-Mi padre se llama Daemon- fue Baela la que rompió aquél horrible silencio que se había formado en aquella cocina- jinete de Caraxes y hermano de nuestro queridísimo rey Viserys.
Pero nosotros seguíamos mirándonos, intentando averiguar de que nos podíamos conocer aquel hombre y yo si jamás nos habíamos visto antes.
¿O si?
-Te buscaba para que fueras tú la qué- Baela dejó atrás a su padre y caminó hacia mí con una amplia sonrisa- bueno…pensaba tener una cena algo íntima con Jace y creo que él se sentiría algo más cómodo contigo.
-¿Conmigo?
-Pienso que os lleváis bien- sonrió de nuevo- pienso que le agradará y relajara que nos sirvas tú la comida y no una completa desconocida.
Asentí.
-Lo haré encantada..-desvié de nuevo la vista hacia Daemon- ¿Será hoy?
La vi asentir por el rabillo del ojo.
-Será un placer entonces.
Ella miró a su padre y frunció el ceño al darse cuenta de cómo me miraba, incapaz al igual que yo de apartar los ojos de los míos.
-Y ahora- Delnay interrumpió aquel momento- vete a tu habitación para descansar.
Asentí y como pude caminé hacia las escaleras.
-¿Qué te ha pasado?- Daemon me hizo volver a girar la cabeza adolorida.
-Preguntele a Delnay- la fulminé con la mirada- nadie mejor que ella para contárselo.
Y sin decir nada más bajé las escaleras como pude mientras intentaba hacer memoria y recordar de qué me sonaba el padre de Baela. ¿Acaso había ido alguna vez a visitar a Lord Borros?
Entré en mi habitación y me sorprendí al encontrarme encima de mi cama una rosa, tan roja y fresca que aún conservaba las gotas de agua.
Frunciendo el ceño me acerqué lentamente a la cama y la agarré entre mis manos escuchando como la puerta se abría detrás de mí.
-¿Te ha gustado?
Me giré para mirar a Melisa que apoyando sus manos en mis hombros me miraba con una sonrisa pícara.
-¿Has sido tú?- pregunté.
-El príncipe Jacaerys…-susurró- sé que te dije que te alejaras de los príncipes de este castillo, pero…
Se mordió el labio arrebatándome la rosa de la mano.
-Jamás un príncipe nos había dado algo semejante.
La miré con atención mientras ella se alejaba de mí para caer encima de mi cama.
-Le vi entrar a hurtadillas con la flor en la mano- hundíò su nariz entre los pétalos- ¿No es romántico?
-Está prometido-dije con sequedad.
-El otro día me hablabas de amor, y ahora ¿Te preocupa ese insignificante detalle?
-¿Insignificante?- caminé hacia ella y le quité la rosa lanzándola contra la pared- tú fuiste la que me dijiste que ellos no eran una opción.
Melisa puso los ojos en blanco.
-Nací en este castillo- comentó ella dejando que su mirada se posará en el techo- y he estado en los aposentos de los dos príncipes- suspiró - alguna que otra vez hasta del mismísimo rey.
Tragué saliva horrorizada.
-Y no precisamente por placer- vi como sus ojos se llenaban de lágrimas- ellos son príncipes y yo una simple sirvienta que teme que la maten si no acata las órdenes de…
-Eso es horrible..-me senté a su lado y agarré su mano.
-Cuando no significas nada para ellos nadie te tiene en consideración, así que sufrí bastantes humillaciones y abusos- apretó su mano a la mía con fuerza- Viserys es el más normal de los tres, Aemond y Aegon son otro asunto que tratar.
Pasé mi dedo por su mejilla limpiando sus lágrimas.
-Ellos te torturan, te golpean y te violan hasta cansarse- puso los ojos en blanco sorbiendo por la nariz- o al menos Aegon, Aemond no es tan cruel como parece o si lo comparamos con Aegon no lo es tanto.
Se incorporó acercándose más a mi.
-Delnay lo permite- sollozó está vez con fuerza hundiendo su cabeza en mi pecho- ella dice protegernos y cuidarnos, pero deja que los príncipes nos violen a su antojo.
La rodeé con mis brazos con el corazón en un puño.
-Jace en cambio….
Levantó la cabeza y me miró entre lágrimas.
-El nunca ha pedido que acudamos a sus aposentos, siempre nos ha tratado con respeto y amabilidad.
Suspiré recordando como me defendió de Catelyn en Rocadragón.
Pasé mi mano por su espalda y volví a abrazarla con fuerza.
-¿Cómo has podido soportar tanto?
Ella volvió a llorar aferrándose a mi con fuerza mientras se encogía de hombros.
-Yo ya me he acostumbrado a vivir así- se apartó de nuevo de mí- no dejes que te rompan como lo hicieron conmigo, Lyanna.
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La chica del antifaz// Jacaerys Velaryon & Aegon Targaryen
RomanceFANFIC HOUSE OF THE DRAGON