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AEGON

Estaba claro que no sería fácil, ¿Acaso algo lo es en esta vida?

Me había cansado de advertir a aquella hermosa chica de sonrisa nerviosa y pelo dorado que lo nuestro no funcionaría, que la guerra acabaría estallando y que ella y yo estábamos destinados a ser enemigos.

Pero no sé en qué momento de mi absurda existencia esa misma chica ingenua hizo que me diera igual que el mundo ardiera a nuestro alrededor mientras yo pudiera sostener su mano.

¿Acaso fueron sus ojos llenos de vida o como apretaba los labios cuando estaba enfadada lo que comenzó a enloquecerme?

No sé cómo fue, pero llegó un momento que solo quería ser yo el que le diera los buenos días cuando aún tuviera el pelo revuelto y los ojos llenos de sueño, solo quería ser yo el que la escuchara gemir o reir de esa forma tan bonita.

No sé cuándo me empezó a gustar verla dormir, observarla durante horas, con miedo de que abriera los ojos y me preguntara "¿Que haces?". Por eso siempre cerraba los ojos al presentir que los suyos se iban a abrir, para dejar que pensara que ella había sido la primera en despertar, para dejarla creer que mi indiferencia era real y que no supiera que desde aquella noche en la cabaña que compartió conmigo yo ya había caído rendido a sus pies.

Esa chica me hizo enamorarme sin saber nada sobre ella y me hizo darme cuenta de que antes de ella yo tampoco me conocía en absoluto. ¿Quién me iba a decir que dejaría de lado todo en lo que había creído en ese momento solo por verla sonreír una vez más?

Y ahora mientras me llevaba las manos a la espalda con nerviosismo esperaba a que apareciera del brazo de Daemon la mujer que ese mismo día en aquellos jardines de la Fortaleza Roja se convertiría en mi esposa, en mi amada esposa.

La misma mujer que me había hecho el amor como nadie antes había hecho, y no me refiero en absoluto al sexo, lo suyo fue sorprendentemente diferente. Se desnudó ante mí y me dejó conocer la debilidad y el temor, me hizo conocerla realmente; y aunque me resistí a todo aquello, al final siempre acababa rendido a sus pies, sin excepciones.

Era consciente de que no la merecía y que jamás estaría a su altura, pero cuando la vi entrar en aquél jardín y comenzar a caminar hacia mí,un terrible nudo ocupó toda mi garganta obligándome a morderme el interior del labio para intentar disimularlo.

Jamás había sentido el amor verdadero y jamás iba a querer sentirlo si no se llamaba como ella.

-Hola..-susurró ella con nerviosismo al llegar a mi.

Sus ojos claros me miraron fijamente y como siempre, a mí me empezaron a sudar las manos sin saber cómo reaccionar. ¿Cómo podía ser tan hermosa?

Suspiré desviando a la misma vez que ella la vista hacia el Septón Supremo que había comenzado a hablar hacía un rato.

Los invitados detrás de nosotros estaban completamente en silencio, y por un momento temí que todos escucharan los latidos acelerados de mi corazón.

-Yo soy tuyo y tú eres mía-dije casi sin reconocer mi voz.

Lyanna sonrió y agachó la cabeza con timidez.

-Yo soy tuya y tú eres mío.

La miré y me humedecí los labios incapaz de continuar callado.

-¿Crees en el destino, Lyanna?

Él Septón se quedó en silencio, arqueando una ceja algo molesto al interrumpirle.

Ella levantó la vista y volvió a sonreír avergonzada. Llevaba un hermoso vestido lila y una corona repleta de flores que hacía que la mirara con admiración. Joder, ¿Cómo podía ser tan bella?

-¿Crees que nosotros estábamos destinados?

-Supongo que sí- contestó ella ruborizándose- mis latidos sonaban a ti incluso antes de conocerte.

Esbocé una amplia sonrisa, satisfecho con su respuesta.

-Ya está- miré de nuevo al Septón- solo quería confirmarlo.

Lyanna soltó una carcajada acompañada de la gente que nos había acompañado aquel día.

-En presencia de los dioses yo os declaro- el Septón se aclaró la garganta aún molesto- a Aegon de la casa Targaryen y a Lyanna de la casa Targaryen, marido y mujer, un solo cuerpo, una sola sangre, un solo corazón, hoy y siempre.

Y así fue como acabé al fin casándome con la mujer que amaba, con la madre de mi hija y de mis futuros hijos.

Y ojalá algún día de estos se de cuenta de que el resto del mundo me da igual cuando la miro a los ojos.

Que se de cuenta de que ella es única.

Que ella es mía.

FIN.

Y si os preguntáis que pasó con Daeron y Luke…. 

Bueno….eso es otra historia que implica añadir a una hermosa chica de pelo castaño procedente de Invernalia y a otro chico con parche en el ojo que ya todos conocemos.

¿Queréis saber más?

Os espero en la siguiente historia: "La loba y el dragón"

Os leo.

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La chica del antifaz// Jacaerys Velaryon & Aegon Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora