Parte 30

479 40 31
                                    

Despertar no fue tan duro. Volvió en sí todavía somnoliento y sumamente adolorido, pero sin esa sensación aturdidora que lo encadenaba a la cama. En definitiva, ese descanso sin preocupaciones, salvo por algunas diminutas pesadillas protagonizadas por Dick, le proporcionó a Jason el sosiego y convalecencia necesarios para abrir los ojos sin obligación.

Era otra mañana; la segunda desde que regresó a la abadía por obra de su demente captor. Un nuevo día, una nueva oportunidad para rendirse voluntariamente a los caprichos de aquel que lo secuestró. O bien, para resistirse e intentar escapar al mundo de desilusiones y desamores que lo esperaba entre autoengaños y mentiras que quería creer.

Pensar en ello lo regresó conclusivamente a un escenario consiente. Abrió sus ojos percibiendo en primer plano el amable tragaluz, cuya luminosidad irradiaba en tonos amarillos; una linda señal para indicar qué tan temprano era esa mañana. Parpadeó entonces, dejando a sus ojos habituarse rápidamente al fresco ambiente.

-Estamos en pleno otoño... -Murmuró reacomodándose, jalando las mantas con su mano indemne para arroparse mejor-.

"¿Cuánto tiempo llevo aquí?" Se inquirió dándose vuelta, apoyándose sobre su hombro sano. "Perdí la cuenta... Bueno... de hecho, no la sé... Perdí varios días mientras me recuperaba en todas esas ocasiones. La primera vez por dejar de comer y la otra por golpearme la cabeza. ¡Rayos, sí, justo como ahora!"

-Demonios... -Refunfuñó infantilmente-.

"¿Qué carajo he estado haciendo? Sólo he estado enfermándome, hiriéndome, lastimándome y sobrepasándome. Y aunque no lo quiera aceptar... también... también... también me la he pasado llorando..." Pensó mientras sus mejillas se decoraban con tonos carmesíes.

-¡No, maldición! ¡¿Qué me pasa, maldita sea?! –Exclamó sacudiéndose, quejándose por el dolor, pero sin dejar de retorcerse berrinchudamente en su cama en tanto extendía sus extremidades y se abría como estrella pateando las mantas-. ¡No soy un niño, demonios! –Gritó avergonzado-.

-¡¿Quién no es un niño?! –Preguntó Timothy entrando repentinamente al ala principal, llevando una toalla en la cabeza, clara señal de su reciente baño-.

Jason se estremeció al escucharlo. Se diría incluso que se asustó como si fuese un infante atrapado infraganti en sus travesuras. Su corazón comenzó a bombear más rápido y más demandante, así como su respiración que se tomó la desconsideración de agitarse de pronto. Sin mencionar que sus mejillas ya no se detuvieron hasta mostrarse como dos brazas encendidas. Con todas esas reacciones involuntarias, no tuvo más opción que permanecer quieto para no delatar su estado tan eufórico.

-Jason, ¿ya estás despierto o sigues soñando? –Interrogó Tim aproximándose a la cama-. Jason... -Llamó tenuemente, creyendo que el renegado aún dormía, pues no hubo alguna respuesta a cambio-.

Oírlo acercarse sólo empeoró sus síntomas. Mejor cerró sus ojos apretándolos, deseando que al menos el rubor desapareciera de su rostro.

-¿Jason? –Inquirió nuevamente, pero no hubo novedad; por lo que sólo suspiró en consecuencia-.

Torció su boca por la decepción adquirida de no verlo despierto aún. Se detuvo entonces, cambiando el curso de sus pasos para dirigirlos a la cocina.

Jason esperaba confrontarlo, pero el escuchar sus pasos alejarse, abrió sus ojos levantando su cabeza, esperando no corroborar que el sujeto se retiraba. Sin embargo, sólo le vio la espalda.

Timothy estuvo a punto de llegar a la mesa cuando la voz de Jason le interrumpió inesperadamente su iniciativa.

-Sí... Ya estoy despierto... -Contestó el mayor refunfuñando mientras intentaba sentarse-.

Kidnapper Peach [TimJay]Where stories live. Discover now