14 ♤

42 37 37
                                    


Escucho el timbre y me llega un mensaje de María diciendo que ya esta aquí.

Me había puesto algo cómodo, no sabía a dónde iríamos, iba a estar preparada.

Entro a su camioneta y me inunda el olor a su perfume, estornudo al sentir el fuerte aroma.

—¿Prefieres los olores frutales y florales?

—La mayoría del tiempo sí.

—Ya —Enciende el motor y en pocos minutos ya estamos en el centro.

No vivíamos tan lejos del el, nuestro barrio era casi céntrico, era calmado y eso lo tomamos como ventaja, la mayoría de los barrios centrales son ruidosos, pasa mucho tráfico...

—¿A dónde vamos? —le pregunté rompiendo nuestro silencio.

—No sabes dónde es.

—A lo mejor que sí...

—No —Me mira por un momento y después mira  al frente —. Es sorpresa — ruedo los ojos al escucharla.

—¿Al menos vine vestida a la ocasión?

Sabía que sí porque ella estaba con unos vaqueros negros con botines del mismo color y un top. María, a mi punto de vista se veía hermosa con todo lo que usaba, me encantaba cómo le quedaban los pantalones, especialmente los pegados, y sobre todo los vestidos, una maravilla frente a mí, se le ceñían al cuerpo perfectamente, pero me encantaba más ver sus piernas, su cadera, ¡su cintura! es de envidiar esta chica. Pero si vieran como se le ve el cu... me he un pasado de pensamientos, pero en serio su culo era de maravilla, pensándolo bien, hace mucho no la he visto en traje de baño...

—Sí estás bien —me saca de mis pensamientos y me doy cuenta que ha respondido mi pregunta.
Me repasa otra vez el cuerpo con su mirada y me quedo quieta esperando su reacción. Nada.

—Al menos... —respondo un poco amargada y miro por la ventana.

Yo pensando en lo hermosa que se ve y ella no es capaz de decirme nada.

Siento la mirada punzante de María en mí y me repito a mi misma que no voltee. Tengo que dejar de analizar a la gente que ve cómo me visto, tengo que dejar de pensar en su "aprobación" o esperar un cumplido de su parte.

Siento la mano de María tocarme la pierna y me tenso en mi asiento.

—Te ves hermosa.

Sonrío como estúpida al recibir su cumplido, esa pequeña oración me hizo sentir un cosquilleo en mi estómago que también seguía en el lugar donde ella tenía su mano.

—Gracias —aclaro mi garganta —Eh, t-tú también te ves muy linda —anuncié rápido y vuelvo a mirar hacia la ventana.

María aleja su mano de mi pierna y casi hago un mohín por eso. Me gustaba un poco sólo un poco que me tocara. No mucho, solo un poco, les aclaro.

La volteo a ver de reojo observando cómo movía sus brazos por el volante y sus pies en el acelerador, no es que se me haya pasado el ojo y miré sus labios que estaban ligeramente abiertos, sus piernas que se movían cuando aceleraba o en la perfecta postura que tenía para que se le notara a lenguas que tenía más culo y cuerpaso que yo.

—¿Entonces no tienes ninguna idea de a dónde vamos?

—¿Ah? —dejo de mirar su cuerpo para verla a los ojos y me sorprendo por encontrarme con su mirada —No, no sé a donde vamos.

Miro mis uñas sin pintura al no saber qué hacer. Me ha atrapado, es un desonro para mis ojos que solo miraban el buen sentido de moda que tiene mi acompañante. Nada más. De que ella malpensara ya no es nuestro problema.

Viviendo En Mentiras ( EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora