55.

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Cuando sobrevolamos el castillo de Antigua, tuve que girarme para ver cómo Daeron miraba asombrado lo mismo que yo. ¿Qué hacía Vaghar allí?

Daeron con la mandíbula tensa tiró de las cuerdas de Tessarion y le ordenó descender hacia la entrada de aquel castillo.

En cuanto pisamos tierra y bajamos del dragón, nos recibió Aemond con una amplia sonrisa en el rostro.

-Ya he visto que no has estado perdiendo el tiempo.

La broma de Aemond enfureció a Daeron que caminando hacia él le propinó un fuerte puñetazo a la misma vez que Otto salía del castillo interrumpiendo aquel momento.

-¡¿Dónde has estado?!- Otto agarró a Daeron de la camisa y le separó de Aemond-¡Creíamos que habías muerto!

Solo entonces  al percatarse de mi presencia, soltó a su nieto fijando su mirada en mi.

-¿Qué diablos hace la hija de Daemon aquí?

-La he traído yo- contestó Daeron impidiendo a Otto acercarse a mi- y nadie le tocará ni un pelo.

Desvíe la vista hacia Aemond que me sonreía dirigiendo su mirada hacia mi vientre.

-La última vez que nos vimos dijiste que no te metías en cama de cualquier verde- su sonrisa se ensanchó- ahora solo te quedo yo.

-Lyanna está aquí como mi futura esposa y madre de mi hijo- Daeron caminó hacia atrás sin apartar la mirada de Aemond- espero que no tenga que deciros cómo debéis dirigiros a ella.

Agarró mi mano bajo la atenta mirada de todos y caminó conmigo al interior del castillo sin que nadie se opusiera, intentando asimilar aún la información que les había proporcionado Daeron.

-Te llevaré a mis aposentos- caminó a paso acelerado por el castillo hasta que yo le obligué a frenar.

-¿Estás bien?- pregunté.

-He estado como un idiota arriesgando mi vida para encontrar a Aemond y él estaba aquí como si nada- contestó tirando de nuevo de mi y abriendo la puerta de una habitación inmensa con una gran cama en medio.

-Este lugar es precioso…-susurré- ¿Siempre has tenido estos aposentos?

-Ahora serán tanto tuyos cómo míos- contestó- no dejaré que duermas en ningún otro lado hasta asegurarme de que nadie te hará nada.

-Si tanto miedo tenías no deberías de haberme traído aquí- me giré para mirarle.

Cuando fue a contestarme, unos golpes en la puerta hicieron que se diera la vuelta y la abriera para clavar la mirada en su abuelo.

-Deberíamos hablar, Daeron- dijo carraspeando con la garganta- hay temas que apremian.

Él me dedicó una mirada y sin decirme nada más salió de nuestros aposentos dejándome completamente sola en un lugar que desconocía por completo.

-Bueno…-paseé por la habitación llevándome una mano al vientre- aquí nacerás pequeñín, y te prometo que serás querido por todos, de eso por lo visto ya se encargará tu tío.

Sonreí y me senté en la cama sintiendo una pequeña patadita.

-Ya veo que te gusta Antigua…

Suspiré y me dejé caer en la cama desviando la vista hacia el techo donde una enorme estrella de siete puntas lo adornaba.

Había conseguido en Daeron lo que llevaba casi mi vida entera buscando y anhelando. Amor incondicional, y no ese típico amor con el que ciertamente había fantaseado. El amor que Daeron y yo nos teníamos era diferente, mágico, fraternal, como el hermano que siempre había querido tener. Un amor que me nacía del pecho al ver en sus ojos el reflejo de los de Aegon.

Tragué saliva y me incorporé para ver cómo Helena abría la puerta de mis aposentos y desviaba la vista hacia mi vientre.

-Enhorabuena-dijo secamente.

-¿Qué tal?- pregunté viendo cómo cerraba la puerta a sus espaldas y caminaba hacia mi.

-¿Vienes por él?-preguntó.

Fruncí el ceño.

-¿Por quién?

Mi pregunta pareció haberla sorprendido porque por un momento miró hacia todos lados sin saber muy bien que contestar.

-Lo siento…-caminó hacia atrás con nerviosismo y sin decir ni una palabra más abrió la puerta y se marchó apresuradamente.

¿A quién se refería? ¿A Daeron?

Me levanté intrigada de la cama y fui tras ella, pero solo logré confundirme más al verla chocar contra una de las sirvientas y pedir disculpas mientras se giraba para mirarme con un rostro repleto de miedo y angustia.

¿A qué venía todo eso?

La chica del antifaz// Jacaerys Velaryon & Aegon Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora