50.

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-¿El agua está caliente?- pregunté viendo cómo Aegon me miraba dentro de la bañera.

Cómo no obtuve respuesta dejé mi cabeza caer sobre la almohada y respiré profundamente.

-Esto no debería ser así-dijo  él al fin rompiendo aquél horrible silencio que se había creado entre nosotros.

Miré al techo jugueteando con un mechón de mi pelo.

-Tú no deberías estar aquí.

Me incorporé frunciendo el ceño.

-¿Quieres que me vaya?- pregunté viendo aún como me miraba sin gesto alguno en el rostro.

Todo se quedó de nuevo en silencio y tras suspirar exasperada con su actitud, me levanté de la cama dirigiéndome hacia él.

-¿No deseas con todas tus fuerzas darte una tregua, hacer que todo tu alrededor se pare para respirar tranquilo?- me senté en el suelo e introduje un dedo en el agua caliente de la bañera bajo su atenta mirada- tomate mi presencia como esa tregua.

-¿Cuánto tiempo durará la tregua?

-Depende de Jace…-susurré casi para mí misma.

Aegon agarró mi mano bajo el agua.

-Me gusta tu voz, siento que me tranquiliza.

-¿Ah sí?- sonreí intentando ignorar el vuelco que acababa de dar mi corazón.

-Hasta cuando pareces dispuesta a matarme me gusta.

Solté una carcajada y le salpique viendo cómo él esbozaba una sonrisa.

-Aegon…-susurré cambiando de tema- les he pedido que me preparen una habitación.

-Puedes quedarte aquí, Lyanna-frunció el ceño.

-Estoy casada y lo que ha ocurrido esta mañana no volverá a pasar-me aparté de él y me puse de pie-¿Sabes que pasaría si llegará a quedarme embarazada?

-Siempre puedes decir que es de Jace-echó la cabeza hacia atrás y cuando solo obtuvo mi silencio como respuesta, volvió a mirarme-¿O no habéis consumado el matrimonio?

-Dormiré en otro lado- esquivé su mirada dirigiéndome hacia la cama mientras veía desde el rabillo del ojo como él se levantaba y cubría su parte inferior con una toalla.

-Está bien- dijo al fin- pero no me imaginaba la tregua de esa manera.

Le miré con atención dejando que mi vista se tomará su tiempo para grabarse todo su cuerpo en mi cabeza.

-¿Cómo te la imaginabas?

Aegon caminó hacia mí en silencio y se sentó a mi lado, agarrando una de mis manos.

-En mi cabaña, muy alejados de todos.

Suspiré y negué con la cabeza.

-Debo estar aquí cuando Jace venga a por mi,y espero que cuando eso suceda me dejes ir sin intentar nada.

-Si él muriera podríamos estar…

-Si le matas o cualquiera de vosotros lo hace, jamás volverás a verme, Aegon- aparté mis manos de él- es mi esposo, nadie me obligó a casarme con él, ni me amenazaron para estar con él, es algo que decidí yo.

Aegon puso los ojos en blanco y se levantó de la cama soltando un bufido.

-Has dejado que está mañana te….-sé llevó una mano al pelo y resopló- me hablas de esposo, de que quieres volver con él, pero dejaste que está mañana te hiciera mía de nuevo.

Agaché la cabeza.

 -No he venido hasta aquí por gusto…-susurré- pero soy de carne y hueso y al final me cuesta gestionar algunos sentimientos.

-Soy el rey, puedo impedir que te maten, pero no levantaré un dedo para retrasar la muerte de Jace- caminó hacia mí y agarrándome de los brazos me levantó para que le mirara fijamente- es el hombre que mató a mi madre.

-Tú ordenaste la muerte de Rhaenyra- clavé mis ojos en él con enfado- yo tampoco debería retrasar tu muerte, y aquí estoy…

-Lamento decirte que no te dejaré volver con Jace, que si lo que busca es recuperarte deberá sentarse en el trono.

Le empujé zafandome de sus manos.

-¿Y lo que yo quiera da igual?

-Solo hago lo que quieres- volvió a agarrarme y me acercó aún más a él- sino ya habrías dejado a Jace encamarse contigo.

Me aparté de nuevo de él y caminé hacia la puerta.

-Fue un error dejarme guiar por el corazón e intentar ayudarte a superar lo de tu madre- le señalé con el dedo intentando no romper en llanto- eres una completa decepción, alguien al que deberían matar para terminar con todo esto de una vez.

Abrí la puerta y la cerré de un portazo encontrándome con los ojos de Daeron que cruzado de brazos me miraba apoyado en la pared.

-¿Mi hermano debería morir?

Me fijé en su sonrisa e inevitablemente en la daga con la que jugueteaba.

La chica del antifaz// Jacaerys Velaryon & Aegon Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora