35.

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-Si hubiera un sitio en el que quedarme de por vida elegiría este- sonreí abriendo la puerta de la cabaña de Aegon.

-Yo también- confesó él detrás de mí.

Me giré para mirarle y me mordí el labio con nerviosismo.

-Aún no te he agradecido que me salvaras la vida…-susurré viendo cómo cerraba la puerta.

-Lo volvería a hacer- se acercó a mí y pasó sus manos por mi cintura- y me pasaría la vida haciéndolo.

Y me besó con una dulzura que consiguió derretir a mi corazón.
Y olvidando todo lo que podía rondar mi cabeza correspondí su beso poniendo en el toda mi pasión.

Aegon me condujo hacia la cama sin apartar sus labios de los míos y caímos sobre ella mientras mi corazón amenazaba con salir de mi pecho.

No pensaba frenarle, no pensaba estropear aquel momento. Esa noche pensaba demostrarle todo lo que sentía por él, iba a corresponder su deseo con el que yo llevaba ocultando todo ese tiempo.

-Eres preciosa…-susurró Aegon agarrando mi rostro con una de sus manos- no he visto en mi vida una mujer tan hermosa como tú.

Apartó ligeramente la cara de la mía y rozó su nariz contra la punta de la mía, y pude verle a los ojos, unos ojos como ningunos otros, unos ojos que conseguían enloquecerme.

Su aliento era cálido, su mirada irradiaba deseo y sin poder evitarlo empecé a sentir como mi cuerpo aumentaba de temperatura.

Aegon pasó las manos por mi espalda y lentamente desabrochó mi vestido, deslizandolo con delicadeza sin apartar ni por un instante sus ojos de los míos.

Era la primera vez que estaba desnuda delante de otra persona y aún así, junto a Aegon no sentí vergüenza alguna, era como si aquella no hubiera sido la primera vez que sus dedos rozaban mi piel desnuda hasta acabar en mis pechos.

Rozó la piel sensible de mi pecho izquierdo  y se humedeció los labios desviando la vista hacia mi cuerpo.

Pero aquello sólo duró unos momentos, porque rápidamente se levantó y se desprendió de su ropa quedando solo con el pantalón.

Con un rápido movimiento terminó de deslizar mi vestido hasta acabar en el suelo y se puso a horcajadas encima de mí.

Volvió a invadir mi boca con su lengua y pasó sus manos por mi cuello, deslizandololos lentamente hasta volver a acariciar mis pechos.

-Aegon…-susurré.

Él dejó de besarme y me miró detenidamente.

-Tengo miedo-confesé.

Vi cómo él se levantaba de encima y se tumba a mi lado mientras yo le seguía con la mirada.

-¿Que color te gusta, Lyanna?

Su pregunta me sorprendió, pero a la vez me hizo soltar una carcajada.

-El lila sin duda…

Él desvió la vista hacia él techo.

-¿Y el que menos?- preguntó de nuevo.

Me lo pensé durante un segundo.

-El gris-dije al final.

Aegon agarró mi mano y entrelazó nuestros dedos.

-Pues esas serán las palabras clave- se giró para mirarme y posó sus labios sobre mi frente- si te hago daño o tienes mucho miedo solo debes decir "gris" y te doy mi palabra de que pararé en el momento.

-¿Gris?

-Eso es…- me miró como nunca antes lo había hecho nadie- te prometo que pararé.

Asentí esbozando una sonrisa. Le deseaba, le desea y era evidente que Aegon me deseaba a mí porque tras decirme aquello se puso de pie y se deshizo de su pantalón dejándome contemplarle completamente desnudo.

Tragué saliva y aparté la mirada algo avergonzada, provocando que Aegon esbozara una sonrisa mientras volvía a la cama y se tumbaba encima de mí.

-Dime si hago algo que no te gusta…-susurró mordiéndome el lóbulo de la oreja.

Cerré los ojos gimiendo al entrar de nuevo en contacto con él y mi respiración se agitó al sentir su miembro chocar contra mis piernas desnudas.

Estábamos acostados uno encima del otro y no pude evitar mirarle con el corazón completamente en los ojos, llena de felicidad, como si por fin hubiera alcanzado la libertad.

Aegon dejó atrás mi oreja y deslizó sus labios hacia mi cuello y sentí como el cuerpo se me arqueaba casi por voluntad propia, intentando pegar aún más si cabía mi cuerpo al de él.

-Quiero saber qué hacer..-susurré.

Eso provocó que Aegon dejara mi cuello para mirarme a los ojos.

-Quiero darnos placer…-confesé con timidez- que los dos participemos.

Él esbozó una sonrisa y besó mis labios de forma bastante seductora.

-Déjamelo a mí ...- susurró guiando su mano hacia mis piernas, abriéndolas aún más- hoy sólo disfruta.

Sus dedos rozaron mi intimidad e introdujo un dedo dentro de mi haciéndome  ahogar una exclamación mientras me aferraba con fuerza a su espalda.

-Aegon…-gemí cerrando los ojos.

-Estás casi lista para mí….- rozó mi oreja intentando contener sus jadeos- mojada, pero aún demasiado estrecha.

Y solté un fuerte gemido cuando introdujo un segundo dedo haciéndome casi perder el conocimiento invadida por el placer.

Sentí como me iba estirando por dentro e inconscientemente me abrí aún más de piernas dándole total libertad de hacer conmigo lo que quisiera con tal de que no parara.

-Tengo que hacerlo ya, Lyanna…-gimió- no puedo aguantar mucho más.

Y tras escucharle decir aquello contuve la respiración al sentir como sacaba los dedos y colocaba otra cosa en la entrada, algo duro, y muy caliente.

-Recuerda los colores…-dijo Aegon, apretando los dientes con fuerza.

Asentí sintiendo como me penetraba un poco y nos quedamos en silencio, solo interrumpidos por los fuertes latidos que resonaban de nuestros corazones.

Deslizó su miembro un poco más y dejó caer sus brazos en la cama tensando todo su cuerpo.

-Recuerda los colores- gimió cuando rozó con su miembro mi virginidad.

Y de un solo movimiento, me embistió fuerte, enterrándolo se dentro de mi hasta saber que estaba totalmente dentro de mi.

-Lyanna…-jadeó.

Sentí como se movía ligeramente, intentando hacerlo de forma lenta, pero tras morderme el labio, pasé mis manos por su nuca atrayéndolo más hacia mi.

-Lila…-susurré cerca de su oído provocando que él sonriera y se relajara.

Solo entonces besó de nuevo mis labios y aceleró las embestidas mientras yo gemía sintiendo un placer tan intenso que era imposible de describir.

Respiré rápido, dejándome llevar por completo y jadeé bajo él sintiéndome llena por completo.

Y de golpe, sin apenas previo aviso, tensé mi cuerpo y me estremecí soltando un fuerte gemido de placer mirando como Aegon con los ojos cerrados me embestía con más fuerza al mismo tiempo que soltaba un grito derramándose dentro de mi.

Los minutos después de que él se dejara caer sobre mi transcurrieron en silencio, solo se movían nuestros pechos intentando recuperar el aire perdido y nuestras manos se entrelazaron en un precioso acto de amor.

-No sé cuánto tiempo estaremos juntos,ni si este lugar podrá ser secreto por mucho tiempo,  pero te aseguro que si me das la oportunidad, aprovecharé cada momento que la vida nos regale para demostrarte que….

Aegon no terminó su frase, se incorporó para mirarme y besó la punta de mi nariz, casi provocando que las lágrimas salieran por mis ojos.

Nuestras miradas se cruzaron y no hizo falta que terminará su frase porque en aquel momento lo comprendí.

Aquel hombre me amaba y yo había perdido completamente la cabeza por él.

La chica del antifaz// Jacaerys Velaryon & Aegon Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora