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AVISO: La narración del capítulo empezará por alguien no binario, durante el desarrollo de la trama podrán reconocer quién es en verdad.

• Espero que acierten.

• Este episodio puede contener escenas fuertes.

• Recuerden que todo es ficticio.

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Sonrío al ver a los seis frente a mis ojos, estaban amarrados en las sillas con vendas en los ojos y un trapo en la boca.

María, Isabell, Asher, Santiago, Eleanor y John.

Seis personas que pensaron que me podían ocultar cosas pensando que era imbécil.

Los tenía atrapados en una vieja fábrica con unos veinte hombres armados junto a mí.

Me pongo la capucha para cubrir mi cara y doy un paso hacia delante, la pesada bota resonando por todo el lugar. Los seis giran sus cabeza hacia el sonido y camino hacia ellos. Agarro el pequeño megáfono que tenía en mi bolsillo y lo enciendo.

—Me alegra que se hayan despertado luego de horas, pero nada dura para siempre, ¿cierto? ¿Cuáles serán sus últimas palabras?

Apunto a seis hombres para que se sitúen detrás de cada uno, tenían un AK- 47; les hago seña para que saquen el Glock, le quitan el seguro y le apuntan en la sien a los seis.

—¡Quítenles el trapo!

—¿Quién puta eres? —Eleanor es la primera en hablar y sonrío por su actitud de mierda. Siempre creyéndose que tiene el control de la situación.

—¿Yo? No lo sé, adivina Eleanor.

—¿Jefa? —John es el primero en identificar su voz —¿Qué hace aquí?

—John, te voy a matar si fuistes tú el quien habló. ¿Quién más está aquí? Digan sus nombres.

—María.

—Santiago.

—Isabell.

—Asher.

—¿Qué quieres de nosotros?

—¿Yo? Nada.

—¿Dinero?

—No necesito eso, Eleanor.

—¿Por qué nos tienes aquí? —suelto un suspiro.

—Es una larga historia, pero nunca pensé que gente que se veía tan inocente eran capaces de hacer semejantes cosas, especialmente tú, Eleanor, o mejor dicho, Irina—la veo tensarse en su silla y me enorgullezco por eso, estaba en lo correcto.

—No me llamo así.

—¿Planeas encubrirte cuando ya conozco la verdad? Así no es este juego.

—¿Cómo que no se llama Eleanor, jefa?—chasqueo mis dedos y lo agarran del cuello —No...

—No hables —asiente varias veces mientras se queda sin aire —. No hablo idioma de señas —coge aire mientras se trata de safar de la silla.

—S-s... ¡sí! —vuelvo a chasquear los dedos y lo dejan libre. John tose varias veces y miro lo inofensivo que es ahora, comparando las cosas que hace, ¿quién lo creería?

—Escúchenme muy bien, no los tengo aquí porque quiero, todo lo que han hecho durante todos estos años tiene una consecuencia y si quieren que su amiguita...

—¡¿Valentina...?!—se me ensancha la sonrisa.

—No se preocupen, ella está bien.

—¿Dónde está? —me cuestiona Eleanor y me acerco a ella con grandes pasos.

Viviendo En Mentiras ( EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora