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Toco la puerta de su casa esperando a que abra.

—Ya voy — grita Santiago desde algún punto de la casa.

Era sábado y todos los sábados estoy ocupada limpiando la casa y revisando el negocio, pero siempre trato de visitar a Santi este día.

La puerta se abre y borro mi sonrisa al verlo frente a mí.

—Entra, vamos —me agarra del brazo y me mete a la casa. Santiago suspira al ver mi cara de asco.

La casa estaba asquerosa y creo que aún faltan palabras para describirlo.

—¿Qué es lo que ha pasado aquí? — camino hacia la cocina y veo todos los platos sucios en el mostrador y los pedazos de comida regados sobre la encimera — ¿Qué es lo que te ha pasado Santi?

—No ha sido mi día...

—Este lugar apesta, literalmente Santiago —él bufa y lo examino con la miranda viendo cómo está vestido —. Cámbiate, o mejor báñate porque en esa remera que andas puedo ver los residuos de comida de anteayer —bajo mi mirada y noto que no anda pantalón — y ponte un pantalón o un suéter que te llegue hasta las rodillas por favor.

—Si quiero estar en bóxer en mi casa, es mi problema, nadie te dijo que te necesitaba.

No reacciono a su comentario, siempre es lo mismo.

—Santi, no sé qué es lo que te pasa, pero no arrastres a las personas o las cosas que tienes a tu alrededor a que se pudran contigo — Santiago aparta la mirada y su pelo rubio cae tapándole los ojos —Lo digo en serio — agarro su mano y él las quita rápidamente.

No voy a dejar que me arruine el día con su actitud.

—Limpiaré este... —asqueroso, repugnante... — este desastre. Tú —lo apunto con el dedo — vete, báñate, relájate, has lo que quieras — le hago una seña para que se vaya y rueda los ojos — Santiago, para que sepas, no volveré a visitarte si este lugar está así.

—Ya dejame en paz.

—Hablo en serio... —el sube las escaleras dejándome sola en la cocina.

Me arrepiento de esto. Con los años he tenido una manía de ver todo limpio y eso fue por culpa de mi madre.
Me hacía levantar a las seis de la mañana todos los sábados a limpiar toda la casa, si ella quería me hacia limpiar las ventanas muchas veces hasta que estuviera reluciente, ella era detallista y eso lo empeoraba todo.

¿Qué haces Valentina? —pregunta mi madre .

Estoy escribiendo un ensayo, es para...

No te he preguntado Valentina, ¿qué te he dicho sobre responder antes del tiempo? A nadie le interesa lo que vas a decir, si preguntan es porque sí les interesa, de lo contrario no hables. Tienes una tarea todos los días, ¿cuál es?

Limpiar la casa mamá —sobresalté al escuchar mi respuesta.

Levántate —me ordena y le hago caso omiso. No quería hacerlo — ¡Levántate! —me vuelve a repetir y le obedezco, agacho la cabeza mirando mis pies — Limpiarás la casa y harás tu ensayo mañana.

Pero...

Cállate Valentina —dice seria —. No me importan tus excusas.

El ensayo es de veinte páginas mamá — joder. Me va a matar. Aún no me acostumbro a decirle madre.

Mírame a los ojos Valentina —levanto mi mirada y la observo —. Yo no soy tu juguete para que juegues conmigo, has lo que te digo — ella se acerca a mí a sancadas.

Viviendo En Mentiras ( EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora