Viviendo En Mentiras ( EDITANDO)

18 ♤

Abro los ojos de repente como si hubiera resucitado.

《¡La carta!》Me recuerdo.

¿Dónde la había guardado?

Me sobo la cabeza tratando de recordarme de ello.

Pero qué cabezota soy... debí apuntar dónde lo había escondido.

Trato de levantar mi otro brazo y observo que este estaba debajo de María. Me iba a doler después.

Hago un movimiento brusco y emito un jadeo al sentir mi extremidad adolorida. Me lo sobo un poco en las zonas que más me duelen.
María se empieza a mover y hago pequeños sonidos de silencio para que vuelva a dormir.

—Sh, sh, sh...

—Ya me has despertado —se queja mientras bosteza —. Buenos días — me mira tratando de mantener abierto sus ojos.

—Hoy quiero estar sola —digo de la nada.

No lo tenía que haber dicho de esa manera, ¿soy yo o se escuchó muy grosero?

María abre más los ojos mientras frunce el ceño y me dirige una mirada que capté como: ¿Es en serio?

Ésta hace una mueca de disgusto y se levanta repentinamente de la cama como si ya no quisiera estar en el.

—¡¿Sola?! —levanta un poco la voz y me siento mal por su cambio de actitud. Aunque fui yo la que lo provocó. Chasquea su lengua mientras suelta un suspiro y niega repentinas veces .Nadie te entiende. ¡Yo no te entiendo, de hecho! Trato de ayudarte, pero al parecer no lo notas.

Siento la amargura de sus palabras y solo me limito en morderme la lengua.
Hago el ademán de hablar, pero María se me adelanta y vuelvo a cerrar mi boca.

—Si tanto quieres estar "sola" —recalca—, te doy todo el tiempo que necesites — camina por la habitación buscando sus cosas —. ¡Y luego dices que nadie te apoya y toda esa mierda! — se voltea a verme.

En este instante, sus ojos sólo reflejaban enojo total, se cabreó mucho conmigo.

》Espero que no te la pases apesadumbrada todo el día, porque supuestamente sólo quieres ese tiempo para que nadie te vea llorar.

《Esas palabras no me están golpeando para nada.》

Cambio mi forma de verla a una de enojo, aprieto fuerte mi mandíbula tratando de controlarme un poco, es mejor que me calle cuando me enojo, no quiero empezar a decir verdades ni sacar a mi bestia. No es el momento y ni ha llegado aún.

—¡¿Y sabes qué?! —frunce más el ceño — ¡Espero que no me llames al final del día, porque no te responderé ya que quieres "estar sola"! —brama y hago una mueca de sorpresa, acto que la hizo enojar más.

Agarra su ropa de un tirón cuando y camina hacia la puerta con grandes y fuertes sancadas.

No quería decir esto, pero ya que ésta es mi mente, cuando me gritaba y caminaba enojada sus senos se movían ligeramente y llamaban más la atención por el hecho de que le quedaba apretado en esa zona del vestido.
Estoy mal.

—Que pases un bien tiempo a solas — comenta entredientes —, y come — rueda los ojos y yo aprieto los labios ahogando una risilla.

Abre la puerta y la cierra de un puertazo, el ruido hace eco por toda la habitación y suspiro un poco frustrada por el mini drama que hizo María.

Ahora en marcha, mi tiempo es oro en estos momentos.

Bajo al primer piso revisando si en verdad María se fue, al parecer sí lo hizo.