Parte 24

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Quizá la primera vez que lo llamó por su nombre, Tim lo hubiese dejado pasar debido a la increíble borrachera que Jason se había echado encima. Pero con esa segunda vez, ya no estaba tan seguro.

Al verlo desmayado y sin inhibiciones sobre su regazo, Timothy fue incapaz de mesurarse y no regalarle otro beso. Se rio al despegarse, pues con ello se aseguró que Jason nadaba en decenas y decenas de copas de vino. Entonces su sorpresiva actitud cobró sentido.

Se levantó cargando con él. Lo arrastró a la cama acomodándolo sobre las almohadas. Lo oyó suspirar; lo que lo enterneció enseguida. Lo peinó sutilmente mientras observaba su rostro enrojecido. La mueca risueña de Tim no cambiaba en lo absoluto, al contrario, se distraía recorriendo cada uno de los rasgos indefensos de Jason, quien suavizaba su expresión entre más segundos pasaban.

-¿En qué rayos pensabas...? –Musitó Tim levantándose, llevando sus manos a los pies del ebrio en turno-.

Le quitó los zapatos encontrando inevitablemente aquel vendaje mal hecho. Se preguntó la causa, pero lo dejó pasar al sentir que Jason se movía. Entonces se apresuró a arroparlo para cubrir sus hombros con las mantas. Cuando lo hubo hecho, estuvo a punto de besarlo en la frente para desearle buenas noches, pero aquel susurro que lanzó Jason volvió a quitarle la inspiración.

-Tim... -Dijo el renegado apenas audible para la segunda persona de esa habitación-.

El aludido de la máscara se pasmó repasando esos sonidos pronunciados. Se irguió retrocediendo sin quitarle la mirada de encima. Ese fenómeno se repetía y ahora era más marcado. Tim tragó saliva y mejor decidió alejarse.

Con sus pasos ya decididos, avanzó hacia la cocina. Sin embargo, bajo sus pies una estela de crujidos lo detuvo irremediablemente. Revisó con un primer vistazo el suelo hallando galletas rotas y trozos de la vajilla.

-¿Qué... rayos...? –Se indagó contrariándose más, pues sus preguntas no hacían más que crecer y asustarlo-.

Nuevamente, fue víctima de sus pensamientos cíclicos que no lo llevaron a ningún lado. Tim volvió a quedarse como el vigilante que era. Recargado en una silla del comedor, no pegó el ojo en toda la noche; por lo que apenas el Sol se asomó en la línea celestial, se levantó para comer algo.

Procuró no hacer mucho ruido, pero de todos modos, pareció que Jason de verdad estaba exhausto. Así que desayunó y se alistó para salir al vergel, todo para no ver a Jason despierto; no al menos en esa primera parte del día.

La hora del almuerzo se acercaba y Jason ya lo presentía. Aún no estaba del todo en sus cinco sentidos, pero no estaba completamente lúcido para comenzar su jornada. Entre sueños se vio a sí mismo durante sus últimos minutos de drama. Vio el plato de galletas ser lanzado y a sí mismo caer de rodillas y abrazar el suelo. También vio en sus recuerdos la silueta de su captor, a quien observó avergonzado, mojado con sus lamentos y sus lágrimas, aceptando que se proyectó contra él para abrazarlo y recibirlo con un beso.

"¡¿Un beso?!" Pensó justo al instante de abrir los ojos sobresaltado, levantándose de la cama tan apresurado que se resbaló por el borde, cayendo de boca sobre el frío suelo.

-¡¿Qué rayos?! –Exclamó sacudiéndose, sentándose en el instante de rememorar ese acercamiento que tuvo con el sujeto de la máscara-. ¡No, no pude hacer eso! ¡No pude, ¿o sí?! –Se reclamaba mientras se ponía torpemente de pie-. ¡No pude! –Se insistió apoyando su herida en el piso; lo que lo hizo flaquear nuevamente-.

Gruñó distrayéndose momentáneamente de aquella revelación de sus sueños. Se sentó en la cama levantando su pie. Se disponía a revisarlo cuando algo más ocupó su mente.

Kidnapper Peach [TimJay]Where stories live. Discover now