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Entré a la casa sintiéndome débil. Pensé que María me iba a acompañar o me iba a decir "lo siento", pero no, solo estacionó el auto y esperó a que yo saliera.

Subo las escaleras sintiendo como si tardara una eternidad en hacerlo.
Entro al baño y me miro al espejo, estaba hecha un desastre. Me quito la ropa arrojándola al piso, para quedarme en solo ropa interior. Visualicé mi pierna que tenía un horrible morado alrededor de la herida, luego noté la sangre seca que se miraba nauseabunda.

Agarro mi kit de emergencia, ubicándolo cerca de la bañera para después entrar en el. Tomo una pequeña pana de agua para meter el trapo en el y después escurrirlo.

Lo rozo suavemente contra mi piel, limpiando toda la sangre que estaba sobre ella, luego agarro un algodón mojándolo en alcohol.

Esto iba a doler.

Lo sujeto suavemente, asegurándome de que no gotee y lo acerco a mi pierna. El algodón hizo contacto con la herida y maldecí en voz alta.

A mi parecer, parecía más como si me hubieran disparado. Esa reja era muy gruesa, se podía ver lo profundo que se había metido en mi piel, dejándome ver la carne.

Escurro todo el alcohol que tenía absorbido el algodón.

—¡Ah! —me quejo, enviándole escalofríos a todo mi cuerpo y una sensación indescriptible por la zona herida. Fue como si todos mis nervios se contrajeran y estuvieran moviéndose, porque mi pierna palpitaba, realmente palpitaba. Podía ver cómo mis músculos se contraían por si solos.

La sangre dentro de esta empezó a salir de la herida de una forma muy abundante. Pongo mi mano encima de ella para detenerla un poco. Vuelvo a pasar el trapo por mi piel rápidamente antes de que saliera más, agarro uno de los algodones que ya tenía sumergido en el alcohol y lo paso nuevamente, haciéndome apretar los dientes. Cojo una venda para envolver toda la zona afectada mientras observaba cómo el rojo de la sangre traspasaba la venda y yo seguía enrollándolo contra mi pierna hasta que sentí que esta estaba lo suficientemente apretada.

Luego de eso, puse otra gasa encima de esta, que era para que no se me mojara la otra mientras me bañaba.

Decidí bañarme en la ducha, ya que en la bañera se iba a ver como una escena de crimen, como uno de los primeros episodios de Scream queens.

Mientras me cambiaba, miré el chupete que me había hecho María en el cuello, para después observar el de mi pecho. Suelto un suspiro angustiada.

—Bueno, solo durmiendo me olvidaré de las cosas que sucedieron hoy — bostezo.

Me metí en la cama, cerrando los ojos para conseguir un sueño más rápido y después quedarme dormida.

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Me despierto por el ruidoso ruido de la alarma y abro los ojos de golpe.

Oscuridad.

El reloj seguía sonando, entonces toqué la mesa de noche que estaba al lado de la cama tratando de sentir el objeto, pero no lo encuentré; estiro más mi brazo con la intención de encontralo. La mitad de mi cuerpo se encontraba fuera de la cama y solo balanceaba mi peso con mis pies, que se agarraban fuertemente al colchón. Después de adivinar dónde estaba el reloj en la oscuridad, lo encuentro, lo agarro fuertemente y siento cómo el sonido lo hace vibrar en mis manos. Pongo mi mano derecha en la mesa para empujarme hacia atrás, pero esta se mueve de lugar y me caigo al piso, dándome un fuerte golpe en la espalda.
Me quedo inmóvil por un momento tratando de lidear con el dolor, intento levantarme, pero es como si alguien se hubiera sentado encima de mí y me lo impidiera. Pasaron unos cinco minutos y decido levantarme, caminé hacia el otro lado de la habitación y enciendo la luz.

Viviendo En Mentiras ( EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora