacible y confiado, decidido y sin preocupaciones.

Ya no había nada a qué temer; él estaba ahí, junto a él, abrazándolo, acariciándolo. Con él a su lado, no volvería a sentir dolor ni angustia. Con él cuidándolo, ya no habría de qué huir. Ahora, finalmente, Jason podría darse el lujo de desentenderse y dejarse arrastrar por su fatiga. Eso era lo único que quería; sólo deseaba dormir despreocupadamente y descansar su alma y su corazón.

No pensaba en ello conscientemente, sólo sabía que se sentía mejor con aquella presencia junto a él y no iba a atorarse en darse o pedirse explicaciones; sólo se acogió en aquella dulce y guardiana sensación apagando su mirada por el bien de su cuerpo y de su mente.

Al percibir la necesidad de abrir los ojos nuevamente, despertó tan tranquilo y descansado como si fuera un bebé. No se preguntó en primera estancia por el lugar o sus circunstancias; se hallaba tan disipado que ni siquiera recordaba los plácidos sueños que tuvo al dormir. Incluso sonrió levemente al dilucidar la permanente y parcial obscuridad y tranquilidad de la habitación de aquel hospital.

Le bastó con parpadear un par de veces y despabilarse. Advirtió entonces, su cuerpo más ligero, aunque todavía adolorido, pero al menos ya podía intentar sentarse. Le costó un poco de trabajo, pero nada en esos momentos arruinaría su buen humor.

Se acomodó sobre sus almohadas y fue entonces que vio de primera mano su estado real. Al palpar su cuerpo y su cabeza, sintió los vendajes y las lesiones más prominentes. El cabestrillo estaba ahí, así como el yeso y las curaciones a su cabeza. Descubrió sus piernas y fue un escenario menos agradable. Ayudándose de las anaranjadas luces exteriores, vio los moretones, raspones y decenas de parches y vendas que abundaban a lo largo y ancho. Suspiró entonces, lamentándose un poco por los resultados de su descuido.

-Fue... fue un accidente... -Se dijo a sí mismo decayendo en el proceso-. N-no... no fue a propósito... -Acotó dándose cuenta de que hablaba solo-.

Levantó su vista escudriñando a su alrededor. Todo lo que vio la primera vez que despertó, estaba ahí, excepto el charco de café derramado o el enmascarado.

-¿Qué rayos? ¿No está? ¿Lo habré soñado? –Se inquirió profundizando en sus recuerdos-. N-no... No soñé. Él estuvo aquí. Estoy seguro de que era él... Entró y se recostó sobre mí. Me abrazó y... -Habló, pero debió interrumpirse al escuchar que la puerta se abría-.

Se tensó de momento. Emocionado, abrió inexplicablemente sus ojos lo más que pudo. Fijó su mirada en el próximo que entrara a la pequeña habitación. Su corazón se aceleró y su respiración se pasmó. Estuvo a punto de saludar inercialmente, pero la silueta que entró le cortó la inspiración.

-¡Vaya, qué bien que esté despierto, señor Drake! –Era una enfermera quien ingresaba con una charola en manos-. ¡Buenas tardes, más bien, noches; ya pasan de las siete...! ¡¿Cómo se siente?! ¡Me alegra mucho verlo despierto! ¡Esperábamos con muchas ansias que esto sucediera! ¡Sí que se tomó su tiempo! –Saludaba amablemente mientras encendía las luces de la habitación-.

Jason permaneció boquiabierto y un poco desconcertado, no sólo por lo inesperado del visitante o las luces que lo hicieron entrecerrar sus ojos, sino por lo que creyó haber escuchado. "¿Qué dijo?" Se preguntó mientras observaba a la mujer avanzar y colocar la charola en la mesita, cambiándola por las hojas atoradas en una tablilla que inmediatamente empezó a leer.

Kidnapper Peach [TimJay]Where stories live. Discover now