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Había hecho varios postres para llevar a la casa de mis amigos, eso me iba a servir de excusa para instalar las cámaras y los altavoces.
Las cámaras estaban conectadas a un sistema especial de la computadora que traía ésta, así que no me iba a preocupar en ir a cargarlas.

Empaco los grandes trozos de pastel en empacados de comida.

Todo estaba planeado, 2 cámaras en la sala con 3 altavoces, 1 cámara en la cocina con 2 altavoces, 1 altavoz en los baños, 2 en los cuartos y otros en lugares en los que me imagino que pueden ocurrir cosas.

No quería ver nada en los cuartos de lo que no quisiera ver, y espero, espero no escuchar nada de lo que no quiero imaginarme.

Primero iba a ir a la casa de Asher, era el que vivía más lejos.

Toco el timbre emocionada y nerviosa al mismo tiempo.

—¿Qué quieres? —pongo los ojos en blanco y ahí se fue toda mi emoción.

—Vengo a visitarte —medio canto.

Asher seguía más serio que un anciano amargado.

—Entra, Valentina —dice mi nombre con mala gana.

—Gracias. Te traje algo —comento emocionada.

—¿Una orden de alejamiento para que no me vengas a visitar? —actúa emocionado y me muestra una falsa sonrisa.

—No.

—Que mal... —suspira.

Camino hacia la cocina y dejo el empaque encima de la isla.

—Espérame aquí, iré al baño.

—Ajá —habla poco interesado.

Camino escaleras a arriba buscando su habitación, pongo los altavoces en los dispuestos lugares, entro a los baños y salgo de ellos en segundos como una profesional, había practicado en casa, guiarme de esos largos videos valió la pena. Ahora sólo faltaba la sala y la cocina.

Veo a Asher sentado de espaldas y me acerco a él.

—Que bueno que me esperaste.

—¿Quién dijo que te esperé? —se voltea a verme y noto que tiene la boca llena de mi pastel —Tardaste mucho, y el olor a postre inundó mis fosas nasales y mi boca solo clamaba revisarlo y no me equivoqué, era pastel. Por cierto, eres buena —traga y noto el nivel de satisfacción en su rostro.

—Sé que soy buena. La otra vez me dijiste que empezara por comida cuando te visitara.

—Lo sé, pero no lo mencionaste.

—¿Trajiste más? —mete otra cucharada en su boca.

—Sí, pero...

—Traémelas —me interrumpe.

—Son para los demás.

—No me importa, te dejé entrar a mi casa —niego con la cabeza con una sonrisa en el rostro.

—Iré a la sala, disfruta tu comida, deberías mudarte más cerca de nosotros —le informo mientras me alejo.

—¿Para que me molesten con su presencia? Naa...

Hago lo mismo en la sala, escondo las cámaras en lugares no visibles y los altavoces debajo de algunas mesas.

Sólo faltaba la cocina y encontré mi perfecta oportunidad cuando Asher entró a la sala y le dije que iba a traerle un pastel más.

Misión cumplida.

Segunda casa: Santiago.

Literalmente me resultó demasiado fácil, me sorprendió un poco al ver que santi estaba pintando en su habitación especialmente para artes, se quedó ahí encerrado y yo hice lo que me tocaba hacer, sólo salió de ésta para despedirse de mí.

Viviendo En Mentiras ( EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora