Lloré en silencio toda la noche mientras observaba los barrotes que me dejaban privada de libertad en la gran Fortaleza Roja.
Abracé mis rodillas sentada en el suelo y me arrepentí de ser tan impulsiva.
¿Tanto me costaba mantener la boca cerrada de vez en cuando?
Escuché unos pasos acercarse y asustada como nunca antes en mi vida me puse de pie.
-Veo que te ha comido la lengua el gato- me sonrió Aegon posando sus manos en los barrotes.
Cuando estuve apunto de contestarle, otro chico más alto que él y con un parche cubriendo uno de sus ojos se posicionó a su lado.
-¿Está es la chica de la que hablabas?
Aegon asintió sin apartar ni por un segundo los ojos de mi.
-Debemos enseñarle que…-Aegon abrió la puerta con una sonrisa divertida en el rostro- no se debe hablar así.
-Espera- le frenó el chico del parche antes de que pudiera avanzar- ¿Qué es lo que piensas hacer?
Aegon resopló poniendo los ojos en blanco, pero no le dió tiempo a contestar porque aproveché esa oportunidad para lanzarme encima de él dispuesta a luchar con uñas y dientes por mi libertad.
Él cayó al suelo, pero el chico del parche me agarró de la cintura obligándome a levantar de nuevo.
-¿Lo entiendes ahora, Aemond?- preguntó Aegon poniéndose de pie- está asalvajada y necesita que..
-No creo que la solución sea violarla- Aemond me empujó con fuerza dejándome caer al suelo mientras centraba su atención en Aegon- deberías dejar de hacer eso con todas las sirvientas del castillo.
-¿Ahora me vas a decir qué hacer?-Aegon le miró molesto mientras yo volvía a ponerme de pie.
-Solo digo que si quieres torturarla puedes pensar en otras maneras que no sea satisfacer tu mente sucia y enferma.
Retrocedí de nuevo dejando que mi espalda chocara contra la pared de piedra.
Aegon clavó la mirada en el otro chico y sin decir nada más salió de la celda marchándose mientras murmuraba algo que no logré entender.
-¿De dónde vienes?-preguntó Aemond.
Me quedé callada.
-Espero que seas una don nadie…-susurró acercándose a mí y agarrándome con fuerza del brazo- y que nadie venga a reclamarte.
Me arrastró con fuerza fuera de la celda y me condujo al interior de la Fortaleza Roja.
-¡Suelteme!
Él ignorándome abrió una puerta y con fuerza me lanzó al suelo, a lo que parecía ser una cocina.
-Ahora trabaja aquí-dijo Aemond desviando la mirada hacia una mujer algo mayor que se encontraba cocinando- enséñale todo lo que debe saber.
Aemond guío esta vez su mirada a mi.
-Recompensaras tus malos modales con trabajo.
-¡Esto es secuestro!-grité poniéndome de pie.
-Puedes elegir la segunda opción- Aemond sacó una daga y me miró sonriendo de medio lado- créeme para mí es mucho más fácil.
Me sobresalté cuando una chica de mi edad pasó sus manos por mis hombros desde atrás.
-Tranquilo- hizo una reverencia- le enseñaremos todo lo que debe saber.
Aemond nos miró por última vez y salió de la cocina guardándose su daga.
Con brusquedad me aparté de aquella muchacha que me miraba con semblante serio.
-Llévala abajo y dale algo de vestir- la anciana que aún continuaba cocinando miró a la muchacha- y empezar enseñándole que deje atrás esa cara de rebeldía que solo la llevara a la orca.
-Yo no debería….
-Ninguna de nosotros deberiamos- me interrumpió la muchacha- pero es mejor esto que ser vendidas en la calle de la seda.
-¿La calle de…
No pude terminar de hablar, ella tiró de mi mano y bajamos unas escaleras que conducían a un pasillo repleto de puertas.
-Aquí vivimos todas- me sonrió - por cierto, soy Melisa.
-¿Y yo debo quedarme aquí?- pregunté cuando abrió una de las por puertas de madera vieja- necesito volver a…
-Ya no perteneces a ningún otro lado.
La miré y tragué saliva aún con mis pulsaciones aceleradas.
-Así que…-posó sus manos en mis hombros- bienvenida a tu nuevo hogar.
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La chica del antifaz// Jacaerys Velaryon & Aegon Targaryen
RomanceFANFIC HOUSE OF THE DRAGON