53.

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Habían pasado tantas lunas que ya había perdido la cuenta. Me había pasado todo ese tiempo sentada en el suelo con las llemas de mis dedos dibujando líneas en el inmenso cristal de aquella cabaña en la que se había vuelto mi nuevo hogar.

No había vuelto a Desembarco del Rey después de todo lo que pasó, ni fui capaz de ir a Rocadragón y ver a los que consideraba mis asesinos.

Simplemente había decidido quedarme quieta, quedarme justo donde todo comenzó, donde ya sentía que era demasiado tarde para retroceder.

-Ya estoy aquí- Daeron abrió la puerta y me miró frunciendo el ceño caminando hacia mí- te he dicho centenares de veces que en tu estado no puedes pasarte el día entero en el suelo.

Me ayudó a levantar mientras yo me llevaba una mano al vientre.

-¿Dónde has estado?- pregunté dejando que me acompañara a la cama- el bebé me ha dado unas patadas que te hubiera encantado sentir.

Daeron sonrió sentándose a mi lado en la cama.

-Sigo buscando a Aemond, intentando buscar pistas sin que los negros puedan verme.

-Oh- puse los ojos en blanco- deja ya ese tema, ¿No ves que si mi padre llega a verte puedes acabar muy mal parado?

Daeron elevó un ceja y pasó su mano por mi vientre ignorando mis advertencias.

-¿Has pensado ya qué nombre le pondrás?

Me llevé un dedo al labio y miré hacia el techo sacándole otra sonrisa a Daeron.

-Si es niño lo tengo claro- le miré sintiendo sus caricias sobre mi vientre- se llamará Aegon.

Daeron apartó sus manos y las apoyó en la cama echándose hacia atrás.

-¿Y si es niña?

-Te dejaré decidirlo a ti.

Mi respuesta le sorprendió tanto que provocó que se levantará de la cama mientras una ligera sonrisa se iba formando en su rostro.

-Rhaenys me gusta- dijo al fin.

-Pues ya está decidido- me tumbé apoyando la cabeza en la almohada- pero deberás prometerme que desistiras en tu interés de buscar a Aemond.

-Es mi hermano, Lyanna- se pasó una mano por su blanquecino pelo- ¿Crees que a él no le alegrará saber lo tuyo?

Fruncí el ceño.

-No se te ocurra decirle nada si le ves-le apunté con el dedo- esto es algo solo nuestro.

Daeron sonrió de medio lado y metiéndose la mano en el bolsillo sacó un pastelito.

-¿Es para mí?

-Es para Rhaenys-contestó él acercándose a mí- a lo mejor así me convierto en su tío preferido.

-Ya eres su tío preferido..-susurré.

Cogí el pastelito y lo mordí saboreando el dulzor del azúcar y la acidez de la fresa.

-Más le vale- se sentó de nuevo a mi lado- estoy moviéndome sin dragón solo para que nadie os descubra.

Suspiré dándole el último trozo del pastelito.

-Si seguimos sin noticias de Aemond, pronto deberemos viajar a Antigua-dijo cogiendo el pastel y hablando con la boca llena- ya han pasado ocho lunas y debes de estar a punto de dar a luz.

-Prefiero hacerlo aquí.

-Me da igual lo que prefieras, no dejaré que ese niño nazca sin un maestre al lado.

Me crucé de brazos y suspiré mirando al techo.

-A veces suena su risa cuando está todo en silencio, sobre todo cuando tú te vas y me quedo sola, mirando por esa gran ventana- intenté ignorar el nudo que últimamente se había acostumbrado a vivir en mi garganta- si mi parto se complica debes decidir salvar al bebé.

Daeron se deshizo de sus botas y se tumbó a mi lado.

-No digas tonterías,Lyanna- agarró mi mano provocando que desviara la vista hacia él- vivirás y lucharás por ese niño.

Continúe mirándole mientras él pasaba su mano para limpiar mis lágrimas.

-Nos iremos pronto a Antigua, los Hightower no hablarán del tema con nadie, dado que el niño será bastardo.

Fruncí el ceño y asentí apoyando mi cabeza en su hombro.

-De todos modos estoy contigo, yo jamás dejaría que algo malo te pasara.

Nos quedamos en silencio, perdidos en nuestros pensamientos hasta que yo tras pensarlo detenidamente comencé a hablar.

-¿Y si voy a la Fortaleza Roja?

Él se apartó de mí y me miró con atención.

-Ahora el rey es Jace y yo aún sigo siendo su esposa, si me viera mi padre, no dejaría que nada malo me pasará a mi ni a…

-¿Cómo puedes ser tan ingenua?- preguntó Daeron levantándose de la cama con enfado- ese tipo fue el mismo que te golpeó en la entrada de la fortaleza roja, si te viera llegar embarazada de un hijo que no es suyo, te matará.

-No conoces a Jace, el jamás…

-He estado por el pueblo,Lyanna, sé lo que comenta la gente, Jace está buscando nueva esposa y el único que te sigue buscando es Daemon porque a Jace jamás le interesaste.

Tragué saliva.

-Nos iremos a Antigua y tu hijo nacerá junto a mi.

Suspiré viendo cómo se alejaba de mí y abría la puerta saliendo de la cabaña.

Había pasado ocho lunas junto a Daeron y ya le conocía lo suficiente como para saber que su temperamento siempre le jugaba malas pasadas, pero también le conocía lo suficiente para saber que tras esa puerta estaba esperando a que yo saliera para solucionarlo.

Y no me hice de rogar, me levanté de la cama y caminé hacia la puerta. Pero tras abrirla me quedé helada al ver a un guardia del castillo mirarnos fijamente.

Sus ojos pasaban de Daeron a mi, y de mi a Daeron mientras preparaba su espada para atacar a Daeron.

Era evidente que mi padre le había enviado, que me seguía buscando sin dar tregua, pero cuando vi a Daeron en peligro, todas mis ideas de volver a la Fortaleza Roja se desvanecieron.

-¡Daeron!- grité cuando el guardia le atacó.

La chica del antifaz// Jacaerys Velaryon & Aegon Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora