Dentro de ese cuarto de hotel barato, la noche lluviosa no le daba tregua a Tim. El ruido de la tormenta golpeaba cada centímetro de las paredes y todo el sitio resonaba como millones de pasos que trituraban piedras. Los ecos estaban volviéndolo loco. Los golpeteos parecían infinitos y cada uno de ellos aumentaba su escándalo exponencialmente. Lentamente, el muchacho perdía la noción de sí mismo. O eso creía, porque la realidad era que todo ese estrés no venía de ningún otro lado salvo de todas esas noches sin dormir, sin darse tiempo siquiera para destensar sus hombros o siquiera tomar algún medicamento que le aliviara o disminuyera el dolor. ¿Y cómo podría cuando la persona más importante de su mundo yacía convaleciente y deshecho en aquella cama harapienta y de dudosa procedencia? Cuando esa pregunta arribaba a su cabeza, Tim simplemente se hundía en sus propios lamentos y arrepentimientos.
Su ciclo de auto desprecio y autocompasión se reiniciaba cada mañana que veía salir el sol, pero no veía una mejora clara en Jason o en su estado. Luego, su viciosa vida se encarcelaba en una rutina dolorosa y no sólo refiriéndose a las múltiples heridas y golpes que llevaba encima, o inclusive a aquella puñalada en su pierna, sino más bien, particularizando su alma, cuya existencia dolía hasta hacerlo morir en ese instante. Y es que no podía con la culpa, con el remordimiento y con toda la tristeza que el encuentro con Jason le provocó.
¿Cómo pudo salir todo tan mal? Tim se preguntaba una y otra vez. Su mente no se alejaba de esa cuestión y no porque no pudiera, sino porque no quería. No quería delegar su responsabilidad de lo que Jason había sufrido. Para Timothy, la clara y única respuesta se resumía a que él no llegó a tiempo. Fue débil y descuidado; por eso no arribó y acompañó a Jason cuando éste más lo necesitaba.
-Por Dios... -Murmuró Tim antes de llorar como su rutina se lo exigía-. ¿Cómo pude permitir que esto pasara...? –Se decía a la par de hundir su rostro entre las manos y enterrarse en el sillón mugriento de aquella habitación deplorable-.
Por nada en el mundo se acercaba a Jason a menos que fuera en extremo necesario o de vital escala. Se mantenía al margen, pues ya no podría soportar herirlo más cuando ya había sufrido bastante. No se atrevería ni siquiera a estar respirando el mismo aire si no fuera crucial que cuidara de él hasta las últimas consecuencias. Para Tim, su tiempo sólo tenía valía siempre y cuando atendiera, vigilara y velara por Jason; algo más le estaba prohibido. Porque si algo malo llegara a pasarle por otro descuido o por su doble vida o por sus mentiras o por sus buenas intenciones o por simplemente querer cumplir con su promesa, Tim pensaba que moriría antes de permitir que algo más hiriera a su querido Jason. Con algo más no podría. Ya no se sentía capaz de nada.
De por sí, sintió una cuchillada en la garganta cuando vio el escenario donde su amado recibía un castigo infernal y parecía ya un muerto, ahora, si algo más grave le pasara a Jason, Tim se perdería simple y llanamente en el abismo de una muerte infinita. Por eso, juraba ante la entidad más poderosa del mundo que lo que le pasó a su persona amada, jamás volvería a ocurrir mientras él tomara guardia. Por ello, repasaba en su cabeza cada uno de los movimientos de aquel día; para no volver a cometer los mismos errores. Y entre más pensaba en esos momentos, su ira, impotencia, desconsuelo y culpa lo inspiraban a rezar y jurar con más ahínco. De igual forma, rogaba por no tener que volver a pasar por eso nuevamente. Jamás.
Con esa motivación, Tim repetía y estudiaba constantemente esa escena monstruosa en su cabeza. Así se mantenía concentrado en su promesa y en su resistencia. De ese modo, evitaba abandonarse a la locura que la preocupación por Jason estaba provocándole.
Siguiendo con su cruel rutina, ya con su cara escurrida y aún escondida entre sus palmas como se le había hecho costumbre, el chico recordaba letánicamente aquella imagen diabólica. Se auto flagelaba reviviendo una y otra vez lo que vio y sucedió al regresar a la abadía.
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Kidnapper Peach [TimJay]
Fanfic¿Dónde está la línea entre amor y obsesión? Es una pregunta que Jason se hace todos los días desde que fue secuestrado y confinado a una celda edénica. Su captor lo consiente, lo alimenta, lo baña y lo atiende, pero no siempre a cambio de nada, sin...