33.

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Ese mismo día en el que hablé con Daemon fueron enviados cientos de cuervos a todos los rincones del reino.

Y una luna después me asomé emocionada a la ventana para ver cómo llegaban barcos y carruajes a Rocadragón dispuestos a acudir a un gran banquete en el que se anunciaría mi compromiso oficialmente con Jacaerys Velaryon.

Pero mi corazón solo aumentó sus latidos cuando tres enormes dragones sobrevolaron el castillo provocando que yo solo pudiera centrar mi mirada en el dorado.

Me sequé el sudor de mis manos en el vestido mientras escuchaba detrás de mí los pasos de Rhaenyra.

-Tienes que estar tranquila- apoyó sus manos en mis hombros- la cena será algo que todos recordarán de por vida.

Me giré para mirarla, viendo como ella me dedicaba una amplia sonrisa.

-Jamás pensé que acabaría siendo la esposa de alguien como Jace- me sonrojé agachando la cabeza.

-Era tu destino, querida- su voz me recordó a la de mi madre- que nadie te haga pensar lo contrario.

Escuché el rugir de los dragones fuera e inevitablemente el vello de mi cuerpo se erizó.

La puerta de mis aposentos se abrió y Jace asomó la cabeza esbozando una sonrisa al vernos juntas.

-Creo que deberíamos ir ya a recibir a los invitados de esta noche.

Tragué saliva y seguí a Rhaenyra fuera de mis aposentos mientras sentía la mirada de Jace sobre mi por todo el pasillo. Era evidente que algo le inquietaba, algo debía de molestarle a tal punto que carraspeó con la garganta y agarró mi mano provocando que yo dejara de caminar.

 -¿Pasa algo?- pregunté.

Rhaenyra se giró para mirarnos.

-Pienso que deberían vernos agarrados de la mano- contestó él mirándome.

Asentí con nerviosismo y volvimos a retomar nuestros pasos sintiéndome algo incómoda. ¿Era necesario ir agarrados de la mano?

Rhaenyra se separó de nosotros en cuanto llegamos al salón principal para acudir junto a su marido a recibir a los invitados, y yo solté la mano de Jace cuando Helena se acercó a mí con una sonrisa en el rostro.

-Enhorabuena por el compromiso- me abrazó y desvío la vista hacia Jace- espero que seáis muy felices.

-Lo seremos- respondió Jace.

Yo en cambio sonreí desviando la vista disimuladamente hacia la puerta donde Aemond entró acompañado de Ser Criston Cole.

Tuve ganas de preguntar por Aegon, ¿Dónde se había metido? 

Pero contuve mi lengua y saludé con la cabeza a otros invitados.

Jace no tardó en dejarme atrás al ver a algún conocido, y solo entonces di un paso hacia Helena, intentando que nadie nos escuchara.

-¿Dónde está Aegon?

Mi pregunta la hizo sonreír.

-Vas a casarte,Lyanna, ¿Cómo puedes tener el poco descaro de preguntarme por mi esposo en la fiesta de tu compromiso?

-¿Vas a decirmelo?

-Le he visto dirigirse al despacho de Daemon junto a una chica- puso los ojos en blanco- no hay nada que se pueda hacer en esta vida para que ese hombre siente la cabeza.

La miré frunciendo el ceño, y agarrando mi vestido bajé los tres escalones de aquel salón y caminé decidida hacia el despacho de mi padre.

¿Estaba con otra mujer? ¿Eso es lo que yo había sido para él?

Abrí la puerta de golpe y me quedé paralizada al ver a Catelyn sobre el escritorio con las piernas abiertas y el vestido remangado, la misma Catelyn que se moría de ganas de casarse con Jacaerys cuando yo aún era su sirvienta.

Dejé de mirarla y centré esta vez mi atención en Aegon que me miraba con sus manos apoyadas en las rodillas desnudas de ella.

Resoplé y cerré la puerta de golpe sintiendo como un inmenso nudo se formaba en mi garganta.

¿Cómo había sido tan estúpida de pensar que yo era especial para él?

Caminé apresuradamente por el pasillo, pero de repente sentí una mano aferrarse a mi brazo e impedirme seguir avanzando.

-Suéltame o te juro que gritaré- amenacé a Aegon viendo cómo se abrochaba el pantalón.

Mis ojos se llenaron de lágrimas de impotencia y con fuerza le propiné un empujón.

-Eres un maldito desgraciado- sollocé sintiéndome ridícula por hacerlo.

Catelyn salió del despacho y me miró esbozando una sonrisa.

-Pero ¿Por qué lloras cariño?- se burló peinándose el pelo con los dedos- si tú ya tienes a…

Me zafé de la mano de Aegon y caminé hacia ella. En ese momento no lo pensé, ni siquiera me percaté de si alguien nos miraba o no, estaba tan cegada por la rabia y la traición que con todas las fuerzas que pude la abofeteé haciéndola retroceder hacia atrás.

-¡Lyanna!- Aegon me agarró con fuerza de la cintura separándome de ella.

-¿Se puede saber qué está pasando aquí?- preguntó Aemond caminando hacia nosotros.

-Llévate a….-Aegon miró a Catelyn frunciendo el ceño- perdón..¿Cómo te llamabas?

Ella le miró con enfado y dándole un empujón a Aemond se fue por el pasillo soltando palabras malsonantes.

-Yo me encargo- dijo esta vez Aegon mirando a su hermano mientras me obligaba a entrar en el despacho.

Cuando me soltó me llevé las manos al pelo histérica.

-Lyanna- la voz de Aegon parecía más seria de lo normal cuando cerró la puerta- ¿Se puede saber que diablo piensas que haces?

Le miré con el rostro repleto de lágrimas.

-Te has acostado con ella…

-No me has dejado- puso los ojos en blanco dando un paso hacia mí- y si así fuera tu no tienes derecho a reclamarme nada.

-Pensé…. pensé que lo nuestro era algo diferente- sorbí por la nariz dando un paso hacia atrás cuando él intentó acercarse a mí- he estado como una idiota rechazando cualquier acercamiento con Jace porque pensaba que tú…

-¿Que yo qué?- se acercó a mí y me agarró de las manos con fuerza, tanta que hice una mueca de dolor- te dije que no te hicieras expectativas altas conmigo, Lyanna.

Me miró y relajó la dureza de su rostro soltándome.

-Me dijiste que querías conocerme- abrió los brazos- pues este soy yo.

-Y me pareces repugnante…-murmuré apartandome de él y saliendo del despacho- en cuanto esta celebración acabe, espero no tener que verte nunca más en mi vida.

Miré a Aemond que aún seguía en el pasillo y caminé secándome las lágrimas para aparentar normalidad.

No iba a dejarme hundir por algo así. Aegon había matado mi ilusión y se había encargado de destruir las ganas que tenía de verlo.

Desvíe la vista hacia Jace que hablaba divertido junto a Luke y Daemon. 

Sin perder tiempo caminé hacia él y entrelacé nuestros dedos llamando la atención de los tres.

-¿Estás bien?- preguntó Luke frunciendo el ceño al ver mis ojos algo rojizos.

Miré a Jace y asentí.

-Voy a casarme con Jace- besé su mejilla bajo la atenta mirada de ellos- no podría estar más feliz.

Y mentí sabiendo que desde ese mismo momento mi vida se resumiría en una simple palabra.

Mentira.







La chica del antifaz// Jacaerys Velaryon & Aegon Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora