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-¿Mataste a alguien? ¿Por qué tenías un arma? ¿Por qué escondiste tu identidad? ¿No pudiste sólo decirme que eras tú desde que entraste en la habitación

-Pues... no maté a nadie. Tengo un arma para protegerme, nunca se sabe. Escondí mi identidad porque no quería que supieran quién era en realidad, es algo obvio y la última... no te pude decir porque tenían que pensar que yo también venía por ti.

-¿Venir por mí?

-Sí. Que quería hacerte daño.

-Pero no es eso lo que quieres, ¿cierto?

-Claro que no, linda -levanta su cabeza para verme -. Nunca te haré daño. Bueno ya, tu pies estará mejor.

-Oh, gracias -veo cada movimiento de María mientras empaca las cosas. Era ella la que quería alejarse de mí, ¿por qué ha cambiado de opinión tan rápido? -. ¿Qué haremos con lo nuestro? -se queda paralizada y suelta un largo suspiro.

-Ese fue mi mayor error, Lali. Quise alejarme de ti porque mis sentimientos siempre han estado aquí desde un principio.

-¿Pero por qué nunca me dijiste? Eres más valiente en estas cosas.

-No siempre se escucha tan fácil -me da dos palmadas en la pierna y queda absorta en sus pensamientos. Me pregunto qué estará pasando por su mente -. No quería arruinar nuestra amistad, pero siempre era yo la que lo echaba a la mierda, y cada que pasaba, era porque ya no me podía resistir.

Sus sinceras palabras me conmovieron demasiado, pero eso significa que yo le gustaba a ella desde mucho...

-¿Yo te gustaba antes del día de la fiesta?

-¿Qué fiesta?

¿No se recuerda? No, no puede ser, al día siguiente me había dicho que me olvidara de todo.

-La fiesta en la que nos besamos por el juego de la botellita.

-Ah, pues... sí, aunque en esos momentos no estaba segura de mis sentimientos.

-Entiendo.

-Sí, bueno, te acompañaré hasta mi casa, tengo que ocuparme de otra cosa - María se pone de pies y la imito sin ninguna dificultad.

-Te puedo preguntar, ¿qué es lo que harás realmente? -le cuestiono mientras empieza a caminar por el pasillo.

-Tengo que investigar a esas personas que vinieron. No sé qué es lo que querían, pero tienes que tener más cuidado, Valentina.

-Pero si no sé cuál fue el mal que yo hice... -María resopla por mi comentario.

-Lo sé, pero aún así te estoy avisando.

-¿Crees que volverán?

-No lo sé, pero lo pueden hacer. En este mundo hay personas terribles, sin una gota de sentimiento en su ser, pero se transforman por completo al hacer cosas inhumanas, sienten emoción al ver a la gente sufrir, retorcerse y morir delante de ellos. No quiero imaginarme que tú estés en una situación parecida, siendo acosada por un maldito demente.

Sigo caminando en silencio como si no supiera de lo que estaba hablando.

Siempre soy yo. Le oculto a mi mejor amiga que un desconocido me manda cartas, algunas más extrañas que otras y no sé si en algún momento terminaré secuestrada.

Me detengo cuando llegamos al final del pasillo.

-Sube a mi habitación y enciérrate en ella. Prometémelo.

-¿No vendrás conmigo? -le cuestiono y recuerdo que me había dicho anteriormente que tenía que volver a mi casa, así que añado -: Perdón, se me había olvidado que no te ibas a quedar conmigo.

Viviendo En Mentiras ( EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora