Parte 15

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Hasta parecía que la buena providencia favorecía al descarado de Richard. No había coincidido con él por más que lo deseara, las llamadas no eran contestadas, siempre llegaba tarde a las últimas ubicaciones de Dick mientras ese presumido se adueñaba de Jason al patrullar. Nadie, absolutamente nadie sabía exactamente dónde estaba, incluso sus paranoicas teorías le hicieron pensar que el infeliz era cubierto por los demás miembros de la familia. Y no le sorprendería, Richard podía ser tan manipulador como necesitara. Hecho que se evidencia con el control que mantenía sobre Jason. Realidad que lo hacía vomitar de impotencia y coraje.

La escuela, los patrullajes, sus salidas con Jason, todo le impedía tenerlo enfrente y arrancarle los ojos por su desfachatez. Se arrancaba ansioso los cabellos por verlo y apretarle el cuello. La idea de saberlo en compañía del ojiturquesa lo empeoraba todo y más aquellas quimeras que lo desgarraban ilustrándolo con las escenas más sucias y despreciables, siendo Jason la única víctima de los arranques lujuriosos de Dick. De sólo pensarlo, sentía ahogarse.

Cinco o seis días pasaron luego de aquel suceso en la cocina. Tim no volvió a buscar al renegado y no lo haría hasta partirle la cara a Richard. Sin embargo, mientras cavilaba como quedaría su hermoso rostro bajo sus puños, un pensamiento ambivalente detenía su alucine. Muy dentro se preguntaba si no era cínico lo que haría, pues él mismo había también herido a Jason sin pensar en sus sentimientos o en las consecuencias. De igual forma se demandaba si lo hacía por las razones correctas o si sólo era para desquitar y extirpar la mala sangre en su cuerpo después de ponerse la soga al cuello al despreciarlo. Era entonces que sus ánimos se apaciguaban provocándole culpa y cierto autocontrol. En consecuencia, reflexionaba sobre una mejor manera de alejar a Richard y recuperar lo que perdió con Jason. Entonces se imaginaba las palabras para disculparse, para prometerle que a partir de ese instante y para siempre, sería Tim quien cuidaría de él y de todo lo que el ojiturquesa amara. No obstante, la sombra del rechazo, de la inseguridad, de la desconfianza en sí mismo, del miedo a sufrir por amor empezaba reiteradamente a perforar sus ilusiones y sus esperanzas desvaneciendo sus imaginaciones ingenuas y enterrándolo en una fosa de angustia y tristeza. Momentos después, el muchacho suspiraba y desviaba el rostro recuperando su inicial inspiración para desquitarse con Dick.

Su rutina se había fortalecido en la última quincena. No perdía el tiempo después de clases, no se atoraba en salidas con amigos o distracciones fútiles, regresaba atento y disciplinado a la mansión esperando en la escalera principal como un pequeño demente, con su mirada fija y deseosa de ser el primero en encontrar a Richard al volver a casa. Así pasaba un par de horas hasta que era llamado a comer, a completar tareas o salir y patrullar en compañía de Bruce. No descuidaba su vida, pues él sabía que de llegar a afectarla, estaría cayendo en una obsesión, y no podría permitirse el ser encerrado o limitado, pues antes tenía el deber de separar y alejar a Dick de Jason. Y más, porque si no era él quien lo salvaba, Jason jamás se daría cuenta de lo que estaban haciendo con él, sin mencionar que eso no le competía a nadie más en la familia, mucho menos al mandamás, pues de resultar herido su hijo favorito, tenía que otorgarse una ventaja al menos para correr del castigo. Sí, todos en esa casa ya eran adultos y libres, pero eso no significaba que las reglas podían romperse y salir indemnes de la moral de hierro de su jefe, aunque Tim no descartaba las concesiones que Dick pudiera tener por ser el consentido y perfecto retoño; asunto que no lo dejaba actuar sin pensar, sino que lo invitaba a lidiar con ese sujeto de manera sutil y personal. Por ello lo esperaba silente en las escaleras, sin llamar la atención de nadie, sin hacer escándalos, sin mostrarse aprensivo o histérico, sólo esperaba dedicando sus sentidos a encarar al fanfarrón celeste en cuanto la puerta se abriera y él susodicho entrara.

Otro día pasó, otra tarde y noche sin resultados. Mejor se retiró a la voz de Bruce que le pidió patrullar una zona. Se alistaba recibiendo las instrucciones. Su cabeza se concentraba en las órdenes de Bruce, no así su pecho, que advertía tristeza y angustia. Si eso continuaba igual, sería incalculable el tiempo de su estallido; Tim no sabría cuánto más podría aguantar la incertidumbre y sus fastidiosas ansias por apalear a Dick. Cada día que pasaba sin saber propiamente de él, era un día más sin Jason. Eso era, inconscientemente, lo que más le dolía y lo contradecía de todo el asunto. Primero debía hacer frente a Richard y detener su maldito circo, luego, sólo entonces, podría acercarse a Jason y dejar su vida intentando reparar las cosas.

Kidnapper Peach [TimJay]Where stories live. Discover now