22.

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-Rocadragón es preciosa- Baela se tumbó en mi cama y me miró con un ligero brillo en la mirada- pero Marcaderiva es otra historia.

-Te llevaré en mi dragón a recorrer el mar y luego nos daremos un chapuzón- río ella provocando mi risa.

-¿Y será justo después de la boda?

Baela asintió soltando un largo suspiro.

-¿Puedo confesarte algo?

La miré con atención.

-No creo que haya mejor hombre que Jace, tan leal, amable, de buen corazón…- se quedó en silencio-  pero, creo que le gustas tú.

Me ruboricé de inmediato esquivando su mirada.

-Y he visto cómo actúas cuando pasa cerca, es como si yo hubiese entrado en medio de una historia de amor.

-Me ofreció ser su amante-confesé- jamás pensé que alguien como él me lo pediría.

-¿Aceptaste?-preguntó.

Negué con la cabeza sintiendo una extraña sensación dentro de mi.

-Nunca lo haría, y menos ahora.

Baela me sonrió y levantándose de la cama tiró de mi mano.

-¿Puedo confesarte otra cosa?

Asentí.

-Pensé que lo harías- tragó saliva- y creo que no sería capaz de soportar que…

Se quedó en silencio cuando escuchamos unos golpes procedentes de la pared.

Las dos nos miramos a la vez sin entender nada y casi al mismo tiempo seguimos el sonido de los golpes hasta que yo coloqué mi oreja en una de las paredes escuchando asombrada los golpes de nuevo.

-Hay alguien tras la pared ..-susurró Baela.

Toqué aquella pared, en busca de algo que me permitiera abrirla, y en cuanto la empujé levemente, la puerta se abrió de golpe.

Baela fue la primera en gritar cuando un hombre al que jamás habíamos visto nos observó desde lo que parecía ser un oscuro pasadizo.

Desvíe rápidamente la vista hacia la daga que llevaba en la mano y me apresuré a cerrar de nuevo la puerta provocando que aquel individuo me golpeara con fuerza.

-¡Lyanna!- gritó Baela.

Caí al suelo, momento que aprovechó aquel hombre para colarse en mis aposentos y dirigirse hacia Baela.

Me levanté con el corazón apunto de pararse y me lancé encima de él antes de que llegara a tocar a Baela.

Ella gritó despavorida intentando huir de él cuando aquel hombre me lanzó hacia la esquina de la habitación. Corrió hacia la puerta, pero él la agarró del pelo obligándola a retroceder y lanzándola contra el suelo se sentó encima de ella.

-¡Sueltala!- grité corriendo hacia la puerta que no tardé en abrir y gritar a pleno pulmón.

Me giré para intentar defender a Baela y me quedé paralizada al ver cómo aquel hombre enterraba su daga en el pecho de Baela al mismo tiempo que Jace llegaba corriendo por el pasillo.

Solo fui capaz de señalar al hombre que se escabulló por el pasadizo antes de sentir como las piernas comenzaban a fallarme.

-¡¿Qué ha pasado?!- Aemond fue el segundo en llegar, apartando a Jace del medio para ver cómo Baela se desangraba en el suelo.

Jace enfurecido corrió entrando en aquél pasadizo y yo le seguí incapaz de poder contener mi rabia.

¡La había matado! ¿Qué motivo tenía para arrebatarme a mi hermana?

Agarré el vestido con enfado y busque a Jace por los cientos de pasillos que había en aquél lugar.

La voz de Daemon gritando de fondo me sobresaltó y eché a correr de nuevo en busca de Jace.

Para mí sorpresa, no fue Jace a quien me encontré, sino al asesino de Baela que con la respiración agitada me miraba a escasos metros de distancia.

-¡¿Quién eres?!- grité rompiendo en llanto-¡¿Quién eres?!

Su única respuesta fue caminar hacia mí provocando que yo retrocediera hacia atrás resbalando con el vestido.

Con fuerza me golpeó en el rostro, pero antes de darme el segundo golpe alguien tiró de él hacia atrás.

Sollocé con fuerza asustada como nunca antes en mi vida viendo cómo Aegon le propinaba un puñetazo y le agarraba con fuerza de la camisa al mismo tiempo que llegaba Aemond y Jace tras él.

Aemond sacó su espada, pero Jace posó su mano encima de ella completamente roto.

-¡Le quiero con vida!- gritó.

Aegon sacó su daga apuntando con ella.

-¡Le quiero con vida- gritó de nuevo Jace obligando a Aegon a apartarse-¡ Será Daemon el que se encargue de él!

Aegon apartó la vista de Jace y caminó apresuradamente hacia mí, se agachó a mi lado y pasó su dedo por mi mentón para observar mi rostro adolorido.

-¿Te ha hecho algo más?- preguntó.

Pero no esperó mi respuesta, se levantó y volvió a dirigirse hacia el asesino.

-Siento mucho que Daemon no pueda desahogarse- apartó a Jace de un empujón y clavó su daga en el estómago del hombre provocando que este cayera de rodillas ante él.

-¡¿Qué has hecho?!- Jace empujó Aegon contra la pared-¡No te correspondía a ti!

Aemond se acercó al hombre y le rebanó el cuello provocando que yo me llevará un mano a la boca con náuseas.

-¡Llévatela!-espetó Aegon dirigiéndose hacia su hermano mientras Jace le mantenía contra la pared.

Me puse de pie rota por dentro y no opuse resistencia cuando Aemond me cogió en brazos tras guardar su espada.

Lloré en silencio hasta llegar de nuevo a mis aposentos y me zafé de los brazos de Aemond corriendo hacia Daemon que miraba a un punto fijo mientras los maestres se llevaban el cuerpo sin vida de Baela.

Sentí como Daemon me rodeaba e intentaba calmar mi temblor acariciando mi espalda.

-¿Te ha hecho algo?

-Nada importante-dije en un hilo de voz.

-Despídete de Desembarco del Rey, mañana mismo partiremos a Rocadragón.

Asentí viendo cómo Aegon entraba detrás de Jace y aparté la mirada de él incapaz de comprender cómo en apenas unas horas todo mi mundo se había desmoronado.

La chica del antifaz// Jacaerys Velaryon & Aegon Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora