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—Por favor nena —ruedo los ojos al escucharla —, me prometiste que ibas a venir conmigo.

—No recuerdo haberte prometido nada, Isa.

El otro día Isabell me había dicho que íbamos a salir a un lugar y que iba a ser sorpresa, pero me acaba de decir que quiere ir al bosque.
Y no a cualquiera, sino que a uno en especial en el que me había escapado de casa de niña solo para ir con ellos.
Si es ahí, estará María y yo no la quiero ver por ahora.

—Que no...

—Pero ¿por qué no quieres ir? es un buen día para dar un paseo.

—Has lo que quieras, pero no asistiré.

—Si no llegas en media hora  te lamentarás Valentina —declara y me cuelga

Me recuesto en mi cama y suelto un algo suspiro.

¿Por qué le tengo que hacer caso?

Me empiezo a poner la ropa deportiva. Ya llevaba quince minutos indecisa si ir o no. Al final tuve que tomar un taxi, estaba retrasada. Este me dejó en la emtrada donde había un letrero Bienvenidos al bosque Sequoia.

Me bajo, sin antes de pagarle al taxista y lo primero veo es a Isabell, estaba de espalda hablando por celular al parecer.
En ese mismo instante me entra una llamada de ella. Le contesto divertida.

—Hola —susurro.

—Hola, ¿dónde se supone que estás?

—Estoy en mi cama, quería tomar una siesta, pero me has llamado.

—¡¿Que qué?! No te preocupes nena.

Sonrío para mi misma al ver que ya se estaba desesperando.

—Ahorita te voy a buscar, más te vale estar lista en diez minutos. ¡¿Escuchaste?! — me cuelga y yo frunzo el ceño. La he hecho enojar —Agh. Esta Valentina... —dice casi gritando y me quedó en mi lugar.

Se voltea buscando algo y cuando me ve, pone una cara de horror para después cambiarla por una de alegría.

¿Cómo puede cambiar su humor en un segundo?

—Nena... —sonríe y no sé si es por querer ocultar las ganas de matarme. Corre hacia mí y me abraza. No me muevo ni un poco, me ha asustado su repentino cambio —Sabía que vendrías.
—me aprieta más a ella y me da un sonoro beso en la mejilla —. Eres un amor, fuiste muy considerada en hacerme enojar —me suelta de repente y escucho la voz de Asher detrás mío.

—¿Quién falta? — cuestiona mi amigo. Este parecía un verdadero atleta con ropa deportiva. Músculos definidos, sonrisa para morirse, aunque eso no lo ibas a ver mucho, rostro de modelo y todo lo que se ponía le quedaba bien y por supuesto salía bien en todas las fotos sin importar el ángulo. Él es una gran oferta.

No voy a negar que es atractivo, pero no me llama la atención, creo que él ya tiene la suya en otra persona.

—Sebas está comprando —Isa mira a su alrededor sin encontrarlo —. Por algún lugar estará.

—¿Y María?

Sentí escalofríos desde las puntas de mis dedos del pies hasta mi cuello. Era de esperarse, ¿por qué me sorprendía de ello?

—Aquí estoy —escucho que grita la reina de Roma y yo que me asomo. Tenía que revisar si en verdad era ella. ¿Cómo no iba a ser?

Chica rubia, alta, cuerpo... cuerpo... mejor no hablemos de su cuerpo que me estoy distrayendo mucho, sonrisa de actriz, ojos azules, sus labios, su... ejem, creo que esa sí es nuestra María.

Viviendo En Mentiras ( EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora